Cómo fue el operativo de Greenpeace para colgar los carteles en la Exposición Rural
La ONG ambientalista desplegó dos mensajes durante el acto central del sábado, ante la mirada de Mauricio Macri.
CAPITAL FEDERAL - Fueron apenas 35 segundos. Suficientes para la foto, la visibilización y la polémica. Suficientes para generar muecas de fastidio y sorpresa en el palco principal de La Rural. Suficientes para alertar a la seguridad del presidente Mauricio Macri y terminar con una denuncia penal por “intimidación pública” contra Greenpeace.
Sólo 35 segundos pasaron desde que las primeras letras negras con fondo amarillo se desplegaron del techo para “escoltar” el discurso del titular de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina, hasta que fueron retiradas a los tirones por el vice de la Asociación Angus, Federico Boglione, y por el director de exposiciones de la SRA, Alejandro Ferrero.
En ese lapso, tan efímero como eterno, los mensajes de la ONG ambientalista se colaron como dagas en el acto central de la exposición. “Ganaderos, basta de desmontes” y “Destruir bosques es un crimen”, fueron las consignas que se desenrollaron prolijamente de dos dispositivos adheridos al techo del palco.
Tan cuidadosa y profesional fue la aparición de las leyendas, que cualquier desprevenido podría haber pensado en un comienzo que se trataba de un detalle de la organización. Pero no. Cuando el nombre de la ONG asomó en el palco, los interrogantes se hicieron evidentes. ¿Cómo llegaron esos dispositivos de Greenpeace? ¿Cómo sortearon las instancias de seguridad? ¿Quién los instaló, teniendo en cuenta que estaban perfectamente fijados en el techo? ¿Desde cuándo?
Mientras el Ministerio de Seguridad Nacional busca las respuestas, un grupo de socios de La Rural hizo una evaluación de los movimientos que realizó Greenpeace y que pasaron inadvertidos para la seguridad del predio así como para Casa Militar, a cargo de la custodia de Macri. Y concluyeron que los dispositivos fueron instalados el 26 de julio, dos días después de la apertura de la exposición y dos días antes de la invasión de veganos que irritó a los gauchos.
Según supo Clarín, los activistas ingresaron como cualquier vecino y se hicieron pasar por personal de mantenimiento para colocar los dispositivos metálicos que luego se accionarían con control remoto. Entre tantos preparativos y los 100 mil visitantes por día que recorren las instalaciones, a nadie le sorprendió que un grupo de personas simulara estar chequeando el sector de estufas, como las que existen en los restaurantes al aire libre. Un trabajo de inteligencia.
Lo que más le llamó la atención a la fuente consultada por Clarín es que cuando los manifestantes entraron en acción, ya tenían la altura del palco medida, el grosor del caño del techo y las herramientas necesarias para fijar los carteles en cuestión de segundos.
Voceros de La Rural no confirmaron esta versión, aunque sí admitieron que los mensajes estuvieron ahí varios días antes. “No podemos saber quién fue y cómo los colgó. Lo que sí sabemos es que comparamos imágenes de días anteriores y nos dimos cuenta de que aparecieron el 26. El tema es que nadie los vio”, dijeron. Y reconocieron que las cámaras del predio tienen alcance al palco, aunque “no siempre apuntan hacia allí”.
Desde Greenpeace evitaron dar detalles del operativo. Sólo dijeron que fue una planificación “de varios días” y de muchas personas. “No es que nos levantamos un día y dijimos de ir a La Rural. Por el cuidado de nuestra gente y para que la actividad sea impactante pero pacífica, necesitamos una planificación seria”, indicó Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques. Y añadió que tras el acto todos los activistas se fueron sin inconvenientes del lugar.
Si bien Macri coincidió en el palco durante la protesta, el destinatario era la Sociedad Rural. Greenpeace explicó que el mensaje fue para denunciar la expansión de la ganadería en el norte del país, que implica la “destrucción de los bosques del Gran Chaco argentino y la extinción del yaguareté”.
Giardini concluyó: “Contra lo que se cree, la deforestación es por ganadería. Son unas 100 mil hectáreas de bosques por año que se deforestan, lo que pone en riesgo la vida de los últimos 20 yaguaretés que quedan en esa región”.
Fuente: Clarín