Ni las promesas de la actual gestión de la Municipal ni el abrazo simbólico que los vecinos del barrio realizaron a principios de este año pudieron evitar que el viejo cine de Kilómetro 8, construido en la década del 40, cayera en desgracia como sucedió con otros patrimonios de la pujante Comodoro Rivadavia.

Tres meses atrás Aeropuertos Argentina 2000 pidió autorización al Concejo Deliberante para derribar el mural que en la década del 90 pintó Dolores Ocampo de Morón, y ahora se confirmó que empresarios chinos construirán un supermercado en el edificio del antiguo cine que funcionó hasta casi la década de 80 y que en los años había albergado a una agencia de quiniela donde un apostador se hizo millonario gracias al azar.

De esta forma, ese barrio y la ciudad pierden la oportunidad de darle un valor histórico real al edificio del viejo cine, y el sueño de construir un Salón de Usos Múltiples para la escuela 126 quedó en el pasado.

La huella del ferrocarril

El cine de Kilómetro 8 fue construido por la Compañía Ferrocarrilera de Petróleo (Conferpet) de Comodoro Rivadavia en 1945 (hoy Petroquímica) y continuó con su actividad hasta casi la década del 80 cuando dejó de proyectar películas.

El edificio es una de las históricas salas de la ciudad, que en la actualidad solo mantiene abiertas los cines Coliseo y Teatro Español. Mientras que el Cine teatro de Astra fue rescatado y es utilizado para actividades culturales por la Biblioteca Popular del barrio; la antigua sala de Diadema está en desuso y la del barrio General Mosconi, construida por YPF, forma parte de las instalaciones del Colegio Salesiano Deán Funes.

una vez que cerró el edificio quedó prácticamente abandonado

En 2013, los habitantes del sector pidieron a la Legislatura que se construya un salón de actos para la escuela 126 y en 2014 impulsaron su reconocimiento como patrimonio. Sin embargo, se encontraron con un obstáculo: la sala pertenecía a capitales privados, que recientemente la vendieron a empresarios chinos que construirán un supermercado. Así, ni las gestiones prometidas por la Municipalidad ni los pedidos a la Legislatura provincial hace más de cinco años tuvieron resultados. Al parecer poco se hizo para que la suerte de la sala sea otra.

La obligación de respetar el patrimonio

Lo cierto es que para poder llevar adelante los trabajos, los empresarios chinos deberán respetar los lineamientos que impone una de las ordenanzas de Patrimonio Histórico, Histórico, que faculta a la Comisión Evaluadora de Patrimonio Histórico, Cultural, y Natural a detener cualquier intervención que ponga en peligro el inmueble.

Es que los cerca de 140 bienes que están incluidos dentro del listado de patrimonio histórico de Comodoro Rivadavia están protegidos por ordenanza y cualquier modificación que se quiera realizarse sobre ellos debe ser autorizada, en primera instancia por la Comisión Evaluadora de Patrimonio Histórico, Cultural, y Natural- integrada por nueve personas-, y posteriormente pasar a Obras Particulares, según dicta la ordenanza 11533/14.

El propietario tiene dos alternativas: puede someterse al régimen de bien patrimonial y ser monitoreado por la comisión y un especialista que debe ser contratado por él. A cambio recibirá una bonificación en su impuesto inmobiliario, o caso contrario debe pasar por la Comisión para el visado previo, y el Estado debe seguir de oficio el avance de la obra. Sin embargo, en ese sentido vale decir que el control es complejo, si se tiene en cuenta que Obras Particulares es la autoridad de aplicación y la Comisión no cuenta con cuadrilla de inspectores, ni presupuesto.

Según pudo confirmar ADNSUR, la Comisión Evaluadora de Patrimonio está siguiendo el proceso de refacción junto a la Dirección de Obras Particulares de la Municipalidad, que es la autoridad de aplicación. Incluso en la última semana se inició una inspección y se pidió suspender los trabajos hasta que especialistas en patrimonio realicen un informe final.

Es que si bien los empresarios chinos se comprometieron a conservar líneas, texturas y colores originales del edificio, no notificaron el inicio de la obra. Ante esa situación se intervino de oficio y se constataron irregularidades en el proyecto inicial que fue visado por la Comisión Evaluadora de Patrimonio Histórico, Cultural, y Natural de la ciudad.

Por lo pronto habrá que esperar la finalización de un informe que realizan dos especialistas en Patrimonio, que determinará cómo continúa la obra de este histórico cine que se convirtió en supermercado. Mientras tanto, la vecinal de Kilómetro 8, con el abogado Carlos Jurich como representante, junta firmas para iniciar una acción legal contra el Municipio, exigiéndole que cumpla con su trabajo.

“Vemos que de nuevo la Municipalidad está haciendo cosas extrañas. Vemos un actuar sin transparencia, sin publicidad ni respeto por la memoria colectiva. Entonces los vecinos estamos juntando voluntades para los vecinos cumplan con las ordenanzas”, confirmó Jurich a ADNSUR.

“La Municipalidad no hizo su trabajo, no contactó a los dueños, ni hizo ningún acuerdo para recuperarlo. Entonces salió a la venta y lo compró un propietario chino que va a instalar un supermercado. En principio eso no es un problema para los vecinos porque el que usa también arregla. Pero antes de hacer modificaciones, el oficio tenía que ser objeto de dictamen, pero no fue analizado por la Comisión de rescate histórico, sino que se usó la firma de dos empleados municipales que hicieron un pequeño escrito que dice que no tienen objeciones al proyecto. Eso no es lo que la ordenanza exige. Lo cerraron entre arquitectos, como si hubiesen hecho algún tipo de gauchada. Y no cerraron el acuerdo que exige la ordenanza”, sentenció el abogado.

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