Cómo hacer un kokedama con tus propias manos
Son una de las piezas favoritas de la jardinería hogareña y las podés hacer sin la ayuda de ningún experto.
CAPITAL FEDERAL - El origen de los kokedamas se remonta a la historia antigua del Japón. Los ricos dominaban el arte del bonsái, los pobres admiraban su belleza, pero no tenían acceso al conocimiento ni a los materiales necesarios para realizar esta técnica. Por lo tanto, seleccionaban del campo la variedad de planta que más les gustaba, cortaban una lonja de musgo, cubrían el pan de tierra y lo ataban con una soga, sin saber que estaban dando comienzo a lo que hasta hoy en día genera pasión y suma tantos adeptos.
El kokedama no drena como una planta en maceta, el musgo retiene la humedad y esto le da ventajas a la hora de ubicarlo en el interior de la casa. Puede ser parte de la decoración, dando su toque de naturaleza a escritorios, bibliotecas mesadas o cualquier ambiente del hogar.
Separar el musgo, sacarle los palitos y mojarlo (al humedecerlo se desperdicia menos material, ya que el musgo es muy volátil, y se vuelve más maleable para trabajar).
Escurrirlo (es muy importante escurrirlo bien, lo ideal es que quede húmedo, no mojado).
Desmenuzar el musgo haciendo una capa circular (tamaño pizza mediana), sin dejar huecos.
Una vez que seleccionamos la planta, previamente regada pero no empapada, la retiramos con cuidado de su maceta, sin que se rompa el pan de tierra.
Colocamos la planta en el centro del círculo de musgo.
Con ambas manos envolvemos el pan de tierra con el musgo.
Una vez envuelto, le damos forma pero sin levantarlo de la mesa de trabajo.
Con el hilo se va fijando el musgo al pan de tierra, dándole vueltas a la bola, pero con mucho cuidado de no enganchar el follaje de la planta. Si esto llegara a pasar, simplemente cortamos el hilo, sacamos lo que se enredó con mucho cuidado y volvemos a empezar.
Una vez que le dimos la cantidad de vueltas necesarias para que el musgo quede fijo y firme, cortamos el hilo y con una aguja lo cosemos al kokedama para que no se desarme.
Una vez terminado el kokedama, sumergirlo en agua. Importante: la bola de musgo debe quedar totalmente sumergida para que empiecen a salir las burbujas. Una vez que dejan de salir lo retiramos y, sin apretarlo, dejamos que escurra todo el excedente de agua.
Ya tienen su primer kokedama. Ahora se coloca sobre un platito y se disfruta.
¿Qué especies elijo?
Las recomendadas: peperomia, palmito, chamadorea, cissus, areca, philodendro, guembe, azalea, erica, palo de agua, spatiphilum, clerodendro, yuka, kalanchoe, cordeline.
LAS NO RECOMENDADAS
Cactus y suculentas (al necesitar poco riego, como el musgo retiene mucha agua, se pudren muy rápido), plantas de exterior (se pueden hacer, pero el musgo, al estar al exterior y expuesto al sol, se seca muy rápido por lo que es necesario regar seguido).
La técnica de kokedama no es eterna, si se la cuida correctamente recién al año va a necesitar un reacondicionamiento, para reincorporarle nutrientes y renovar la capa de musgo. Para hacer esto repetimos todos los pasos, pero en vez de incorporar una planta nueva sumamos más musgo al que teníamos (el musgo viejo queda debajo del nuevo). Es muy importante no manipular los kokedamas desde la planta, la forma correcta es agarrarlo siempre desde la bola de musgo.
CUIDADOS BÁSICOS
No exponer al sol directo.
Si el ambiente es seco, rociar las hojas con agua. Pero tener en cuenta que el kokedama sufre más por el exceso de agua que por la falta.
Sumergir en agua cuando la bola de musgo esté seca. Dejar unos minutos hasta que el agua no haga más burbujas. Retirar del recipiente y dejar caer el excedente de agua.
No apretar el musgo para escurrir el agua.
Cuidado con los gatos, les encanta morder y jugar con el kokedama.
Girar sobre su eje para que las hojas no se vuelquen hacia la luz solar.
Controlar periódicamente la aparición de hongos e insectos que puedan afectar la planta para combatirlos a tiempo.
Limpiar las hojas con un algodón húmedo si fuera necesario.
Cortar las hojas secas con cuidado para no lastimar las sanas.
Fortalecer con fertilizantes y abonos orgánicos, preferentemente agregándolos en el agua de riego.
Si los hilos se sueltan se pueden coser con una aguja a el kokedama
Consejos de Pedro Minoyetti
Fuente: La Nación