“Santiago tenía mi campera puesta y vi cómo se lo llevó Gendarmería”
Lo afirmó Matías Santana, joven mapuche de la Pu Lof de Cushamen.
CUSHAMEN (ADNSUR) - El joven mapuche de la Pu Lof de Cushamen habló con La Izquierda Diario luego de declarar ante el juez Guido Otranto, asegurando que vio cuando gendarmes golpeaban a “un bulto negro con una campera celeste, que era la que yo le presté a Santiago (Maldonado) esa mañana”.
En el mediodía de este martes integrantes de la comunidad Pu Lof en Resistencia de Cushamen se hicieron presentes en el Juzgado Federal de Esquel para refrendar judicialmente aquello que vienen manifestando desde el 1° de agosto.
“Acabo de declarar ante el juez Otranto cómo fue el ingreso de la Gendarmería hacia el predio, cómo nos corrieron hacia el río y cómo, subido a un caballo desde el otro lado del río, vi a escasos metros a tres gendarmes golpeando a un bulto. Ese bulto era celeste con negro. Ahí reconocí mi campera, que se la había prestado a Santiago ese mismo día”, relató Matías Santana.
A media mañana del martes 1° de agosto, relata Matías, “en el momento en que comienza la represión, estábamos todos cerca de la tranquera, alrededor de nuestro puesto de vigilancia. Ahí estaba Santiago con nosotros. Cuando entró la Gendarmería salimos corriendo. Yo les gané en velocidad al resto y agarré un caballo que estaba un poco más abajo. Crucé el río a caballo y me ubiqué del otro lado para ver qué pasaba”.
En ese momento, continúa el joven, “mientras varios hermanos ya habían cruzado el río también, escuché a uno de los gendarmes gritar ’quedate quieto, estás detenido’. Ahí subí por una parte del camino y pude visibilizar a tres efectivos que estaban golpeando a un bulto, al que le reconocí mi campera celeste y negra. Los gendarmes de espaldas me tapaban la visual, pero en un momento escuché algo así como ’ya está’. Para mí era el mismo Santiago que, quizás ya cansado de los golpes, pedía que no le pegaran más”.
Matías inmediatamente se fue a reunir con el resto de los jóvenes que habían cruzado el río. “Me preguntaron si había detenidos y les dije que sí. Ahí decidí subir con el caballo a una especie de cerro más alto, y con unos largavistas vi cómo el unimog de la Gendarmería se iba del territorio hacia la ruta 40. El unimog se detuvo frente a una camioneta, varios gendarmes hicieron una especie de pantalla y ahí vi cómo pasaron el mismo bulto de un vehículo al otro. La camioneta enseguida salió rápido hacia la zona de Esquel”.
“Nadie puede decirme cómo fueron los hechos. Yo vi todos los movimientos. Yo vi cómo se llevaron al compañero vivo de nuestro territorio”, sentencia el joven aún conmocionado.
Y explica también porqué tomaron la decisión de hablar públicamente todos juntos. “Lo hacemos para denunciar que hace más de un mes que no se investiga a quienes hay que investigar: a la Gendarmería. Desde el primer día el juez y la fiscal no nos creyeron ni nos tuvieron en cuenta. La falta de disposición que tienen para esclarecer este caso y encubrir la represión de la Gendarmería al mando de Noceti, que dio las órdenes claras de todo lo que fue la desaparición del compañero”.
Enojo con medios nacionales
A Matías y a Soraya Maicoño, en la conferencia de prensa, periodistas de Clarín y TN les preguntaron por qué decidieron declarar ahora y no antes. La respuesta de los testigos fue unívoca. “No hay mucha vueltas que darle. No declaramos antes porque había una persecución constante, en un contexto en el que nos militarizaron toda la zona por parte de la misma Gendarmería. De hecho esa fuerza se retiró de la zona hace poco tiempo. Ante eso siempre tratamos de resguardarnos y hacer las cosas lo mejor que se pueda. ¿Cómo no vamos a querer que se aclare lo del compañero? Pero en este contexto de lucha que nosotros estamos el ataque del Gobierno contra nosotros es muy fuerte”.
“Además ni el juez ni la fiscal vinieron nunca a la Pu Lof a estar con nosotros en el terreno para explicarles cómo fueron las cosas”, afirma Matías. “Siempre que se acercaron fue con un contingente de fuerzas como Prefectura y la Policía Federal. Así y todo pudieron hacer rastrillajes. Incluso el 17 de agosto el juez llegó a la Pu Lof con muchísimos policías de la Federal y de la Aeroportuaria, ingresaron con la Infantería a la cabeza, todos armados. Ahí nosotros lo que hicimos fue intentar preservar a nuestros niños, pero no les pusimos ningún obstáculo para que hicieran los rastrillajes”, aclara.
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