Apicultura, una pasión productiva que también se desarrolla en Comodoro
Hugo Valente es uno de los más de 30 apicultores que hay en Comodoro Rivadavia, ciudad donde también se desarrolla esta pasión productiva que es un mundo en sí mismo. Cómo comenzó en esta actividad, cómo la afectó el temporal y qué significa para él la apicultura, son algunas de las respuestas que nos contó.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – Hugo Valente aún recuerda como si fuera hoy una imagen frecuente que veía de chico: cajas adentro de un corral blanco, donde cada tanto tiempo entraban unos hombres de trajes y máscaras blancas.
La inocencia de niño lo hacían pensar en extraterrestres. Años después se dio cuenta que esa imagen era el resumen de la apicultura, actividad que desarrolla hace años en Comodoro Rivadavia, siendo uno de los principales productores de miel de la zona.
“El trabajo de las abejas es algo maravilloso”, admite Hugo, quien no oculta su fascinación por “cómo trabajan, cómo son y la organización que tienen dentro de la colmena”.
Hugo recuerda que cuando comenzó "la primera vez fue a prueba y error. Comencé con dos núcleos que los trajimos de Neuquén. Yo sabía que había abejas, que había zánganos y había una reina, pero cuando abría la colmena y miraba adentro no entendía realmente que era lo que pasaba adentro; era como le digo a todos: “abrís la colmena y se te llena la cabeza de preguntas” porque no sabés por dónde empezar”.
En la actualidad Hugo tiene 54 colmenas repartidas en tres lugares: en Kilómetro 12, donde hay abejas en crecimiento y enjambres que sacó de la ciudad; Kilómetro 3 y el Tordillo, donde está la mayor cantidad de abejas.
Según cuenta una colmena en producción tiene entre 60 y 120 mil abejas que producen desde 20 kilos hasta 80 kilos de miel, según las condiciones que tenga el lugar, especialmente la flora y el clima que hacen a la “buena cantidad y calidad de miel”.
Sin embargo, en Comodoro, donde la aridez es parte del paisaje, los desafíos son grandes al momento de pensar la apicultura, principalmente por la seguía que aumentó luego del temporal de 2017.
“Lo único que nos perjudica hoy en día es que tenemos mucha sequía. Después del temporal fue muy difícil para todos los apicultores con el tema de que tenemos poca floración, es como que el temporal devastó mucho lo que es la flora. O sea al no tener flora la colmena no se desarrolla porque no tiene entrada de alimento”.
Sin embargo, las dificultades, no impiden que en sus palabras transmita su pasión por la actividad. "Para mí es una pasión y algo maravilloso. Son muy pocos los que pueden llegar a decir lo mismo. Hay muchos que lo tienen como un medio de vida; para mí es un hobby, más allá de todo que también tengo una rentabilidad. Pero si una colmena no me da una buena cantidad de miel no me preocupa, simplemente me preocupa que las abejas estén bien y que no tengan ningún enemigo natural que las vaya a estar extinguiendo, ya que las abejas son algo fundamental para la vida del ser humano”, concluyó.