Cupo laboral trans: 9 personas trabajan en el municipio de Comodoro
En 2018, en Chubut se sancionó la Ley de Cupo Laboral Trans. Sin embargo, solo en Comodoro Rivadavia se hizo efectiva su aplicación. En la actualidad 9 personas trabajan en distintas áreas de la Municipalidad, desde Cultura a Tránsito y el Laboratorio de Aguas. Para ellas y ellos el trabajo no solo significa un sueldo, sino la posibilidad de terminar de insertarse al sistema, soñar con una jubilación y hasta tener acceso a la salud, algo que muchas y muchos habían perdido.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) – “Esto es desde la niñez. Tuve una infancia bastante buena pero se complicó a la hora del trabajo. La escuela la termine y la Universidad no la quise empezar porque cuando yo me presentaba mi DNI decía un hombre y vos veías otra cosa, y te daba vergüenza por así decirlo. Entonces no quise seguir”.
Quien habla es Benjamín Hidalgo, uno de los hombres trans que en la actualidad trabaja en la Municipalidad de Comodoro Rivadavia, el único municipio de Chubut que aplicó la Ley de Cupo Laboral Trans que en 2018 se sancionó en la Legislatura provincial.
Según pudo confirmar ADNSUR, en total 11 personas trans pudieron acceder a un trabajo, algo que para ellos y ellas significa más que un sueldo e incluso su inserción total al sistema.
ENCERRADO EN UN FRANCO DE VIDRIO
Benjamín tiene 29 años y toda su vida vivió en el barrio Pietrobelli. Cursó la Primaria en la Escuela 119 y la Secundaria en la 711, exMagisterio. Fue en este último establecimiento, mientras transitaba los últimos años de escuela, cuando decidió romper el frasco de vidrio en el que sentía encerrado.
“Esto viene de la niñez pero yo se lo plantee a mi mamá a los 16 o 17 años. Le dije que no me consideraba una persona lesbiana y que si podía llegar a hacer el cambio de identidad, como ya sucedía en otros países, lo iba a hacer. Las palabras exactas fueron que me sentía encerrado en un frasco de vidrio”, contó en una entrevista con ADNSUR.
Benjamín no guarda ningún rasgo de la chica que alguna vez reflejó su apariencia. Tiene barba, el pelo corto y gestos bien masculinos. Asegura que tuvo una infancia feliz gracias al acompañamiento de sus padres y que cuando decidió plantarse pidió que lo llamen por el apellido, lo que sus profesores respetaron.
La secundaria la terminó sin problemas. Sin embargo, las dificultades aparecieron al momento de pensar qué iba a seguir estudiando. Es que el temor y la vergüenza por lo que sucedía cada vez que mostraba el DNI pudieron más y decidió no ir a la universidad y buscar otras opciones.
Benjamín cuenta que estudió gastronomía en un reconocido establecimiento de la ciudad, pero abandonó, y luego se fue a la tornería. Aunque tampoco era lo suyo.
A la distancia cree que esas decisiones fueron su respuesta al mismo problema: su identidad. Pero todo cambió a los 24 años cuando hizo el cambio de identidad de género.
Luego vino el tratamiento hormonal y la primera cirugía y en enero de este año, luego de mucho tiempo militando su lucha, el trabajo en blanco.
Benjamín trabaja en la Dirección de Diversidad, LGBTIQ Social y Étnica realizando la misma tarea que hacía Nahuel, un hombre trans que lo ayudó cuando comenzó a interiorizarse más sobre sus derechos y posibilidades.
Cada semana, recibe a hombres y mujeres que quieren saber sobre la identidad de género y los asesora sobre cómo sacar su DNI, los tratamientos hormonales y demás.
Para muchos significaría solo un trabajo, pero para Benjamín no. “Para mi fue saber que sos parte del sistema y más en municipio donde no todos pueden entrar... te cambia la vida. Para mi es una felicidad terrible pasar de trabajar en changas o no conseguir trabajo por la edad a hacer algo que te hace feliz. Ahora tengo aportes y obra social. Todo esto es un logro para poder construirte como persona”, resumió quien ahora sueña con llegar a tener una casa propia.
LA HISTORIA DE ESTRELLA
Estrella Miranda Calbucura es otra de las personas trans que hace un tiempo trabaja en la Municipalidad.
En su caso hace cuatro años comenzó a ser parte de los talleres de la Secretaría de Cultura, gracias a una exposición que hizo junto a un fotógrafo y un diseñador de modas.
El maquillaje que realizó para devolverle la vida a Marilyn Monroe fue tan bueno que las autoridades de la dependencia le ofrecieron sumarse a los talleres culturales. Desde entonces ella enseña a maquillar a personas de diferentes edades que buscan una salida laboral.
Estrella tiene 45 años, creció en el barrio Pietrobelli y realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Santo Domingo Savio, donde comenzó su transformación estética a mujer. Aunque por dentro siempre se sintió una de ellas.
“Mi cambio de identidad lo sé desde muy chica. Mi identidad era otra, no me registraba como tal, pero mi transición comenzó más que nada en el secundario. En la primaria era todo más tranquilo, pero igual me lo hacían notar porque iba a una escuela salesiana. Creo que esa fue la peor experiencia en cuanto al bullyng, la burla, porque cuando no encasillas en lo que entre comillas es lo normal sos objeto de burlas. La procesión va por dentro.”
Cuando Estrella tomó la decisión de mostrarse como se sentía corría el año 92. Al momento de hacerlo pensó solo en ella y decidió ir “contra y viento y marea” con tal de ser feliz. Asegura que para ella no fue difícil porque ya sabía quién era. Sin embargo, sí lo fue para su entorno que luego le brindó todas las posibilidades que muchas de sus compañeras no tuvieron.
“Muchas de mis compañeras tuvieron que irse de su casa. Yo me quede con el acompañamiento y la contención de mis viejos. Pero si tuviera que volver atrás yo no se lo desearía jamás a nadie el tener que transitar una época en que transitamos nosotros las que somos de 40 años. Era muy tremendo. Ahora estamos más avanzados en el tema y se puede contener de otra manera a los chicos o adolescentes que se sienten de otra manera”.
Estrella asegura que en la Secundaria vivía en la dirección por sus modales y su forma vivir, desde pintarse las unías hasta delinearse. En la entrevista admite que le cuesta recordar el pasado. Las heridas todavía duelen. Pero al igual que Benjamín todo cambió cuando hizo su DNI, lo que le dio la identidad, la posibilidad de votar, viajar al exterior sin ser tratada “como una narcotraficante” y hasta volver a una consulta médica, algo que había abandonado por ese rechazo a ser tratada de forma diferente.
En la actualidad está a solo dos años de recibirse de profesora de ingles, algo que estudió desde chica en diferentes institutos. Esa herramienta fue su principal fuente laboral tras la secundaria, aunque también incursionó en la repostería, cocina y venta de ropa, “siempre tratando de tener mi entrada propia con las posibilidades que yo tenía”.
Por eso para ella ingresar a la Municipalidad fue todo un cambio. “Me tomó por sorpresa. Cuatro años consecutivos deje proyectos en Cultura hasta que por una casualidad me llamaron para el taller. Lo más importante es tener acceso a la salud porque pasaron 30 años de mi vida que no pise prácticamente un hospital. El día que volví a ver un doctor gracias a dios estaba todo bien. Él me pregunto por qué había tardado tanto. Yo le explique y está a la vista: por la marginalidad y el maltrato. Pero este es el reconocimiento del sistema, todo gracias a leyes que nos amparan”.
SER ADULTA MAYOR A LOS 50
En la actualidad Estrella tiene más de 70 alumnas en diferentes espacios y su sueño es poder alcanzar la edad jubilatoria para poder disfrutar de ese beneficio. Algo casi imposible de pensar en el pasado, ya que como dice ser trans y tener 50 años era un milagro, por la expectativa de vida del colectivo.
Con ella coincide Daniela Andrade, titular del Área de Diversidad , quien afirma que con la adhesión de la Ley de Cupo Trans eso está cambiando.
“El trabajo dignifica dicen las compañeras y una lo sabe porque fue difícil la transición que tuvo que hacer este municipio para aceptar personas diferentes. Pero encontrar un trabajo significa mucho para las compañeras, porque muchas pensaban que no querían vivir más allá de los 40, porque no había futuro para ellas, y ahora quieren vivir hasta los 100 para poder disfrutar de esta oportunidad que les dio la política pública”, explicó Andrade.
La funcionaria confirmó a ADNSUR que 9 personas ingresaron a la Municipalidad con el cupo laboral trans de un total de 11 que prestan servicio en diferentes dependencias. Sin embargo, lamenta que en otras ciudades no se haya implementado.
“En Comodoro estamos pasado del cupo, pero en otras ciudades no se adhirieron a esta ley que se hizo en la provincia. Cuando se reglamentó la ley nosotros entregamos un petitorio en todos los municipios de Chubut para que se adhieran pero no tuvimos respuesta. En Puerto Madryn salió la ley, se votó, se reglamentó pero no se hizo efectiva, y en Trelew, Sarmiento, Rawson, Esquel tiene el cupo en el Concejo Deliberante pero no se activó”, reclamó.
Daniela es palabra autorizada y un caso testigo para las personas de su colectivo. Fue la primera mujer trans en trabajar en la Municipalidad cuando todavía en Argentina no se hablaba de identidad de género y cupo trans. Primero lo hizo como tallerista contratada y posteriormente estuvo en planta transitoria hasta que pasó a planta permanente. Y en la actualidad es la titular de la oficina de Diversidad. Sin embargo, no descansa y ahora quiere ir por más y tratar de trasladar el cupo trans al ámbito privado para dar otro paso en esta lucha que iguala, dignifica y concientiza sobre lo importante de aceptar la diversidad.