“Es el año 2.100 y la ciudad que alguna vez fue cuna del petróleo, ese combustible que dejó de usarse 50 años atrás, se apresta a cumplir 200 años de vida. Los pocos habitantes que quedan en el pueblo recuerdan todavía las esperanzas del primer centenario, allá por2001: hoy, el mar ocupa grandes superficies que hasta hace algunas décadas pertenecían al ‘barrio cívico’, sobresaliendo la vieja estructura de lo que alguna vez se proyectó como un ‘estadio’. Unos pocos memoriosos recuerdan lo que era ‘el muro de la Ducós’, que fuera cubierto por la línea de baja marea. Algo parecido ocurre en las primeras calles de Rada Tilly, las más cercanas al mar…”.

Por suerte, suena el despertador y esta imagen de un futuro no tan lejano, es por ahora, solamente, una pesadilla. Un mal final para este informe. Pero aún hay tiempo de actuar para evitarlo.

Comodoro Rivadavia emite a la atmósfera alrededor de 2,3 millones de toneladas de dióxido de carbono por año, que utilizan al efecto invernadero y el calentamiento global. La estimación de ese dato surge del Programa Municipal de Acción Climática presentado recientemente por la Subsecretaría de Ambiente. 

Las emisiones de dióxido de carbono conforman uno de los causales principales del calentamiento global.

Hacia el año 2030, la meta es reducir esas emisiones en un 30 por ciento, es decir unas 700.000 toneladas de carbono menos, a de acciones específicas para mitigar los efectos adversos.

Aunque puede pensarse que lo que ocurre en una pequeña ciudad patagónica es una mínima parte de un problema de escala planetaria, en todos los ámbitos científicos se insiste en la importancia de las acciones de conciencia y prevención en cada ámbito, sea grupal o individual.

“El año pasado el municipio firmó un convenio marco con la red argentina de municipios contra el cambio climático y la idea es empezar a participar, ya que Argentina se ha comprometido en el acuerdo de París, a reducir sus emisiones de dióxido de carbono hacia el año 2030”, comentó Daniel González, subsecretario de Ambiente del municipio.

Argentina prevé limitar a 259 millones de toneladas la emisión de dióxido de carbono hacia el año 2030, según las metas asumidas. Apunta además a ser “Carbono Neutral” a partir de 2050, es decir prescindiendo del uso de combustibles fósiles.

Dentro de ese compromiso a nivel país, Comodoro Rivadavia se propone contribuir reduciendo un 30 por ciento de sus emisiones actuales, es decir achicando desde los casi 2,3 millones de toneladas actuales, hasta 1,6 millón de toneladas por año. 

Medidas de mitigación y adaptación

El plan de acción climática, presentado la semana pasada ante autoridades municipales, prevé dos líneas de trabajo. Por un lado, las decisiones políticas de mitigación para reducir las emisiones; y paralelamente, las de adaptación al cambio climático, ya que éste ha comenzado y es inevitable afrontar sus efectos, según ha planteado recientemente el panel de expertos de Naciones Unidas.

La "energía estacionaria" proviene, en gran parte, de los usos domésticos del gas.

“Si se logran algunas de las metas, la idea es ralentizar el cambio climático, evitar que el aumento de la temperatura supere el 1,5 grado hasta el año 2050”, refirió el funcionario municipal. 

El programa, que fue presentado el 2 de septiembre último, da cuenta de que 77 por ciento de las emisiones se produce en la llamada energía estacionaria.

“Estamos hablando de calefacción o usos del gas que debemos empezar a regular –detalló González-, hay que hacer muchos cambios no sólo a nivel industrial, sino también domiciliarios. Hay que terminar con la vieja costumbre de dejar la hornalla prendida y la ventana abierta, son cambios culturales en cuanto a lo domiciliario. Y en lo industrial, hay que empezar a trabajar normativas específicas, para apuntar a un mejor uso del gas y evitar la liberación de dióxido de carbono”.

Dentro de lo que es “energía estacionaria”, el informe señala que  alrededor de un 48 por ciento proviene de los usos industriales y de actividades de construcción, mientras que otro 23 por ciento se origina en edificios residenciales. Luego se suman usos comerciales y similares.

“Es necesario mejorar los sistemas de aislamiento de las viviendas –indicó González-, debemos trabajar con Planeamiento Urbano, con Obras Particulares, etc, para generar nuevas normas de construcción; de ese modo vamos a poder contribuir a la mitigación del cambio climático”.

Algo más del 16 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono se generan por el transporte terrestre, calculado a a partir de la venta de combustibles, según precisaron autores del proyecto. En esto se incluye ómnibus, camiones, vehículos particulares y movimiento de aviación.

El 16 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono en Comodoro provienen del transporte, según el informe al que tuvo acceso ADNSUR. Foto: Nicolás Herrera.

Las propuestas para atenuar estas emisiones van desde medidas para descentralizar el movimiento de la ciudad, comercial y municipal, hasta promover el uso de ómnibus eléctricos o alimentados a hidrógeno.  

Obras de adaptación para evitar inundaciones

En cuanto a las medidas de adaptación, González reseñó que éstas se vinculan a las obras de infraestructura proyectadas para evitar grandes inundaciones, a partir do que se espera como intensificación de fenómenos climáticos cada vez más extremos. 

“La última lluvia que hubo en la ciudad, hace un par de semanas, fue la más importante desde 2017, con casi 36 milímetros en un día y medio y vimos que la ciudad pudo responder bastante bien. No hubo grandes percances, mientras se esperan las grandes obras para atenuar estos efectos”.

“Este riesgo climático nos alerta sobre el aumento de temperaturas, sequías, grandes lluvias y aumento del nivel del mar. Si nosotros como planeta podemos mejorar y comprometernos y disminuir esas emisiones, que son las que alteran la circulación atmosférica, podremos alcanzar en el mejor de los escenarios para el año 2100, que el mar ascienda ‘solamente’ 44 centímetros en promedio”.

El Programa Municipal de Mitigación de Emisiones contempla dos escenarios posibles para el año 2030: con acciones, se reduciría en 700 mil toneladas. Sin acciones, habría un alza importante.

Reducir las emisiones de metano que genera el enterramiento de residuos

Diego Distel es uno de los autores del programa. Ante la consulta de ADNSUR refirió también la importancia de acciones de mitigación de carácter individual, como las que pueden surgir a partir del compostaje domiciliario.

Una de las metas apunta a reducir el enterramiento de residuos sólidos urbanos, cuya descomposición genera metano, que genera casi 30 veces más negativo, en cuanto a la emisión de gases de efecto invernadero, que el dióxido de carbono. 

“En ese tema se proponen acciones para reducir los residuos sólidos orgánicos, tanto industriales como residenciales, con dos alternativas. Una es a través del tratamiento aeróbico, que es la producción de compostaje y la otra es el aprovechamiento de ese gas para generar energía eléctrica”, precisó Distel.  

La elaboración de compostaje, mediante el procesamiento de residuos orgánicos domiciliarios a través de lombrices californianas, es otra de las acciones propuestas.

Reactivar un parque eólico en la ciudad es otra de las medidas que propone el plan de mitigación de los efectos del cambio climático. Esto posibilitaría la generación de energías limpias y reemplazar una parte de lo que hoy se produce con generación termoeléctrica.

“Con un parque eólico de esas características, de 30 Mw, se podría evitar el impacto de 60.605 toneladas de carbono al año en la ciudad, lo que representaría casi el 9 por ciento de la reducción de emisiones que se están proponiendo”, detalló Distel. 

Con acciones para lograr eficiencia energética en edificios residenciales y en la industria, se lograría evitar el impacto de otras 430.000 toneladas al año, entre otras medidas propuestas en el plan para reducir los impactos, completando otro 70 por ciento de las reducciones.

“Aproximadamente las tres cuartas partes de las emisiones corresponden a gas natural, por eso se promueven medidas para un uso más eficiente de estos recursos”, indicó Distel. “Es necesario promover una cultura de cuidado, con acciones individuales de concientización que permitirían mejorar también en la industria”.

En cuanto al compostaje, detalló que ya se impulsan acciones para incentivar este tipo de acciones domiciliarias, a fin de reducir el tonelaje final de residuos que van a enterramiento, luego de su separación en el planta de tratamiento municipal. 

La reactivación de un parque eólico en la ciudad, de 30 Mw de potencia, permitiría reducir casi un 9 por ciento de las emisiones actuales.

“No hay una sola medida para tomar, sino que es un conjunto de acciones que deben adoptarse”, añadió Distel, para enfatizar la importancia de que el problema del cambio climático debe abordarse desde la planificación del Estado, pero también desde la conciencia individual.

Aumento del nivel del mar

El informe contiene datos que conviene analizar con serenidad para entender la importancia de comenzar a tomar decisiones de inmediato. 

“Existe evidencia geológica de que durante el último período interglacial (hace 129 mil años a 116 mil años), durante el cual la temperatura media global era de 1 a 2°C superior a la de la era pre-industrial, el nivel promedio global del mar era alrededor de 5 metros superior al actual”, indica la presentación.  

“Desde los últimos dos o tres siglos existen registros de mareas en distintas partes del mundo que indican una subida del nivel del mar de alrededor de 30 centímetros desde el año 1800”, añade. De ese total, más de 6 centímetros corresponden al período 1993-2012, según las mediciones disponibles.

¿Qué se espera para el caso de que el aumento de la temperatura no pueda atenuarse?

“En el mejor escenario, la suba promedio va a ser de 44 centímetros, con un mínimo de 28 y un máximo de 61 centímetros –detalló Daniel González-. Eso es algo que ya va a resultar inevitable, aun cuando podamos atenuar el impacto. En el peor escenario, la suba proyectada es de 74 centímetros como promedio, pero va desde 52 centímetros hasta 1 metro”.

La línea de alta marea podría modificarse, según las proyecciones hacia el año 2100.

Con un ascenso de estas características, aun en el mejor escenario, puede afectar gravemente determinadas áreas costeras. “Un sector como Rada Tilly, que en marea alta tiene el agua sobre el muro costero, o la avenida Ducós, se verían perjudicados –estimó González-. Estamos hablando del año 2100, pero es necesario tomar hoy las decisiones, porque somos responsables por las generaciones futuras”. 

El otro final posible para este informe

“Año 2.099. Comodoro Rivadavia. La ciudad que supo reconvertir su economía hacia los actuales modos de generación de energía y combustibles limpios, se consolida como enclave fundamental para el abastecimiento de hidrógeno verde, demandado por distintos lugares del mundo: a punto de cumplir su bicentenario, los proyectos que empezaron a hace más de 70 años, como una salida frente a la necesidad impuesta por el cambio climático, son hoy una realidad palpable ”.

¿Cuál de las dos opciones será posible? Para despejar la incógnita no hace falta esperar ocho décadas: empezará a vislumbrarse en el corto plazo, ya que el tiempo de descuento para evitar los efectos más graves ha comenzado a correr demasiado rápido. Tal vez aún no sea tarde. 
 

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