COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - El empresario chubutense José Oroquieta aseguró que una posible instalación de la industria minera en la Meseta Central de la provincia puede beneficiar el desarrollo turístico de la región y, además, la generación de emprendimientos como el de la producción de agua mineral natural de manantial de calidad internacional.

Oroquieta lo indicó al hablar, en una entrevista con LU17 Radio Golfo Nuevo, del convenio, aprobado la semana pasada por la Legislatura, entre el Ministerio de Turismo y la “Nueva Alicantina” por la cual a la Sociedad Anónima, de su propiedad, se le delegan facultades de “Custodio rural” para el control y administración de los atractivos naturales y culturales de interés turístico ubicados en el campo, dentro del Departamento Gastre.

El convenio apunta a “preservar el patrimonio arqueológico y poder explotar turísticamente el campo”, explicó Oroquieta, quien precisó que en el lugar “se hizo una pista de aterrizaje y se habilitó un alojamiento rural con inversión privada, un hotel en el centro de la Meseta”.

Efecto ambiental positivo

“Lo hacemos con una idiosincrasia concreta: si queremos ser un eco-alojamiento rural, el 100 por ciento de la energía que consumimos, debe provenir de fuentes renovables. La idea es que el efecto antrópico sea positivo para el medio ambiente, utilizando agua para sembrar, para hacer crecer el bosque”, agregó.

En este contexto, Oroquieta, que es accionista y director del Grupo Autosur, puso como ejemplo que conduce un auto eléctrico, de marca Nissan: “Es parte de la coherencia por la cual quiero dejarle a mi hija y a mis nietos un lugar igual o mejor que donde yo vivo”.

En este contexto, consultado sobre su postura sobre la posibilidad de desarrollar minería en la Meseta, Oroquieta explicó: “Valoro mucho la diversidad de opiniones. Nosotros tenemos un campo con una actividad tradicional en el que estamos trabajando bajo estándares internacionales y certificaciones muy rígidas. El campo está a 180 kilómetros de Gastre, dentro del Departamento Gastre, a unos 350 kilómetros de Madryn y a unos 340 kilómetros de Esquel”.

Sinergia

“Creo como empresario -agregó- en la sinergia de las actividades”, y en este aspecto detalló que ese campo “tengo agua mineral natural de manantial en 17 aguadas que están registradas en el Instituto Provincial del Agua. Somos custodios de ese recurso que nace y muere en nuestra propiedad”.

“Todos los años -explicó- hacemos los estudios físico-químicos y sostenemos un agua de una pureza increíble. Es el primer estudio hidrogeológico pagado por un privado, con una inversión muy importante”.

“Creo que para cuidar algo hay que conocerlo. Nosotros veníamos de una familia de abogados que vendía autos. ¿Qué idea podíamos tener del agua? Para sostener una idea tenía que informarme”, enfatizó. 

Oroquieta comentó: “Tenemos la posibilidad de envasar agua mineral de una calidad comparativa con una marca que se llama Evián, que se produce en Francia y es una de las aguas más exquisitas del mundo, en cuanto a la calidad y con un esquema de mercadeo increíble”.

Pero, se preguntó, “¿Por qué nosotros no podemos procesar eso? La respuesta es que hay un problema logístico: no tengo energía eléctrica en la escala que necesito para hacer las botellas por soplado y moldeo, que es ni más ni menos que un requisito de la ANMAT, el envasado en origen”.

Entonces, prosiguió, “si hubiera un proyecto de actividad extractiva o de cualquier índole que generase ese poder de sinergia, donde la suma de las partes da como resultado más que la individualidad de cada una, el hecho de que se baje energía de media tensión para nuestra zona me permitiría vender agua mineral natural de manantial”.

Cuencas endorreicas

El empresario sostuvo: “Yo soy custodio y dueño del agua mineral: el primero que no quiere que se agote el recurso soy yo. Todos los estudios sistemáticos de hidrogeólogos con posgrados en Europa me garantizan que hay cuencas endorreicas que no tienen ninguna posibilidad de ser contaminadas porque mi agua mineral de manantial es la que viene de la recarga de la lluvia”.

Por ello, argumentó, “no podría ser una persona que le dice no a una actividad extractiva -y no hablo de megaminería, porque por lo que me estuve informando no estamos hablando de megaminería ni de cianuro”.

“Yo soy la única persona de la Patagonia que conduce un auto 100% eléctrico. Mi auto pesa casi dos toneladas. Una tonelada es de litio. Si yo creo sinceramente que ese auto es la punta de lanza de un vehículo que genera un ahorro de recursos, con cero emisión, y la energía en general proviene de los molinos eólicos, no puedo ser un snob y sospechar que el litio es casi un meteorito que metieron en la fábrica. No: proviene de una actividad extractiva”, agregó.

Reduccionismo

“Entonces insisto: en mi humilde opinión no se trata de un ‘sí’ o un ‘no’ a la mina porque implica un reduccionismo al que no estoy dispuesto a claudicar, como empresario, como ciudadano chubutense y como persona”, dijo.

Y resumió: “Me parece que la discusión es ¿con qué facultades lo podemos hacer? ¿Tenemos las instituciones adecuadas para gerenciar, en el buen sentido, para llevar a cabo un desarrollo productivo de la envergadura de una actividad extractiva minera en el Departamento Gastre? ¿O eso implica que se convierta en una zona de sacrificio?”.

“En este punto el rol como ciudadanos debería ser cómo logramos exigir a las autoridades que nos representan que se pongan a la altura de las circunstancias en el derecho constitucional de ejercitar una actividad, pero, por otro lado, que nos garanticen un esquema de control efectivo y suficiente en el que me sienta cómodo. Y en el que el lugar en el que crío a mi hija sea el que ella va a querer para criar a mis nietos”, finalizó.

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