Cuando el running puede causar adicción al ejercicio
Una investigación mendocina concluyó que esta práctica tan saludable causa efectos negativos en 3 de cada 10 corredores.
Una investigación mendocina advirtió cómo algunos deportistas se exigen tanto que podrían calificarse como adictos. El trabajo se enfocó en los runners y concluyó que casi 3 de cada 10 encuestados presentaba indicadores de dependencia o adicción.
Su comportamiento resulta similar al de cualquiera que tiene un consumo problemático, como el juego o sustancias psicoactivas. Así, el abuso termina por afectar toda su vida e incluso sus vínculos. La exigencia de algunos corredores llega a tal extremo que se lesionan y aún así, eligen seguir corriendo. Una verdadera paradoja dados los innumerables beneficios de la actividad física.
“A veces se les caen las uñas por tanto correr, se vendan y salen aunque sangren, tienen desgarros o no se rehabilitan porque tienen apuro por volver a la actividad física”, enumeró María Cristina Estrella, investigadora de la Universidad Juan Agustín Maza.
El equipo de investigadores analizó las conductas de un grupo de corredores del Gran Mendoza. Del total, 28% resultaron afectados por adicción o dependencia de acuerdo a los parámetros del “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM - IV)” editado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA).
Estrella destacó que si la práctica está asociada a la competencia, más se favorecen estos excesos: “Es habitual que dejen a la familia o reuniones de domingo porque tienen que entrenar(se) cuando tienen una maratón”.
Los afectados suelen disponer cada vez de más tiempo para el ejercicio y como consecuencia reducir el que destinan a otras actividades, entre ellas las sociales, ocupacionales y recreativas. Además, presentan síntomas de abstinencia cuando la suspenden, como fatiga y ansiedad, y sólo volver a la actividad física atenúa el malestar. El informe destaca también que sienten un deseo difícil de controlar por lo que lo califican de una conducta compulsiva.
Por otra parte, consideró que también puede extrapolarse a los ciclistas. “Conozco gente que si no sale a andar parece un lobo enjaulado”, comentó Estrella.
De los 100 consultados en el estudio, 8% manifestó adicción, 11% dependencia sintomática y 9% dependencia asintomática. Los resultados obtenidos incluso superaron la proporción de afectados por adicción que han informado estudios similares en otros países: un promedio de 3% versus 8% obtenido en corredores de la provincia.
Los profesionales de la Maza tomaron como disparador investigaciones sobre el tema realizadas en España y utilizaron ese mismo método de análisis.
Este tipo de situaciones se presentan cada vez más propiciadas por varios factores. Por un lado, prácticas deportivas como el ciclismo o el running están de moda, lo cual otorga reconocimiento social.
Por otra parte, Estrella consideró que los más afectados suelen ser personas de entre 40 y 60 años a los que tales prácticas les hacen sentir que se mantienen jóvenes, les mejoran el bienestar y la autoestima.
Subrayó que no se trata de rechazar el propio cuerpo sino por el contrario, de demostrar de cuánto son capaces.
El ejercicio genera la producción de endorfina, también llamada “hormona de la felicidad” y cuando se suma la competencia contra uno mismo o con otros, aparece la adrenalina, considerada como “hormona del rendimiento y la activación”.
Esa combinación motiva a ir por más, sin tener en cuenta, por ejemplo, las lesiones o dolores musculares o articulares, explica el informe.
Sergio Furlán es entrenador de runners que participan en competencias internacionales. Desde su punto de vista, “una cosa es la adherencia y otra la adicción”.“La tiene que diagnosticar un médico, no creo que sea adicción en el sentido real de la palabra. Aunque tampoco es buena la adherencia exagerada porque se deja de pasar tiempo con la familia o de buscar a los chicos en la escuela”, reconoció.
Consideró además que lo que diferencia una adicción de la adherencia es que la persona se siente bien y plena: “Es verdad que se pierden los vínculos, que se infiltran para seguir corriendo, que corren lesionados, que le decís que no vaya a una competencia y va, pero también es verdad que los entrenadores propiciamos esto: si entrenaron un año para correr 100 kilómetros les decimos que sigan para adelante, de ser estimuladores de una actividad terminamos siendo dictadores; pero nos contrata gente que busca esto”.
Macarena (43) entrena como corredora desde hace muchos años y destaca que se trata de un aprendizaje que viene de la mano del desafío. “Todos estos años he entrenado con miedo, recién ahora me doy cuenta que si me ahogo no me voy a morir y que uno puede controlar su corazón”. Y confiesa que “ha sido un aprendizaje lento. Hay dos formas de sacar fuerzas: una es desde el dolor y bloqueando los pensamientos negativos; y la otra motivándose”.
Fuente: losandes.com.ar • Fotos: infocus.dellemc.com, oceanblissrecovery.com