COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - A pesar de haber habitado la Tierra hace 20 millones de años, la anatomía del cráneo y del oído de la especie hallada es muy similar a la de los balénidos actuales. Pero mide sólo 5 metros, cuando el tamaño actual de la ballena franca llega a los 12 metros.

El ancestro de la ballena franca medía sólo 5 metros

Las costas patagónicas son visitadas anualmente por la ballena franca austral (Eubalaena australis). Estos cetáceos pertenecen a una familia denominada Balaenidae y como en toda familia existen ancestros. Algunos muy antiguos, y en este caso particular, el más antiguo. La investigadora asistente del Instituto de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET), Mónica Buono analizó los restos de Morenocetus parvus, un antepasado de la ballena franca austral de 20 millones de años. “Lo que más sorprende de este hallazgo, es, a pesar de su antigüedad, el parecido que tiene con los balénidos del presente. Observamos que la anatomía del cráneo y del oído es muy similar a las formas actuales de balénidos. Es un grupo con una anatomía que ha permanecido sin mayores cambios a lo largo de millones de años”, describe.

Según indica la científica, la diferencia más notable entre la especie pasada y la presente radica en el tamaño. Morenocetus habría alcanzado durante su vida adulta, aproximadamente los 5 metros de longitud: la talla que en la actualidad alcanza una cría de ballena franca.

“El gigantismo -es decir, que midan más de 12 metros de largo-, es una característica de las formas actuales, que adquirieron en la evolución del grupo durante el Mioceno medio, hace aproximadamente 15 millones de años. Otra diferencia que observamos entre Morenocetus y los actuales es la posición de la órbita y por lo tanto del ojo: en el balénido más antiguo las órbitas se encontraban en una posición más alta en el cráneo, mientras que en los actuales se observa que tienen una posición más ventral. Esto se relaciona directamente con el aumento de tamaño, es decir que a medida que el cráneo se hizo más grande, los ojos debieron reubicarse para no perder el campo de visión”, explica la investigadora.

Los restos fueron encontrados en la localidad de Cerro Castillo, en La Provincia de Chubut y descriptos por primera vez en el año 1926 por el zoólogo y paleontólogo español, radicado en la Argentina, Ángel Cabrera, quien fuera jefe del departamento de Paleontología del Museo de La Plata. Cabrera bautizó a esta especie Morenocetus parvus en homenaje al fundador de ese prestigioso museo, Francisco Pascasio Moreno, y parvus en referencia al pequeño tamaño del ejemplar en comparación con los actuales.

“La descripción realizada en 1926 por Cabrera fue muy escueta y nadie volvió a retomarla. Esto originó que por mucho tiempo Morenocetus fuera considerado por la comunidad científica como una especie enigmática. Este trabajo es importante porque brinda nueva información sobre uno de los antepasados de las ballenas francas de manera más precisa y con más datos. Las ballenas francas son actualmente un emblema en la región patagónica y en especial en Península Valdés. Es interesante conocer que una parte muy importante de la historia evolutiva de este grupo está vinculada de forma directa con la región”, afirma Buono.

Para la investigadora, la presencia de Morenocetus sugiere que el origen de los balénidos estuvo restringido al Atlántico Sudoccidental hace 20 millones de años, y de allí el grupo se dispersó hacia otras regiones del mundo. “Futuros hallazgos nos permitirán constatar si la región funcionaba como un área de cría para este grupo de animales, como sucede en la actualidad”, concluye.

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