De visita: una foca leopardo eligió Rada Tilly para descansar
Vive en la Antártida, y es la variedad más agresiva de las focas
RADA TILLY (ADNSUR) - Apareció este miércoles por la tarde en la playa y enseguida acaparó la atención de quienes pasaban por el lugar: una foca leopardo decidió hacer una escala en su viaje sobre la arena radatillense. Alertadas las autoridades, inmediatamente Prefectura Naval Argentina dispuso una custodia de este ejemplar, tanto para preservar la vida del mamífero -hasta tanto decida volver al agua-, como la integridad de aquellos curiosos que pretendan obtener una fotografía demasiado cercana. Es que estamos ante la variedad más agresiva de las focas, con lo cual un intento de obtener una "selfie" atrevida podría terminan en un desastre para el arriesgado fotógrafo.
La foca leopardo -también llamada leopardo marino- vive en aguas polares y subpolares del hemisferio sur, a lo largo de la costa del continente Antártico. Son nativos de las islas Sandwich del Sur, Islas Heard y McDonald, Georgia del sur, territorios australes franceses y mares australianos. También pueden encontrarse ejemplares al sur de África, sur de Australia, Nueva Zelanda y costas atlánticas de América del Sur, algo bastante lejano a su residencia habitual.
Su cuerpo grueso y alargado posee varias tonalidades de gris, acompañado de múltiples manchas negras irregulares, lo que le da su nombre de "leopardo". Tiene un agudo sentido de la vista y el olfato, y son animales de comportamiento solitario que pueden medir entre 2.4 y 3.5 metros de longitud con un peso de 200 a 600 kilos. Como sucede en muchas otras especies, por lo general la hembra es más grande que el macho.
Se alimentan de pinguinos emperador, otras focas, y todo animal marino que quepa en su boca. Esta naturaleza depredadora les da mala fama, y si bien son escasos los ataques de una foca leopardo a los buzos que las encuentran en los mares, suelen tener actitudes más agresivas que otros miembros de su misma familia.
Las características de su hábitat y su lejanía con los centros poblados ha mantenido a esta especie a salvo del contacto humano. Sin embargo, especialistas advierten que ante los efectos del cambio climático -que comienzan por mostrar alteraciones en la temperatura oceánica y deshielos de plataformas- podrían modificar gradualmente esta situación.