Alerta, agua: cómo hizo Ciudad del Cabo para salir de la misma crisis que tiene Comodoro
Una fuerte sequía encendió la señal de alerta y convirtió a Ciudad del Cabo en un caso emblemático a nivel mundial. Sin embargo, sorteó el obstáculo y sobrevivió bajando a niveles históricos el consumo de agua a partir de un drástico cambio de hábitos.
COMODORO RIVADAVIA - Bañarse una vez a la semana y con una ducha de 90 segundos, descargas autorizadas en el inodoro cada 4 ó 5 usos, rigurosos medidores domésticos que encarecen cualquier exceso o descuido, lugares públicos sin agua corriente en la canilla y en donde sólo existe en alcohol en gel. En cada ruta, un cartel luminoso que refleja el índice de reservas de agua bajo amenaza de cerrar el grifo general y dejar a una ciudad completa, incluyendo cada vivienda, sin agua.
Esto ocurrió y sigue vigente en una ciudad del mundo. Una fuerte sequía encendió la señal de alerta y convirtió a Ciudad del Cabo en un caso emblemático a nivel mundial. El año pasado en esta ciudad sudafricana se respiró la misma crisis que vive Comodoro Rivadavia: la falta de agua potable como consecuencia de las bruscas y recurrentes caídas en las reservas.
Aunque 9 mil kilómetros nos separan de esta turística localidad sudafricana, el espejo nos pone frente a un dilema cercano y común: ¿con qué medidas contrarrestar la crisis? ¿podríamos vivir bajo un régimen de uso restringido de un elemento vital para la vida?
En una escalada que llegó a niveles extremos, la amenaza a mediados del año pasado llegó hasta lo que se denominó el “día cero”. Así se llamó al momento en el que el propio Estado sudafricano amagó con cerrar el grifo del total de consumo domiciliario de agua potable de la ciudad.
Con una estrategia propia, Ciudad del Cabo sorteó el obstáculo y sobrevivió bajando a niveles históricos el consumo de agua a partir de un drástico cambio de hábitos cuyo objetivo primordial fue evitar el “día cero”.
EN ESPEJO
¿Qué pasaría si ponemos a Ciudad del Cabo y Comodoro frente a un mismo espejo? Para que siga saliendo agua de los grifos, la ciudad sudafricana redujo el consumo diario a 50 litros por persona por día. En Comodoro, el promedio de uso diario según estadísticas oficiales de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada se ubica entre los 300 y 400 litros día y por persona.
El dato indica que una familia tipo consume en esta ciudad un tanque diario mientras que en Ciudad del Cabo ese mismo tanque podría durar hasta 6 días. Tomemos algunas referencias de cuánto representa esto en una rutina familiar: la organización WaterWise estima que una ducha promedio utiliza 15 litros de agua por minuto mientras que un inodoro común consume otros 15 litros por descarga.
Con tres idas al baño nos gastaríamos en Comodoro el consumo total diario autorizado a una persona en Ciudad del Cabo, dejando afuera lavar la ropa, el aseo y la hidratación personal, entre otros usos básicos.
Javier Herrada es un argentino casado con una joven sudafricana y padre de dos hijos. En diálogo con ADNSUR, explicó que un Estado presente y la concientización de la sociedad civil fueron dos aspectos claves para sobrellevar la crisis del agua.
“La gente entendió que el problema era muy grave y que solo podríamos sobrevivir sobre la base del trabajo conjunto. Pasaron algunas cuestiones que resultarían increíbles para nuestro país. Por ejemplo: en los baños no se podían realizar descargas si no juntaban al menos 4 orinas o solo cuando había materia fecal”, explicó.
Shoppings, museos, locales comerciales y lugares públicos en general tomaron la misma medida. Con grifos sin agua corriente, aún hoy sólo es posible encontrar alcohol en gel en cada uno de estos sitios. Se sumaron duchas de 90 segundos en los hogares y autos sucios en las calles, ante la imposibilidad de usar lavaderos.
Herrada contó que, en la rutina familiar, “compramos bidones para llenar en los puestos comunes de entrega de agua potable. Con mis hijos juntamos agua que venía de un manantial de montaña también. Todo valía para pasar la crisis”.
CAMBIO DE HÁBITOS
El cambio de hábitos para ahorrar agua fue clave para ordenar el consumo y retrasar el “día cero”, cuya fecha tope fue abril del año pasado. Según estaba previsto, esto ocurriría cuando los diques alcanzaran el 13,5% de su capacidad. Pese a que finalmente no fue necesario cerrar el grifo general de suministro de agua a las viviendas, Ciudad del Cabo se mantiene en alerta.
Actualmente, cada autopista muestra en carteles gigantes el estado de las reservas de agua, manteniendo a la población informada acerca de ritmo de consumo. La mayoría de los habitantes ha adaptado sus patrones de uso de agua para quedarse dentro de los límites permitidos, que hoy oscila entre los 50 y 80 litros diarios.
Hoy son usuales los baldes y tanques que facilitan la recolección de agua de lluvia, el límite del uso del lavarropas y la reutilización del agua. Y el ejemplo: la propia jefa de gobierno de la Provincia Occidental del Cabo, Helen Zille, reveló el año pasado que solo se ducha una vez cada tres días. La líder política sigue dando consejos sobre cómo reusar el agua a través de las redes sociales.
"Tienen que ahorrar agua como si su vida dependiera de ello, porque depende de ello (…). Nadie debería estar duchándose más de dos veces a la semana", dijo Zille, quien continúa convencida de poder evitar la emergencia.
¿Cómo fue posible que la segunda ciudad más poblada de Sudáfrica y uno de los principales destinos turísticos del mundo haya llegado a esta crisis que se denominó como "punto sin retorno"?
Una fuerte sequía, el aumento de la población -se calcula que desde 1995 el número de habitantes creció en torno a un 80%, de 2,4 millones a los 4,3 millones que se estima viven en la actualidad-, la falta de fuentes alternativas y la demorada toma de conciencia fueron claves en el crecimiento de problema.
“La crisis fue tal que un proceso de concientización fue el que evitó finalmente cerrar la canilla general de la ciudad para recuperar reservas. Pero la crisis sigue. Hubo ideas como la de traer un iceberg hasta nuestra costa para tener agua dulce”, relató Herrada.
Sin un ´día cero` todavía en el horizonte, el sur de Chubut vive una crisis que crece. El acueducto –que en una obra faraónica transporta el agua 160 kilómetros desde el lago Musters para abastecer a Comodoro, Rada Tilly, Sarmiento y Caleta Olivia- inyecta al sistema unos 4.600 metros cúbicos por hora.
En Comodoro, el consumo por día y por habitante oscila entre los 300 y 400 litros por día, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud recomienda que no debe superar los 80 litros día por persona. No hay medidores domiciliarios que pongan límites y costos al agua, un recurso de escasea a nivel mundial.
Ciudad del Cabo salió de su peor momento sobre la base de un cambio de enfoque en el uso el recurso. El caso que conmovió al mundo es el espejo de los alcances de una crisis que llegó para quedarse. Y de evidente réplica sobre el futuro de Comodoro Rivadavia.