Cómo será y donde estará ubicado el primer cementerio de mascotas de Chubut
El "Parque Jardín del Cielo" de Trelew proyecta un espacio para darle sepultura o cremar a los animales, que hoy son parte de la familia. Hay una ordenanza en marcha que fijará las regulaciones de esta iniciativa inédita en la provincia. Existe un parque de mascotas en Córdoba, que es una de las primeras experiencias exitosas en el país.
En Trelew están delineando el primer cementerio de mascotas de Chubut y uno de los pocos que proyectan hacer en el país. Estará ubicado en un predio lindante con el Cementerio Parque “Jardín del Cielo”, a la vera de la Ruta 3.
La idea surgió de la iniciativa de los propietarios de este lugar ante las consultas que reciben de las familias para sepultar o cremar a sus mascotas. Contará con un crematorio y sala de espera, donde las personas podrán darle el último adiós a los animales y un espacio verde donde tendrán un entierro digno.
El Concejo Deliberante de Trelew sancionó una ordenanza que autoriza a la Ejecutivo Municipal a crear cementerios de mascotas, una experiencia inédita en la provincia, y que casi no tiene antecedentes en el país.
No hay mucha regulación sobre los sitios donde enterrarlas. Recién ahora las cosas están empezando a cambiar en la medida en que los animales son vistos como un miembro más de la familia o -quizá- son la única compañía que tiene una persona que está sola.
En el Valle hay una serie de lugares donde todo el mundo va a sepultar a las mascotas, cerca de la costa o en un camino que va a Telsen.
Por lo pronto, no significa que la gente no vaya a seguir enterrándolas donde quiera. La idea de hacer un cementerio es darle una opción más de despedirlas a las familias no solo de Trelew sino del resto de las ciudades de Chubut.
A la vez, esto implicaría dar un paso adelante en las regulaciones y el control de las mascotas puesto que no se pueden enterrar animales por fuera de la ley.
Hasta ahora hay reservado un predio de 100 por 80 metros, adyacente al “Jardín del Cielo” -apartado del cementerio de los humanos-, donde empezarán a darle forma a esta idea que recién está germinando.
Allí funcionará aun crematorio y una sala disociadas de cementerio de los humanos, donde las familias podrán llevar a sus animales. También tendrán un servicio de retiro del cuerpo a domicilio con el debido respeto y los cuidados necesarios.
Uno de los modelos de cementerio de mascotas es “Parque del Amigo”, en Unquillo, a unos kilómetros de Córdoba, que más que un lugar donde sepultar a perros, gatos y otros animales domésticos es un parque donde las familias van a pasar la tarde, y recuerdan con alegría a sus seres queridos.
Este parque es una reserva ecológica, de 3 hectáreas, rodeada de árboles, donde las personas llevan a pasear a los perros y gatos y -de paso- le llevan una flor o un presente a sus mascotas que yacen en el jardín cubierto de vegetación.
Y quizá ahí está la clave: humanizar a los animales o despojarse de lo inhumano que tenemos los humanos.
POR QUÉ EN TRELEW
La historia del cementerio de mascotas en Trelew comienza con la llegada de un perro -como no podía ser de otra manera-, y termina con una pérdida y una ausencia que todavía sigue estando muy presente.
Fernando Casanovas (hijo), miembro de la familia propietaria del “Jardín del Cielo”, perdió a “Manolo”, un perro labrador, hace unos años, y, desde entonces, no paró de darle vueltas en la cabeza esa pérdida del amigo que lo había acompañado desde que era chico.
“Perdí a mi perro en el 2014, un labrador que fue mi amigo desde los 11 años, se llamaba Manolo. Cuando murió de viejo se lo llevó la veterinaria, lo durmieron y nunca más lo vi. Ahí empecé a darme cuenta de que había que hacer algo para la gente que tiene mascotas y que realmente siente la pérdida", dijo Fernando.
Detrás de la muerte de la mascota siempre hay una historia que toca la fibra más íntima de grandes y chicos. Y, sí, en la historia Fernando también se vieron reflejados conocidos, amigos y familiares.
“¿Qué pasa cuando uno pierde un animal grande y tiene que enterrarlo en alguna parte para luego irse con culpa y quizás no volver a visitarlo nunca más?” Esa era la cuestión que tocaba a todos por igual más o menos de cerca.
Pero todavía faltaba que pasara algo más: llegaría el Covid. Las cosas comenzaron a cambiar durante la pandemia cuando mucha gente sola encerrada en sus casas, hundida en la desesperación, buscó compañía en una mascota.
“Nos llaman por mes unas cinco o seis personas, que no es mucho pero hace seis o siete años atrás no preguntaban”, observó Fernando un signo inequívoco de que los tiempos están cambiando.
LA CONEXIÓN CON CÓRDOBA
La otra historia comienza con una pérdida allá lejos hace tiempo en Córdoba. La protagonista es Carlina, una mujer de 105 años, que cuando se jubiló a los 80, se mudó a un barrio residencial y se encontró con que no podía tener perros porque no podría enterrarlos allí.
Carlina fundó en 1996 el “Parque del Amigo”, un cementerio de mascotas modelo que queda en Unquillo, Córdoba, y lo siguen hoy su familiares. La idea es tomar algunos aspectos de este lugar verde y arbolado, para replicarlo en Trelew.
Carolina Colalillo es la hija de la fundadora, que hoy lleva adelante este cementerio donde concurren las familias a tomar mate, pasean a sus perros y visitan a los seres que no están y flotan en alguna parte en el aire.
Lo novedoso de este cementerio es que está lleno de vida y -quizá- por eso es uno de los pocos que sobrevivió a la muerte segura de otros espacios lúgubres, rodeados de lápidas y cemento, que desaparecieron con el tiempo.
Lo insólito de este “jardín de gente” de Unquillo es que allí están esparcidas las cenizas de cinco personas que pidieron descansar para siempre junto a sus mascotas, y de un señor cuyas cenizas fueron esparcidas junto a un algarrobo, aunque nunca tuvo un perro.
Carolina contó que un día ella estaba en el parque, cuando cayó un matrimonio con las cenizas del madre de la chica -que lloraba desconsoladamente- y le pidió si podía depositarlas allí.
La mujer le confesó que siempre pasaban por ahí con su padre y él miraba y le decía que quería que lo enterraran en “un lugar lleno de flores, con molinitos”.
"Me creman y las cenizas van ahí, te estoy hablando en serio, no me van a ir a llorar al cementerio, quiero lugar lleno de flores, de molinitos, un lugar colorido", contó que le decía el hombre a su hija.
"Eligieron un algarrobo precioso, hicieron un pozo y pusieron las cenizas ahí. Nunca tuvo perro”, dijo Carolina quien siempre ve a la familia y los nietos del hombre tomando mate a la sombra del algarrobo.
LAS PUERTAS DEL CIELO
Contra todo lo pensado, los perros que no son de raza y que pertenecen a los sectores de clase media y baja de la sociedad, son los que tienen las parcelas individuales más caras del “Parque del Amigo”.
“El 70% de los perros enterrados en las parcelas más caras son mestizos mientras el otro 30% son de raza”, apuntó Carolina, la dueña de lugar.
Esto vendría a desterrar la idea de que estos cementerios son lugares exclusivos para las mascotas de gente con alto poder adquisitivo.
Están aquellas personas que prefieren que el cementerio haga todo el trabajo y entregan las mascotas en sus domicilios, y están los otros que se ven en la necesidad de ir al entierro y despedirse.
“Hay gente que te dice: está en el baúl, bájalo, me da asco, no lo quiero ni tocar. Pero hay otras personas que te piden: no le dobles la orejita, llevalo despacio, dejame darle un beso", contó la dueña cómo es la despedida.
La mayoría de las muertes de los animales se da en los meses de temperaturas más bajas o más altas, ya sea en verano o en invierno.
Por lo general, ocurren más a menudo cuando los dueños se ausentan del hogar por un largo tiempo.