El reconocido investigador Sebastián Barros (*) dijo este miércoles -en una entrevista exclusiva con el canal digital de ADNSUR- que Comodoro Rivadavia se asimila al concepto de “ciudad redonda”, al comparar su crecimiento desordenado, a lo largo de la historia, como una esfera o “pelota” sometida a distintas fuerzas, de la naturaleza o de otra índole, pero sin dirección.

“La política debe parar ese pelota y ser capaz de proponer una planificación”, definió el referente académico de esta región, al evaluar el problema de las dificultades de acceso a la tierra y la consolidación de asentamientos irregulares –que derivan en condiciones de vulnerabilidad social- en la ciudad.

Barros, que integra el Centro de Investigación y Transferencia (CIT) Golfo San Jorge y es investigador adjunto del CONICET, advirtió que el ordenamiento debe evitar un manejo especulativo de la tierra, ya que una situación así haría explotar nuevamente el problema en el futuro cercano. “Es importante discutir el problema, debe existir una planificación pero con el horizonte de facilitar el acceso a la tierra, en lugar de favorecer la especulación inmobiliaria. No cualquier orden es mejor que el desorden. Si no se permite un acceso democratizado y factible a la tierra de calidad, nos vamos a encontrar en 5 años con el mismo problema, que de ese modo no se va a superar nunca”.

En relación a los asentamientos irregulares, Barros expresó que “está bien, se evitan algunas ocupaciones porque es ilegal, pero tenemos que pensar también adónde va a ir a vivir esa gente, es decir: planificar sin pensar en las personas que tienen que tener un acceso de calidad a la tierra, pueden llevar a condiciones de especulación inmobiliaria que no van a solucionar el problema”.

Las enseñanzas de la inundación de 2017

El investigador explicó el concepto de “Ciudad Redonda” en un capítulo del libro “Comodoro Rivadavia y la catástrofe climática 2017. Visiones múltiples para una ciudad en riesgo”. Allí explicó la idea de una esfera, sometida a las fuerzas de la naturaleza, para graficar el modo en que ha crecido la ciudad y aún sigue expandiéndose, a partir de la llegada de nuevas corrientes migratorias y en muchos casos en función de los vaivenes de la industria petrolera. “Es muy difícil también para el Estado ir delante de esos movimientos”, reconoció.

Para Barros, la catástrofe de 2017 “dejó ciertas enseñanzas, como lo relacionado a las fuerzas de la naturaleza, que por más que hace mucho tiempo que no lloviese o no sople viento, las posibilidades están. Ha dejado una enseñanza en cuanto a necesidad de planificación y la ciudad ha tenido intentos de pensar Códigos urbanos, pero ha costado ponerlos en funcionamiento y ejecutarlos a mediano y largo plazo”.

Para el investigador, es fundamental el rol orientador que debe asumir el sector político, en base a consensos previos, para avanzar en ese ordenamiento.

“Una de las fuerzas a las que está sometido ese objeto esférico con el que representamos a la ciudad son las fuerzas políticas, que van intentando modificar ese andar errático y van intentando dar una dirección. Está muy bien que la política, usando la misma metáfora, detenga esa ‘pelota’ para que deje de ir hacia cualquier lado: la política debe funcionar como guía y dirección, proponer horizontes para que la ciudadanía opte por ellos o no. La catástrofe ha dejado por lo menos la impresión de que hay ciertas cuestiones a tener en cuenta al momento de planificar la urbanización de la ciudad”.

De todos modos, lamentó que aún no se haya logrado un acuerdo de todos los sectores políticos para avanzar en esa meta.  

“Hay intentos por pensar una ciudad distinta, que es algo positivo, pero no sé si hemos pensado en una planificación de la urbanización. Las urgencias son muchas, más aún después de la catástrofe que dejó una crisis de infraestructura muy fuerte, reflejando un costado más débil de la política urbanística. Si bien desde el Estado uno ve que se está pensando una ciudad diferente, no me parece que haya habido una discusión explícita entre las distintas fuerzas políticas, para que haya consensos mínimos hacia dónde va a apuntar la ciudad”.

(*) Lic. en Ciencia Política, Universidad de Buenos Aires. MA in Political Theory, University of Essex. PhD in Government, University of Essex. Prof. Titular de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNPSJB. Líneas de investigación: constitución de identidades políticas, teoría del populismo, historia política de la Patagonia. Investigador Adjunto de CONICET.

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