El cantante de Coldplay compró una guitarra en un local de Capital y brindó un pequeño show
Chris Martin entró a un local del microcentro porteño y su empleado, que se llevó la sorpresa de su vida, luego lo contó por redes.
El líder de Coldplay, Chris Martin, mostró buena predisposición y empatía con el público argentino desde su llegada a la Argentina para brindar 10 shows en el estadio de River Plate.
El empleado de un local que vende instrumentos musicales en el microcentro porteño se sorprendió en las últimas horas al ver ingresar al negocio al cantante y lo contó en redes sociales.
“Típico que estas trabajando y viene chris Martín de Coldplay...”, bromeó el joven junto a una foto con el líder de la banda. El posteo tuvo más de 2400 retweets y más de 92 mil me gusta en la red social del pajarito.
Emiliano también compartió videos del show improvisado que brindó el cantante Chris Martin en el local, tras agarrar una guitarra y comenzar a cantar algunos temas.
Tal como detalló Clarín, junto a dos empleados del negocio (Lucca Nievas en bajo y Samuel Baez, en batería), Martin tocó primero una versión de Live Forever, el tema de Oasis de 1994. Luego, Isn’t She Lovely, hitazo de Stevie Wonder, en el piano, y hasta brindó su propia versión de De música ligera, la canción de Soda Stereo que los Coldplay vienen tocando hace tiempo y que repiten en esta gira.
El vendedor del local contó cómo se dio el inesperado recital a través de sus historias de Instagram, en donde relató: “Vino la ‘jermu’ (sic) acá, a la puerta del local, hablando en inglés. Mucho no le entendimos, porque hablaba muy rápido. Se va al local de al lado y veo que pasa un flaco alto... Cuando lo miro, le digo a Lucca: ‘¡Es él!’”.
“Cuando se va al local de al lado, nos ve a nosotros que nos asomamos a verlo y nos hace un gesto, levantando el pulgar. A los dos segundos, vino, agarró una guitarra y nos dijo: ‘¡Vamos a tocar algo! ¿Qué quieren tocar?’. Lo primero que se me ocurrió fue Oasis, y empezamos a tocar”, agregó.
Resaltó finalmente: “Y nos anotó para tres entraditas. ¡Redondito!”.
Y como si fuera poco, Martin terminó comprando en el local la guitarra con la que tocó junto a sus compañeros.