COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - En tiempos de pandemia, en que muchos quieren viajar pero temen hacerlo a grandes distancias por temor a contagiarse de coronavirus, los destinos cercanos se vuelven una tentación, y en el sur de Chubut hay una remota playa virgen, ideal para quienes buscan un turismo alternativo. 

Se trata de Cabo Raso, playa ubicada a 244 kilómetros de Comodoro Rivadavia y 150 de Trelew, donde el viajero puede vivir una experiencia única, en contacto con la naturaleza y alejado de lo que ofrecen los grandes centros urbanos. 

En el Cabo no hay energía eléctrica, no hay gas, y tampoco señal de cable, internet ni teléfono; es la naturaleza al 100% en un lugar donde en el siglo XIX y principios del siglo XX llegó haber un almacén de ramos generales, un juzgado de paz, estafeta de correo, telégrafo y una escuela albergue.

En la actualidad Eliane Fernández (62) y su marido, Eduardo González, habitan el lugar. Son los únicos pobladores del paraje que alguna vez tuvo un destacado puerto y un faro, inaugurado en 1925. Allí hoy tienen “casitas para alquilar”, un parador, camping y una pequeña proveeduría. 

“Vamos poniendo cosas a medida que vamos arreglando”, contó Eliane a ADNSUR previo a partir desde Trelew al Cabo. 

Cabo Raso, la playa del sur de Chubut donde la naturaleza pura es la esencia de su turismo

CAMBIAR EL ESTILO DE VIDA

La aventura de Eliane, quien es diseñadora de interiores, y su familia comenzó hace 14 años, luego de un viaje en que redescubrió un lugar que conocía de chica. Cada vez las visitas se hicieron más frecuentes hasta que cansados de la ciudad y el vivir de la gente decidieron quedarse y recuperar el cabo. “Conocíamos el lugar y vimos el estado de abandono que tenía, de depredación, mugre, y sentí como una responsabilidad con la historia de los pioneros que construyeron esto. Ahora después de tantos años ya está en plena madurez, pero siempre seguimos haciendo, porque siempre hay algo para hacer, quedan muchas ruinas por reconstruir”, admite.

Los primeros años fueron toda una aventura, había que empezar de cero y se fueron con sus hijos mayores, quienes asistieron a la escuela en forma semipresencial: una semana estaban en Trelew y dos en el cabo.

En la actualidad los chicos ya son grandes, tienen entre 31 y 21 años y cursan en la universidad. Eliane y Eduardo siguen solos en el cabo y cada tanto viajan a Trelew para buscar lo que necesitan. 

“El Cabo es nuestro hogar. Venimos a Trelew solo porque tenemos que hacer compras y trámites, pero el Cabo es nuestro lugar y manda la naturaleza, porque todo cambia dependiendo de la estación, por eso nuestra única celebración del año son los solsticios de invierno y de verano, porque eso es lo que manda y lo que rige es la luz del día; el viento que tenés, la temperatura, si vas a echar leña o buscar agua, si se rompe el molino, si tienen agua las ovejas, si hay que trabajar con los corrales, regar las plantas, son millones de tareas”.

Eliane hizo de Cabo Raso un estilo de vida para ella y su familia.
Eliane hizo de Cabo Raso un estilo de vida para ella y su familia.

Según explica Eliane la idea es mantener la esencia y el patrimonio del lugar. Por esa razón, solo las instalaciones sanitarias fueron hechas desde su inicio y el resto de los lugares fueron reacondicionados respetando su estructura. “No queremos cambiar casi nada, las estructuras siguen siendo las mismas, de piedra, divinas, pero así también llevan trabajo restaurarlas”, confiesa.

En el refugio, como llaman ellos al cabo, el turista puede tener pensión completa por 7500 pesos o puede acampar por 500 pesos. Otra opción es alquilar una casa individual a un valor que va desde los 4000 a los 10.400 pesos, según la capacidad de la casa.

En el lugar el turista puede cocinarse por si mismo o bien degustar exquisitos platos de mar con productos frescos y comidas caseras que no se encuentran en un shopping. 

Como no hay teléfono ni internet, la gente hace las reservas previamente con Vanesa, una empleada administrativa que se encuentra en Trelew. Así, la desconexión es total y las estrellas se convierten en la única guía de este destino. 

Cabo Raso, la playa del sur de Chubut donde la naturaleza pura es la esencia de su turismo

VIAJEROS CERCANOS 

El último año, por la pandemia, en el Cabo casi no hubo turismo; no llegaron los extranjeros que suelen buscar la naturaleza patagónica, y ahora solo llegan turistas de Trelew, Madryn y Comodoro.

Eliane sabe que quien elige el cabo es el turista que no opta por un destino convencional, aquel que quiere un paquete o atracciones preparadas por el hombre. 

“Lo único que ofrecemos es el espacio lo más cuidado posible dentro de nuestras posibilidades. Creo que debe ser el lugar más limpio de toda la costa patagónica por el trabajo que hacemos de no dejar ni un papel higiénico”, dice y al ser consultada por qué es lo que hace distinto al Cabo, no duda. “Lo que lo hace distintivo es que trabajamos con la tierra de la forma más amigable posible, lo llamamos refugio natural porque cuidamos todo, que no haya fuego, que no haya basura, se circule poco y se respete el silencio. Es difícil de lograr pero es a lo que vamos... es un lugar original que honra a sus antepasados”, sentencia esta mujer que diseñó su propia forma de vida para ella y su familia, en un lugar al que le dio vida.

Cabo Raso, la playa del sur de Chubut donde la naturaleza pura es la esencia de su turismo
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