Francesco Tonuci es un psicopedagogo y dibujante italiano, que llegó a nuestro país invitado por la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf). El profesional dijo que las tareas escolares son "una tontería que sigue molestando a los alumnos", y que no tienen "ninguna utilidad pedagógica". De esta forma sostiene que este tipo de tareas tradicionales deben ser reemplazadas por el luego, algo que "está faltando en la vida de las niñas y los niños".

Autor de numerosos libros que buscan promover el reconocimiento de niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho, Tonucci es el creador del reconocido proyecto "La Ciudad de las niñas y de los niños", que se desarrolla en Italia, España, Portugal, Suiza, Francia y nueve países de América Latina, como Argentina y Brasil. 

El profesional hablo de forma consistente en cuanto a la educación durante la epoca de la pandemia de Coronavirus: "Cuando empezó este desastre todo el mundo decía "después nunca será como antes". Ahora, lo que escucho es que todos con orgullo dicen "volvemos a lo de antes". Mi diagnóstico es duro, la escuela no aprovechó esta situación. Al contrario, se encerró en sí misma. Y siguió como si no hubiera pasado nada. Esto es lo que me sorprende"

Francesco Tonuci
Francesco Tonuci

"Hay un número de alumnos importante en todos los países que no quieren la escuela, que se aburren. Jerome Bruner, un gran psicólogo estadounidense, decía que, si los niños se aburren, es un problema muy grave del cual hay que salir a toda costa". 

"Tenemos niños que se enferman en la escuela y de la escuela. Tienen fiebre, mal de barriga, mal de cabeza, trastornos de atención. Son enfermedades por las cuales los niños son curados con un bombardeo farmacológico. Cualquier situación donde hay un porcentaje importante de personas que se enferman, uno lo primero que piensa es "tendrá algo que ver con el lugar donde la gente se enferma". Y esto ocurre también con los adultos; en Italia la enseñanza es una de las profesiones con más enfermedades. ¿Cómo es posible que personas que trabajan con niñas y niños se enfermen? El diagnóstico que yo hago es muy simple: se equivocan. Hacen una escuela que no es útil ni para los alumnos ni para los docentes, y menos que todo para nuestra sociedad". 

El pedagogo habló sobre el tratado internacional, la Convención sobre los Derechos del Niño, que explica que la educación tiene como objetivo el desarrollo de la personalidad del niño, de sus actitudes y capacidades hasta el máximo de sus posibilidades. 

“Y no a nivel de la suficiencia para pasar de año. Esta ley asume un valor jurídico muy alto en todos los países que la ratificaron. Con lo cual, la escuela que yo he hecho de niño, la que han hecho mis hijos y la que han hecho mis nietos hoy es una escuela ilegal porque es una escuela que, al contrario de lo que dice la ley, proponía muchas disciplinas pidiendo lo mínimo. Era una propuesta mediocre. La propuesta que hace la ley es una educación de excelencia: cada uno debe ser el mejor en lo suyo”.

“No todos nacieron para ser literatos y matemáticos como parece en la imaginación colectiva de qué es la escuela. Si uno es un bailarín o una bailarina con una vocación fuerte debe poder seguir en la escuela hasta el final por su baile. Con esto no digo que la matemática no sea importante, digo simplemente que también el baile es importante”, señaló. 

El profesional sostiene que las tareas escolares tradicionales deben ser reemplazadas por el juego, "que está faltando en la vida de los niños. El artículo 31 de la Convención dice una cosa muy clara: los niños tienen derecho al tiempo libre y al juego. No se puede jugar sin tener tiempo libre de las tareas, de las actividades de la tarde como cursos de deportes. 

"Si los chicos se aburren, hay un problema": un pedagogo propone cambiar las "tareas para el hogar" por juego

"No digo que hacer estas actividades sea inútil, pero lo esencial garantizado por la Convención es el juego. Y jugar significa salir. Por esto, me parece muy interesante nuestra propuesta de "La Ciudad de las Niñas y los Niños" y el programa que estamos desarrollando junto a Senaf que se llama "Salir a Jugar". Implica salir sin adultos porque vigilados no se juega. El juego siempre tiene que tener una parte de riesgo que significa una parte de confianza".

De esta forma, también habló acerca de dejar salir a los chicos a jugar. “Hoy la familia tiene miedo y no deja salir a una hija o un hijo. Normalmente, se espera a que lleguen a los 12 o 13 años y ya es muy tarde porque pasan de la total dependencia a la total autonomía y no son formados para hacerlo. Nosotros proponemos, por ejemplo, que vayan a la escuela con sus amigos y sin adultos desde los 6 años con niños de distintas edades. No ocurre nada. Tenemos experiencias de autonomía desde hace 30 años en ciudades muy diferentes. Hasta tuvimos en municipios del Gran Buenos Aires, como en Almirante Brown que funcionó perfectamente”. 

Los padres tienen que aprender que sus hijos son capaces, responsables y que pueden salir de casa, encontrarse con los amigos y vivir el juego. Yo recomiendo esto porque estamos privándonos, los adultos, de una experiencia fundamental que es decir a un niño o una niña de 6, 7 u 8 años: "Te quiero tanto que puedes salir a jugar con tus amigos. Recuérdate las normas que te hemos dado". Después, los niños tienen todas sus capacidades de respetar las normas o forzarlas pagando el coste. Es todo un juego muy delicado y que tiene mucho que ver con crecer y forma parte del aprendizaje de la vida", finalizó.

Fuente: Télam

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