Big Mike’s, la hamburguesería de Rada Tilly que nació en un quincho y ahora competirá por ser la mejor de Argentina
Una bondiola braseada cocinada al horno de barro y una foto del sándwich en una historia de Instagram fue el inicio de una de las hamburguesas más demandadas de la zona. Se trata de un emprendimiento familiar que nació hace casi tres años y que ahora competirá en el Burger Palusa, evento que reunirá a las hamburguesas más ricas del país. Este domingo te presentamos la historia de Big Mike’s, el emprendimiento de Rada Tilly que nació en un quincho.
¿Quién iba a pensar que una foto iba a ser el disparador de un emprendimiento familiar que no para de crecer? Eso es prácticamente lo que le sucedió a Big Mike’s, la hamburguesería que los hermanos Crozzoli crearon hace casi tres años y que el próximo 27 de mayo participará del Burger Palusa, el festival que reunirá a las mejores hamburguesas de Argentina.
Big Mike’s nació gracias a una historia de Instagram en medio de la pandemia. Luciano (35), Fabrizio (31) y Gianni (25), querían matar el tiempo en medio del aislamiento, y el horno de barro de su papá fue una buena excusa para comenzar a cocinar y probar recetas.
Como cuenta Gianni, siempre fueron una familia muy cocinera, hasta que un día la foto despertó el espíritu emprendedor de los hermanos y cambió todo. “Así arrancamos”, cuenta el joven a ADNSUR en el local de Big Mike’s, “en el quincho de la casa de mis viejos buscando qué hacer. Mi viejo tenía un horno de barro que construyó e hicimos de todo durante la pandemia. Y me acuerdo que una vez hicimos una bondiola braseada con pan casero. Subí una historia de un sánguche en mi Instagram personal y, como nunca, mucha gente respondió: ‘che, qué bueno’, ‘yo quiero’. Le dije a mi hermano ‘che, ¿por qué no probamos vender un par de sándwiches?’ Y nos pusimos a vender”.
La primera experiencia de los tres hermanos fue el mismo sándwich de bondiola que Gianni había subido a su historia de Instagram. Los pedidos explotaron… pero la cocina también. “Fue un golpe contra la pared”, recuerda el joven entre risas. “Hicimos 60 pedidos y era un montón. No teníamos ni idea. Imaginate que estábamos en el quincho de una casa y todo era muy acotado. Por inexperiencia aceptamos todos esos pedidos y salió todo muy mal, todo muy tarde. Terminamos entregando a las cinco de la tarde, pero como eran todos amigos se la aguantaron”.
Esa noche, los hermanos se replantearon si continuar o dejar la experiencia gastronómica ahí. Por suerte, se animaron y apostaron a una segunda oportunidad, pero con menor cantidad de pedidos. Lo que no sabían era que esta vez no iban a tener una demanda tan alta y solo vendieron 8 pedidos. Pero lejos de bajonearse, siguieron apostando, curtiéndose y aprendiendo, porque, como dice Gianni, el quincho de Miguel fue su escuela, el lugar donde aprendieron los secretos de un oficio que terminaron adoptando.
DEL QUINCHO A LA AVENIDA
Durante varios meses los hermanos cocinaron en el quincho de su casa. Al principio era una vez a la semana con sistema de cocina cerrada: tomaban pedidos y entregaban por delivery.
Vendían de todo, desde sándwiches de bondiola hasta de cordero, también choripanes; hasta que un día decidieron hacer hamburguesas y todo comenzó a cambiar. Es que a pesar de que aún no tenía nombre, el negocio estaba creciendo.
Los chicos llegaron a tener más de 25 pedidos por cada día de venta, y empezaron a soñar con la posibilidad de tener un local propio. Otra vez era decidir: seguir avanzando o quedarse en el quincho. Y otra vez decidieron ir al frente.
Así, juntaron plata, vendieron un par de cosas, compraron su primera planchita, la freidora y nació Big Mike’s, en homenaje al gran Miguel y su familia.
Gianni aún recuerda esos primeros días en el pequeño local de la avenida Segui, tratando de aplicar todo lo que habían aprendido durante sus días de estudios en Buenos Aires, donde descubrieron ese nicho gastronómico que los apasionó y los llevó a diferentes hamburgueserías de la gran ciudad.
Recordando su primera experiencia, continuaron a fuego lento con el mismo sistema de ventas que tenían en el quincho, atendiendo tres veces por semana con dos opciones: cuarto de libra o cheeseburger, que hoy es la hamburguesa de la casa. Todavía era momento de crecer, algo que aún recuerda.
“Era todo el día, todos los días. Empezamos vendiendo tres veces por semana y nos dejábamos unos días para armar el local. Lo hicimos todo nosotros. Fuimos reciclando muchas cosas. Al principio fue difícil porque teníamos un stock limitado y tampoco teníamos mucha experiencia. Toda la escuela que hicimos fue sobre la marcha, laburando, a prueba y error… nos la dimos con la pared 1500 veces igual, pero cada día se fue agradando la cantidad de pedidos que tomábamos y así arrancamos”.
A casi tres años de su inauguración, en Big Mike’s se cocinan más de 70 hamburguesas por día, y en verano la demanda puede superar las 100. La receta del producto es un buen corte de vacío, un excelente pan y 8 variedades para todos los gustos, por supuesto, siempre respetando un eje clave: la calidad.
“Preferimos vender poco pero que salgan todas iguales. Nos gusta más vender calidad que cantidad. Nos pasa que por ahí el fin de semana nos colapsamos y cortamos, porque decidimos atender bien esas 70 hamburguesas, que sacar más”.
El próximo 27 de mayo, Big Mike’s competirá en el Burger Palusa, un evento que reunirá a las hamburguesas más ricas del país. Es la segunda edición del certamen que organiza Food Truck Store, un hamburguesero que comenzó con un carro y ya tiene cuatro sucursales en capital y otra en Estados Unidos.
Para los hermanos Crozzoli significa un gran logro, ya que quedaron dentro de los mejores 8 de más de 200 emprendimientos de todo el país, y ahora tendrán la posibilidad de medirse con los mejores.
“Queremos ir ya a competir. Estar entre los 8 es una locura, pero obviamente queremos ir a ganar, a dejar todo ahí en los fierros. Vamos a estar cocinando nosotros, así que queremos que Chubut se haga sentir allá. Por supuesto que nos gustaría seguir creciendo, por suerte con mis hermanos pensamos igual. Nos gustaría tener algún local en Comodoro, franquiciar, ¿por qué no? Pero vamos paso a paso, porque hasta ahora las cosas se fueron dando. Queríamos tener una marca y un buen producto, y la verdad que pasó muy rápido”, dice Gianni, el menor de los Crozzoli, el vocero de tres hermanos que se unieron por el amor a la cocina que le inculcaron sus padres y encontraron su propio sabor en su propia cheeseburger, una especialidad bien patagónica que quiere ser la mejor de Argentina.