CAPITAL FEDERAL (por Daniel Montamat /Cronista.Com) - Mientras esta oferta excedente no sea absorbida por la demanda o por una reducción de suministro los precios del petróleo seguirán en baja. En esto estamos todos de acuerdo.

Ahora bien, muchos analistas sostienen que el precio del petróleo se mantendrá a la baja, y algunos se arriesgan a que el barril puede perforar los u$s 20 e incluso llegar a 10. El sesgo de selección informativa, bien explicado por la nueva economía conductual, determina que hasta los especialistas empiecen a hacer seguidismo de tendencias. Como el barril de petróleo bajó un 70% en el último año, no puede parar de bajar. A partir de allí se escoge la información que funda el razonamiento.

Por el lado de la demanda, el argumento favorito en este momento es debilitamiento de la tasa de crecimiento de China. La reducción del crecimiento chino ha arrastrado a las distintas commodities a la baja, petróleo incluido. Pareciera verosímil porque China es el segundo importador mundial después de Estados Unidos. Pero la afirmación es falsa: China tuvo récord de importaciones de petróleo en 2015, (6.7 MMb/d). Es cierto que por el lado de la demanda la economía mundial no muestra signos de reactivación como para entusiasmarse, pero muchos exageran el nivel de ralentización de la economía mundial y su importancia relativa para explicar el nuevo escenario de precios petroleros.

Estamos frente a un problema de sobreoferta porque en los últimos 5 años los productores de shale oil americanos agregaron 4.5 millones de barriles a la oferta mundial. Los cambios en las tecnologías de producción por el lado de la oferta, y los cambios de las preferencias de los consumidores por el lado de la demanda siguen siendo poderosas fuerzas de shock que, de vez en cuando, ponen patas para arriba paradigmas interpretativos de larga data. La producción de shale de Estados Unidos, más la producción de arenas bituminosas de Canadá, más la de crudos pesados y de crudos de aguas profundas, representan poco más del 10% de la producción total del mundo (alrededor de 10 millones de barriles día) cuando en el 2005 sólo representaban el 4%. Los altos precios de la última década habilitaron desarrollos en todos estos crudos de alto costo, cuyos break- even (precios donde los ingresos cubren los costos) van entre los u$s 50 y los 90 por barril.

Es decir, con las actuales cotizaciones del barril de u$s 30, ningún inversor de la industria se arriesga a iniciar nuevos proyectos en este segmento de la oferta. Pero de esos 10 millones de barriles de oferta de alto costo que están en producción, la mayor parte tiene costos operativos (lifting costs) inferiores a 30 dólares. De allí que mientras se derrumbó el nivel de actividad (número de equipos trabajando) en los no convencionales de Estados Unidos, la producción de shale oil se redujo sólo 400.000 barriles día respecto al pico.

Según un estudio de Wood Mckenzie, aún el presal de Brasil y las arenas bituminosas de Canadá se pueden seguir explotando con costos operativos de alrededor de u$s 20. El ciclo bajista va a terminar cuando caiga la producción y se reduzca la oferta (la de alto costo, la de la OPEP, la extra OPEP, o una combinación de ellas). En esto hay intereses convergentes de todos los productores (OPEP y no OPEP). El problema es hacer coincidir la agenda mientras se especula en la debilidad del otro para sostener la producción. Irán puede colocar 500.000 barriles adicionales/día y Arabia Saudita puede precipitar una guerra de precios mientras los crudos de alto costo mantienen volúmenes productivos razonables sostenidos por costos marginales de corto plazo. En esas circunstancias el precio del barril seguirá sin piso.

Pero en algún momento los intereses de los productores (de alto y bajo costo) se van a realinear y el precio del petróleo iniciará su recuperación sostenida. En este escenario de timing impreciso lo que sí podemos saber es que el precio del petróleo tendrá un nuevo techo establecido por los costos marginales de largo plazo de la producción no convencional de Estados Unidos.

Por Daniel Montamant / El Cronista.Com

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