Paradojas del destino. En 2007, Enrique Casares y Eduardo López, los creadores de Tecnotrol, fueron premiados por el Grupo Techint con el premio Tenaris a la innovación tecnológica. Fue por la creación de un aerogenerador que fue pensado para dar soluciones al rubro petrolero, y que luego llegó al campo y particulares. Trece años después, otra vez la empresa de Comodoro está en la órbita nacional. López ya está retirado y Casares trabaja junto a un sobrino, y recientemente una de sus creaciones fue considerada para convertirse en un producto de exportación; paradójicamente un calentador eléctrico de petróleo que en 2006 fue postulado al premio Tenaris y no ganó. 

“Es un desarrollo que tiene varios años”, dice Casares a ADNSUR al explicar de qué se trata esta innovación. “Pero recién ahora INTI lo observó a pesar que tiene algunos desarrollos eléctricos de ellos. Su objetivo es darle mayor fluidez al petróleo, estamos muy contentos con esta noticia”, agrega en una entrevista que se realizó esta semana en el edificio de su empresa, ubicada en la zona alta del barrio Industrial. 

La historia de la ciudad y este hombre, que viene de la rama de la instrumentación y la electrónica, se remonta a la década del 90, cuando llegó de Buenos Aires escapando de las distancias y el ritmo de vida que imponía la gran capital; horas y horas de subte, tren y colectivos. 

A la distancia reconoce que se vino “a la pesca”, buscando un cambio de vida, pero con la actitud suficiente para saber que había mucho para hacer.

Era joven y comenzó a trabajar en una empresa de computación. Allí donde luego conoció a su socio, Eduardo López. 

Es que Enrique mientras trabaja en Rivera Computación, también hacía changas de instrumentación petrolera y automatismo para otras empresas, como YPF y Bolland. Al conocer su trabajo, Eduardo vio potencial en la ciudad y con 100 mil dólares a los que accedieron a través del Fondo Financiero Permanente, una línea de financiamiento que lanzó el gobierno en la época de  la privatización de YPF, el 1 de junio de 1994 fundaron Tecnotrol, una empresa de innovaciones electrónicas para el sector petróleo.

EN EL MOMENTO OPORTUNO

Por ese entonces, la empresa fabricaba sensores de temperatura,  presión, indicadores digitales de proceso, niveles de tanque y termocuplas de calentadores. Según recuerda Casares “era justo una coyuntura de cambio tecnológico, y nosotros siempre nos caracterizamos por la innovación y el desarrollo de ideas. Entonces luego nos metimos en las energías renovables e hicimos el aerogenerador patentado y aprobado por INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial),y los calentadores de petróleo que ahora INTI puso en un programa de desarrollo tecnológico”.

Como dice Casares la innovación es la historia de su empresa, “siempre desarrollando soluciones a pedido de los clientes”. Por esa razón, tras el premio de Techint decidieron dividir aguas y dejar por un lado Tecnotrol, dedicada a servicios petroleros, y por el otro “Electrotecnia Elsus”, dedicada a las energías renovables. Así hoy pueden encontrarse cargadores de celulares públicos realizados por la firma.

El premio de Techint en su momento fue un impulso para seguir creciendo, y a pesar de que no ganó el premio Enrique nunca le sacó los ojos de encima al calentador que hoy da sus frutos.

Con orgullo cuenta que hoy es la quinta etapa de desarrollo que tiene el calentador eléctrico de hidrocarburos. Primero comenzó siendo un tanque de 200 litros revestido que funcionaba con agua y un rulo sumergido. Y luego, por consejo de un ingeniero que le dijo que le quite el agua, comenzó a funcionar con niples calefactores. Esa etapa tuvo excelentes resultados pero tenía un problema: si se quemaba una resistencia no se podía cambiar.

En el camino el equipo consiguió apoyo de Pan American Energy para hacer la ingeniería del proyecto. Así, el calentador de petróleo del 2020, que despertó el interés del INTI, es muy distinto al antiguo tanque de 200 litros que parecía un termotanque, con un serpentín de tramos largos donde apoya la resistencia y la posibilidad de cambiarlo en proceso. 

En la práctica, Enrique asegura que el calentador “prácticamente es un calefón” que permite darle mayor fluidez al petróleo Escalante, más aún en épocas de invierno en que se tapan los caños. 

“Esto no es algo nuevo. El calentador de petróleo existe desde que se descubrió el petróleo, pero son a gas porque hay gas en la zona petrolera, pero eso tiene un montón de problemas. Entonces se buscó hacer algo eléctrico que es más práctico, porque no tiene mantenimiento y es eterno”. 

El calentador trabaja a 24 kilowatts, y se alimenta con la energía de la boca del pozo, aunque en algunas ocasiones los han alimentado a motor.

Por estos días la empresa recibe el apoyo del INTI, tanto en marketing, como calidad y certificaciones. Mientras tanto avanza las conversaciones con empresas del exterior y trabaja en un nuevo desarrollo del calentador con una gran resistencia sumergida dentro del mismo petróleo. 

Sobre el presente, Casares es optimista. “Hemos empezado a tener un montón de consultas, de Neuquén, de Tierra del Fuego y también algunas de afuera. Se popularizó y es algo que no habíamos logrado, porque somos una pyme, no tenemos la capacidad de comercialización que podía tener otra empresa. No somos muy conocidos, pero esto nos dio popularidad, estamos cotizando equipos y ojalá podamos exportar. Ojalá se nos dé, porque poder llegar a tener un commodity de exportación y que lo empiecen a pedir en el mundo sería algo de mucho orgullo. Hay muchas horas de trabajo y desvelo”, sentenció el hombre que vino a Comodoro escapando de Buenos Aires y hoy busca exportar desde el sur de la Patagonia al mundo.

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