La jubilación mínima en Argentina quedó un 112 por ciento por debajo de la inflación en el período 2020-22, sin considerar el bono complementario, mientras que la merma es menor a la del período 2016-19, cuando quedó un 166 por ciento debajo de la inflación. Sólo en el período 2011-15, los jubilados le ganaron al índice de precios, cuando el haber mínimo quedó 23 por ciento por arriba.

Las conclusiones pertenecen a un estudio de la consultora Focus Market, que dirige el economista Damián Di Pace, quien además añade que en el período 2020-22, la jubilación mínima tuvo una actualización del 306 por ciento, con bono incluido. En el período 2011-15 había subido un 200 por ciento y en 2016-19, un 129 por ciento.

Esos datos deben compararse contra el aumento de la inflación en los distintos períodos, ya que entre enero 2020 y marzo 2023 los precios crecieron más del 335 por ciento. En 2011-15 la inflación acumulada fue del 177 por ciento y en 2016-19, un 295 por ciento.

“En el estudio comparativo de cobro de la Jubilación Mínima en América Latina, en el puesto 1 se encuentra Ecuador (cuya economía está dolarizada), donde reciben 450 dólares –añade Di Pace en su informe-. En último lugar se encuentra Venezuela, donde un jubilado cobra 5,8 dólares al mes. Argentina es el octavo de los once países analizados considerando la jubilación más bono (195 dólares), mientras que sin bono se encuentra en puesto 10, anterior a Venezuela”.

El trabajo también advierte sobre la pérdida de financiamiento del sistema, por el crecimiento del empleo en negro y la baja relación de aportantes activos por cada persona jubilada en el país:

“La sostenibilidad del sistema previsional Argentino es una gran preocupación, presente y futura. La falta de generación de empleo privado, es decir de aportantes nuevos en relacíón al ingreso de mayor cantidad de jubilados y pensionados, hace que se tenga que achicar la pirámide de cobro hacia abajo, ampliando la base de beneficiarios”, sostiene el informe.

“Mientras en 2016 había 2,1 aportantes al sistema por cada 1 que cobraba, hoy cayó a 1,6 aportante por cada jubilado que cobra, cuando se necesitarían al menos 3 aportantes activos. Argentina se encuentra dentro de los últimos puestos a nivel mundial respecto de la sostenibilidad el sistema a futuro. A su vez, hoy el sistema cuenta con más jubilados que cobran por moratoria, sin haber aportado que jubilados que han aportado al sistema”.

Comparado contra la inflación: ¿Cuánto perdió la jubilación mínima entre 2011 y 2023?

También hace una comparación contra la década del 90, cuando regía la ley de convertibilidad y establece el valor de referencia de la jubilación mínima para ese período, que resulta superior al actual:

“Durante los ’90 en Argentina regía el plan de la Convertibilidad dónde 1 peso era igual a un dólar, en 1.998 un jubilado recibía como mínimo 200 dólares mensuales, actualmente con un tipo de cambio mayor a $350 la jubilación mínima para marzo 2023 sin bono representaría 156 dólares, y con bono el valor asciende a 195 dólares, en ambos casos inferior al poder adquisitivo de 1.998”.

Por debajo del alquiler y de la canasta básica

El informe también aborda otros parámetros, vinculados a la evolución del haber jubilatorio mínimo y la referencia del precio de alquilar un departamento y la canasta básica alimentaria.

“En 8 de los 11 años de la serie 2011-2022, el valor promedio de alquiler de un departamento de 1 ambiente en la Ciudad de Buenos Aires supera al valor de una jubilación mínima; si bien en 4 años era inferior, la incidencia de un alquiler en el haber mínimo oscilaba entre un 92% y 95%. Para el primer trimestre del 2023 (REM del BCRA) la tendencia no tuvo cambios, es decir que el valor de un alquiler supera a lo que cobra por mes un jubilado como mínimo con y sin bono, aunque por un porcentaje inferior al registrado en 2022”.

Comparado contra la inflación: ¿Cuánto perdió la jubilación mínima entre 2011 y 2023?

El valor de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) fija el valor de la línea de indigencia, es decir las personas que poseen ingresos inferiores a dicho nivel son personas que se encuentran en condiciones de indigencia.

“Desde el año 2016 al 2023 la cantidad de canastas básicas que podría comprar un jubilado que recibe la mínima (sin bono) oscilaba entre un 2,3 y 4,1; en caso de observar la jubilación más un bono la cantidad de canastas que se pueden adquirir aumenta a 2,9 y 4,5. En el año 2023 se registran los niveles más bajos de poder adquisitivo, ya que se puede acceder a sólo 3,2 y 2,5 canastas con y sin bono, respectivamente”, refleja el informe.

Principalmente se debe a que, si bien los haberes mínimos aumentaron para enero 2023 un 17,04 por ciento, la inflación y precios de alimentos subieron a un ritmo más acelerado que el aumento de las jubilaciones.

 “El jubilado en nuestro país tiene un mayor uso de su haber para alimentos y medicamentos que desgraciadamente son de los bienes que más variación de precios al alza han tenido en los últimos años –concluyó Di Pace-. En el caso que un Jubilado por su parte no tenga vivienda propia no puede sostenerse su calidad de vida ingresando en la pobreza. Aún contamos con una generación que tiene vivienda propia, pero será este un gran inconveniente para este nivel de ingreso si lo analizamos en valores constantes para los futuros jubilados”.

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