El es de Comodoro, ella de Bariloche, juntos bailaron por el mundo y ahora volvieron al sur por la pandemia
Julián Bilardo nació en Comodoro y hace unos años se fue a vivir a Buenos Aires para cumplir su sueño y dedicar su vida al tango, el ritmo del dos por cuatro que es Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad. Allí conoció a Daniela Barría, una joven de Bariloche, y juntos comenzaron a bailar, llegando a escenarios de distintas partes del mundo. Sin embargo, la pandemia frenó todo y en las últimas semanas volvieron al sur. Ahora junto a Ivana Moreira, otra comodorense, y Fede Bórquez, un joven de Buenos Aires, apuestan a reinventar la “práctica” con un show online que combina baile, música, historia y sueños.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Por estos días Julián Bilardo y Daniela Barria están en cuarentena cumpliendo el aislamiento obligatorio tras haber llegado de Buenos Aires, la ciudad que albergó sus sueños durante los últimos años.
Saben que Comodoro y Rada Tilly serán solo una parada intermedia para luego seguir apostando a la vida que eligieron al lado del tango.
Por supuesto, en la casa donde están no falta el ritmo del 2x4 y abrazos tangueros que hacen que la espera sea menos dura. Una vez que termine el aislamiento llegará el momento de continuar reinventándose en medio de esta pandemia que frenó todas las actividades culturales, y que a quienes apostaron a soñar, los obligó a ingeniárselas para generar ingresos.
DE LOS TALLERES BARRIALES AL MUNDO
La historia de Julián y Daniela comienza en la Patagonia. Julián nació en Comodoro Rivadavia y hace 15 años, en plena adolescencia, se sumergió en el tango, a través de los talleres municipales que se dictaban en la ciudad.
Manuel Sotomayor fue su primer profesor, quien lo sumergió en la danza que le cambiaría la vida. “Yo arranque por la hermana de un amigo que siempre nos invitaba, hasta que un día le dijimos vamos para darle el gusto y nos enganchamos y seguimos yendo. Después mis amigos dejaron y yo seguí”, contó Julián a ADNSUR.
Daniela también comenzó de muy joven. Tenía 15 años cuando en Bariloche fue a su primera clase luego que escuchó en la radio que había un curso gratuito. “No tenía un mango y me anoté. Éramos todos adolescentes, un grupo de 30 chicos y estaba buenísimo. Tomé una clase y me encantó. Empecé con mi hermano y qué mejor, me llevaba re bien”, cuenta entre risas.
Julián y Daniela en un momento de sus vidas coincidieron sin conocerse: querían aprender más del tango y sintieron que el camino estaba en la capital, la ciudad donde una amiga en común los presentó un tiempo después.
Un trabajo en el Museo “La Casa de Gardel”, hace ocho años, fue el inicio de todo, el comienzo de su aventura de tango, amor y viajes.
Su primera experiencia internacional fue en Dubái. En 2015 tuvieron la posibilidad de viajar y no dudaron. Luego llegarían otros países como Inglaterra, Corea del Sur, y la posibilidad de trabajar en cruceros. Pero la pandemia paró todo.
Estos últimos 7 meses han sido duros para los chicos. Sin trabajo, con cuentas a pagar y sin un horizonte cercano tuvieron que arreglárselas para seguir adelante, cuenta Julián.
“Teníamos algunos ahorros de los años anteriores y eso se fue gastando. Después estuvimos donde una amiga que tiene una casa grande y eso nos ayudaba para no pagar un alquiler. Y ahora último estábamos en un departamento que es del novio de una amiga, pero pagamos menos. Esa fue una de las razones para venir a Comodoro, porque como está la familia acá, estamos en nuestra casa”, admite Julián.
Entre mudanza y búsqueda de alternativas los chicos no pararon. Como dice Daniela el movimiento los “alimenta” e incluso en plena pandemia decidieron tomar clases para parar seguir perfeccionándose.
TRAS EL SUEÑO DEL TANGO
Ivana Moreira por estos días continúa en Buenos Aires esperando que el tango vuelva a la calle y a los escenarios. Ella también es de Comodoro y casualmente comenzó a bailar en el mismo taller que Julián, junto al profesor Manuel Sotomayor.
Toda su vida bailó. Danzas clásicas cuando era una niña y salsa cuando comenzó a acercarse nuevamente a las pistas. Pero el amor por el tango fue más fuerte y la llevó a mudarse a Buenos Aires, dejar la tranquilidad de un trabajo estable y apostar por su pasión.
En 2014 Ivana armó las valijas y se fue con los sueños a cuestas. Un año después, bailando en un restaurante de Caminito, conoció a Federico Bórquez, su pareja, pero recién tres años más tarde comenzaron a trabajar juntos. El resultado fue positivo.
Ivana y Fede fueron distinguidos en el rubro "Nueva Generación" por su trabajo y participación en el programa “Te sigo queriendo” de Leonardo Fabre, iniciativa que fue declarada de interés cultural por la Secretaría de Cultura de la Nación, por la Cámara de Diputados y la Legislatura Porteña. Casi en paralelo comenzaron a ensayar con una compañía coucheada por grandes maestros y referentes del tango, lo que en 2018 los llevó a bailar en el Teatro Metropolitan Sura, en calle Corrientes.
DE LA PISTA A LA VIRTUALIDAD
En marzo de 2019, en esa búsqueda constante de hacer, ambas parejas se juntaron para organizar su propia práctica.
“De Puro Curda” comenzó a mediados de marzo en un Centro Cultural de Almagro. Allí montaron una clase para principiantes y otra para avanzados que culminaba con un evento social donde se podía bailar, escuchar música y degustar algo entre pieza y pieza. Todo con la participación de maestros invitados que podían aportar su experiencia y trayectoria.
“Queríamos más que nada generar un puente generacional entre los maestros de mayor experiencia y la juventud”, dice Daniela sobre la propuesta. “Queríamos un poco renovar porque el tango está tomado como algo de viejo, pero hay una faceta que no es tan así”, agrega Julián.
“Hay una faceta que es joven, que renueva y que es super conocida en el mundo. Para mi es la mejor publicidad que puede tener Argentina en el mundo, esta super valorado, incluso muchos bailarines de otras danzas encuentran un lugar en el mundo”, asegura.
Cuando comenzó la pandemia, “Pura Curda” estaba cumpliendo un año y los chicos preparaban una celebración especial que nunca llegó. Convencidos de lo que quieren nunca bajaron los brazos y apostaron a Youtube y a las redes sociales.
Primero Julián y Daniela dictaron clases en vivo, con alguna que otra entrevista con un referente. Y hace poco, juntos, decidieron llevar a Puro Curda a la pista virtual con un streaming donde además de bailar, cuentan parte de la historia del tango y se presentan músicos; toda una propuesta virtual que organizan con orquesta, bailarines, músicos invitados y un espacio rentado.
Para los chicos la primera edición fue todo un éxito. “Quisimos hacer un poco con la práctica para darle continuidad a las redes, pero mucha gente colaboró incluso con el streaming. No es que vendíamos nada, pero si le dejamos un link abierto para quien quiera colaborar y tuvimos mucho apoyo. La verdad que estamos contentos y ahora estamos por realizar la segunda edición con la idea de continuar con esta actividad y arrancar con clases presenciales bajo protocolo en un futuro cercano”.
El próximo martes se realizará la segunda edición de “A Puro Curda”, y un día después Julián y Daniela terminarán su aislamiento. A la distancia, entre Comodoro y Buenos Aires, las parejas seguirán reinventándose, apostando también a la ciudad que los vio nacer y con la idea de generar movimiento, algo que les alimenta al alma, al igual que el tango. Ojalá pronto vuelvan los abrazos.