MIAMI - "Casi me puse a llorar cuando vine a la playa, quería llorar de alegría porque la playa y el océano son muy importantes en mi vida", cuenta a la agencia AFP Julie Isaacson, una neoyorquina que ha vivido 27 años en Miami Beach, una isla barrera frente a Miami.

Isaacson, una agente de viajes, sintió el golpe de la pandemia con fuerza. Perdió su medio de vida y a una amiga de su edad, que no sobrevivió el virus.

El mar "es una parte integral de mi salud mental y física", agrega la mujer de 63 años. "Aunque estuve 100% de acuerdo con el cierre", aclara.

En la entrada, un grupo de "embajadores" de la ciudad, identificados con camisetas rosadas, recuerdan a los visitantes que deben llevar máscaras al ingresar y guardar distancia durante la estadía.

Abierta por primera vez desde el 23 de marzo, la playa estaba prácticamente vacía; la arena brillaba, el agua era turquesa, con algo de sargazo que se comienza a acumular en esta época del año.

Decenas de reposeras y sombrillas de alquiler estaban libres, sin turistas a la vista.

Miami Beach, célebre por sus construcciones art decó de colores pasteles y su intensa vida nocturna, comienza a volver a la vida lentamente luego de que el virus forzara a sus residentes y comerciantes a confinarse en el momento álgido de su temporada alta, que va de enero a abril.

Los restaurantes del lugar reabrieron hace dos semanas a media capacidad, con el paseo marítimo de Ocean Drive cerrado al tráfico para convertirlo en un bulevar con terrazas al aire libre.

Pero las protestas contra la violencia policial y los toques de queda llevaron a las autoridades a posponer hasta este miércoles la apertura de las playas, inicialmente prevista para la semana pasada.

Los comensales aún llegan a cuentagotas y la reactivación ha sido agónica para una ciudad que depende del turismo para sobrevivir.

Rodrigo, un camarero que no quiso dar su apellido y trabaja en un restaurante de Ocean Drive, sabe que pasarán meses antes de que vuelvan los siete millones de turistas al año que solía recibir Miami Beach antes de la pandemia.

"Ahora se va a valorar más al cliente local. Se lo va a tratar mejor", dice el guatemalteco de 32 años.

El resto de Florida comenzó a reactivar su economía la primera semana de mayo, pero las regiones más populosas del sureste, donde están Miami y Fort Lauderdale, lo han hecho más acompasadamente y por fases porque concentran la mayoría de los casos por coronavirus en el estado.

Hasta este miércoles, Florida, con 21 millones de habitantes, registraba más de 67.000 casos y 2.801 fallecidos.

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