Por ahora no hay pruebas de que los efectos en las horas siguientes al refuerzo contra el Covid sean distintos de los ya conocidos para las dosis anteriores. Depende, en parte, del tipo de vacuna y, en muy buena medida, de la respuesta particular de la persona que la recibe. Este segundo hecho, absolutamente subjetivo, es, además, impredecible.

En cualquier caso, quien quiera seguir de cerca la experiencia con los boosters debería mirar por fuera de las fronteras nacionales. 

Hasta el momento, Argentina llevaba administradas 1.294.189 dosis “extra”, de las cuales el 90% son terceras dosis propiamente dichas, es decir, las indicadas por el Ministerio de Salud para completar la cobertura de personas con inmunocompromiso y para mayores de 50 que hubieran recibido Sinopharm. El 10% restante corresponde a la nueva ronda de refuerzos que se inició hace unos días, ahora enfocada en el personal de la salud.

En tanto, países como Chile y Uruguay llevan la delantera regional y casi mundial, en parte porque arrancaron la vacunación antes que Argentina, en parte porque intentan contrarrestar el efecto de haber administrado esquemas iniciales con dosis de Sinovac/Coronavac, una vacuna buena, pero -como Sinopharm- menos "inmunogénica", es decir, que levanta menos anticuerpos.

Tomando la cantidad de refuerzos aplicados cada 100 habitantes, Argentina hasta ahora dio menos de dos. Chile, 38; Uruguay, 37. Para completar un mapa ilustrativo, el Reino Unido dio menos de 20; Estados Unidos, menos de 10. Los datos son de Our World in Data. 

CUÁLES FUERON LOS EFECTOS

La experiencia fue compartida a Clarín por Rafael Araos, encargado ministerial de procesamiento de datos de las vacunas contra el Covid-19 y desarrollador del estudio fase 4 en ese país.

“Más que efectos serios, se ven algunas reacciones locales, lo que es esperable al combinar esquemas y, sobre todo, en un booster. Sin embargo, hay que remarcar que no hay banderas rojas con respecto a efectos adversos relevantes tras la administración de los refuerzos”, resumió.

Desde Uruguay, una fuente oficial esbozó que no se habían visto eventos atendibles, más alla de los conocidos: el clásico dolor en el lugar del pinchazo y eventuales síntomas pseudo gripales.

Por su parte, la FDA estadounidense asegura que “después de recibir una vacuna de refuerzo, los efectos son similares a los de la serie inicial de dos dosis o dosis única. Fiebre, dolor de cabeza, fatiga y dolor en el lugar de la inyección”, y agregan que “fueron de leves a moderados”. Respecto de efectos “graves”, aclaran que “pueden ocurrir”, pero remarcan que “son raros”.

Jorge Geffner, experto en inmunología y titular de la materia Inmunología, de la Facultad de Medicina de la UBA, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS) e investigador Superior del Conicet, remarcó que hasta ahora no se vieron (“en ningún paper donde se asiente la experiencia internacional”) eventos destacables con las terceras dosis o refuerzos.

“No tengo constancia de que 'pegue' más. La mayor experiencia afuera es con las vacunas de plataforma ARN mensajero, que son Pfizer y Moderna, y con Oxford-Astrazeneca, que es una 'adeno' (N. de la R.: en base a adenovirus). No se vio nada en particular; a nadie le ha llamado la atención, no ha salido ninguna alerta al respecto”, aclaró.

Pero si alguien sintiera un efecto peor, ¿a qué se podría deber? Según Geffner, “sería parte de la reactogenicidad en la fase temprana. Tiene que ver básicamente con la inmunidad innata, no con la adaptativa, que desarrolla memoria inmunológica. Ahí el protagonista central es el macrófago, una célula con potencial inflamatorio”.

“Es decir que si la persona tuviera mayor dolor de cabeza o fiebre, querría decir que, de alguna manera, se está activando más el macrófago, pero no hay evidencia de que eso esté pasando o tenga relevancia”, subrayó.

La gente lo dice y está reportado en informes locales e internacionales: AstraZeneca puede producir una reactogenicidad "memorable". Es esperable que, usada como refuerzo, dé lugar a efectos similares.

Sin embargo, es probable que miles de personas en Argentina reciban refuerzos de vacunas ARNm, es decir, de Pfizer o Moderna.

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