Durante la jornada de este jueves, la presencia de una especie marina de color rojo sobre las orillas de la costanera céntrica de Comodoro llamó poderosamente la atención de quienes visitaron el sector costero.

Los pescadores de la zona, en diálogo con ADNSUR, en principio indicaron que se trataría de los conocidos “piojos de mar”.

En tanto, Martín Varisco, docente de la UNPSJB e investigador del CONICET, explicó a ADNSUR que esta especie es conocida como “bogavante” o “langostilla” en nuestra zona. El nombre científico fue cambiado recientemente. Hasta hace algunos años, la ciencia lo denominaba “Munida gregaria”, y ahora se llama “Grimothea gregaria”.

Gran cantidad de aves en la costanera de Comodoro, ante la presencia de langostillas. Foto: ADNSUR
Gran cantidad de aves en la costanera de Comodoro, ante la presencia de langostillas. Foto: ADNSUR

“Es una especie muy abundante en toda la plataforma argentina, y particularmente en la zona del Golfo San Jorge. Se distribuye en áreas costeras, desde el borde de la restinga hasta 150 metros, aproximadamente”, señaló Varisco.

Es un crustáceo, al igual que cangrejos y langostas. La presencia de esta especie es común durante todo el año, muy abundante, y se valora como “clave” en la estructuración del ecosistema de plataforma del mar argentino, y sobre todo en el Golfo San Jorge.

“La especie ocupa una posición ‘trófica’ en la red alimentaria, porque se alimenta de niveles basales, incluso detritos y es presa de los principales recursos pesqueros de nuestro país, como la merluza, la centolla, calamares. Incluso, actualmente hay registro de que las ballenas en nuestra zona están alimentándose de la langostilla”, puntualizó el investigador del CONICET.

El éxito de esta especie se debe a que “es capaz de explotar diferentes nichos tróficos”, entendiendo como nichos a “la capacidad de desarrollar distintas funciones dentro del ecosistema”. “No sólo en el habitat físico que ocupan, sino en la posición que tienen en el flujo de la energía y en la redes tróficas”, detalló. 

CÓMO VIVEN

La langostilla puede adoptar dos formas de vida: una puede vivir en el fondo, conocida como “bentónica”, que se alimenta principalmente de materia orgánica en descomposición, de detritos y restos de otros organismos. 

Y tiene una segunda forma, “pelágica”, que vive en la columna de agua durante gran parte de su vida, sobre todo durante la etapa juvenil, donde se alimenta de otros recursos, de fitoplancton, de zooplancton, y cuando es adulta pasa más tiempo en el fondo alimentándose.

“Lo que nosotros vemos generalmente en nuestras playas son organismos que corresponden a la segunda forma (pelágica), que vive en la columna de agua, nadando. En determinados períodos y al ser tan abundantes se acercan a la costa, y si bien no está bien establecido por qué ocurren estas arribazones como las que observamos hoy, una de las hipótesis es que, al ser malos nadadores, terminan siendo llevados por las corrientes de marea hacia nuestras playas”, destacó.

Eventos similares a este ya fueron registrados en el Golfo hace tiempo atrás, puntualmente en los años 2005, 2006, 2007, 2008, “fueron bastante frecuentes”, remarcó el docente de la UNPSJB.

“La especie es muy frecuente y abundante como fauna acompañante en las pesquerías de arrastre que se desarrollan en el Golfo San Jorge. Si bien la pesca de langostino hoy por hoy no se desarrolla dentro de Golfo, en los años en que si se hacía, salía en abundancia en el lance de pesca, en la pesquería de langostinos”, determinó.

“Todos estos vaivenes en la abundancia de los morfos que nosotros observamos hoy de esta especie, están relacionados a cuestiones ambientales como la temperatura y la disponibilidad de alimento”, concluyó Varisco.

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