El fotógrafo de Rada Tilly que pasó sus días en centros de refugiados: "Las personas quieren contar su historia"
Maximiliano Carrizo es oriundo de Rada Tilly, aunque sus pies y su inquietud por conocer lugares y personas no buscan posar el ancla sobre tierra firme. Su trabajo en la fotografía y el camino que elige como forma de vida le permiten seguir conociendo tantas realidades como lugares en el mundo.
La fotografía llegó a la vida de Maxi Carrizo con una cámara digital de 10 megapixeles, la compró su papá y desde ese momento comenzó a sacar fotos en la escuela 718 de Rada Tilly.
"Le sacaba a mis amigos en las aulas, cuando salíamos. Me gustó registrar esos momentos, me divertía. A todos los lados iba con la cámara", recordó el joven.
Después, fue su hermana quien vio sus fotos y lo incentivó a seguir por ese camino. "Me dijo que tenía buen ojo. Ella estudió cine, y un poco me motivó a seguir con ese lenguaje para comunicar", destacó Carrizo.
La comunicación, y el periodismo le interesaron siempre de chico, pero también se cruzó otro interés en el recorrido: la política y lo social. Desde aquel momento, intentó encontrar un lenguaje en la fotografía en la que esas realidades se vean reflejadas.
"La fotografía la encontré de chico, a los 16 años que empecé a sacar, pero recién cuando fui a Buenos Aires empecé a aprender. Cuando me di cuenta que era un lenguaje que me gustaba, que era una forma de comunicar que podía servirme y que me iba a abrir un montón de puertas y lugares para conocer", recordó Maxi.
Empezó a estudiar, a hacer cursos y talleres, aunque nunca fue a una escuela de fotografía de formación oficial. Por aquel entonces, el joven fotógrafo estudiaba Ciencias Políticas en la UBA, carrera que cursó hasta la mitad. "Eso también me formó, empezar a ver desde otras perspectivas, conocer otras realidades", remarcó.
EL TRABAJO DE LA FOTOGRAFÍA
Maxi Carrizo comenzó a trabajar con fotografía en eventos, y de índole más comercial o institucional, para empresas o comercios. En lo que respecta a la industria petrolera, ha ido muchas veces a registrar jornadas en el campo.
"En Buenos Aires hice campañas políticas, entonces conocía inauguraciones de lugares, iba hasta lo 'más alto' y bajo de la ciudad. Villas, hoteles lujosos, por la misma política. Con el comienzo de la pandemia, cuando nos tuvimos que encerrar y los comercios comenzaron con el delivery, me pude meter y empezar a hacer fotografía de alimentos y productos para la venta por redes", mencionó Carrizo.
Así fue como incursionó en las redes sociales para poder brindar un servicio integral. "Primero el interés de la fotografía fue más de amistad, después lo fui llevando más para el lado del trabajo", valoró el joven radatillense.
Siempre quiso experimentar el lado documental, lo foto periodístico pero no tuvo la posibilidad de hacerlo más que por interés propio.
EL LENTE SOCIAL DE LOS REGISTROS FOTOGRÁFICOS
En el 2016 viajó a Europa durante siete meses y recorrió campos de refugiados por distintos países como Alemania, Francia, Bulgaria, Serbia, Italia, Grecia; "todo por interés propio", aseguró Maxi. "Es un proyecto que comencé ese año, hice pocas publicaciones mostrando algún material que quiero continuar. Sigo en contacto con algunos de ellos, mi interés es volver a hablar para ver qué sucedió", confesó.
Si bien fue un viaje que comenzó solo, por distintos momentos pudo viajar con personas que lo fueron acompañando.
"Fue un viaje a pulmón, alquilaba mi habitación en Buenos Aires, vivía de eso con la ayuda de mis viejos, tratábamos de hacer couchsourfing o quedarnos en la casa de amigos. Eventualmente alquilábamos algo, pero muy pocas veces", recordó el fotógrafo.
"En el norte de Grecia, en la frontera con Macedonia, nos quedábamos en un lugar que hacían voluntariado, se juntaban donaciones, la gente lo repartía, a cambio nosotros trabajábamos durante la mañana, al mediodía íbamos al campo de refugiados a estar todo el día y a la noche también a veces trabajábamos separando y entregando ropa", relató.
Su día comenzaba al planificar el trabajo, buscar donde se encontraban los refugiados, si estaban en un campo, una plaza, y tratar de contactarlos. Acercarse a hablar, empatizar, tanto con las organizaciones sociales como con los grupos de migrantes, contarles lo que querían hacer y saber si ellos estaban dispuestos.
"Son personas que vienen de países como Afganistán, Irak, Pakistán, Nigeria, Sudán del Sur, Eritrea, donde su inglés o su educación es muy básica. Siempre entendí que las personas quieren contar su historia, entonces hay que encontrar la forma de poder llegar a eso".
El otro costado de la experiencia se relacionó con el trabajo documental, las muestras fotográficas. "Era ir, estar ahí todos los días, hablar, que nos cuenten su realidad, fotografiarlos. He tenido distintas experiencias, algunos me han querido llevar a su lugar, donde eventualmente he pasado alguna noche. Cada país tenía su realidad y su forma. La idea era conocer su historia de vida, por qué estaban ahí, qué estaban haciendo, que esperaban y conocer también como cada país se organizaba de diferente manera", describió Carrizo.
El proyecto fue pensado desde el lado de los inmigrantes pero también desde los voluntarios. "En Alemania habían españoles que estaban voluntariando y habían en Grecia habían alemanes", recordó Maxi. Quisieron conocer qué pasaba con ellos, qué buscaban, así como también los militantes políticos. Esas tres aristas de lo humano.
En otro viaje por la Patagonia argentina realizó un mini documental sobre chicas trans en Neuquén. Allí vivió en el 2019. Ellas le contaron de su vida y Maxi mencionó la experiencia como "super interesante y enriquecedora".
EL REGRESO A LA PATAGONIA
"La fotografía me permitió recorrer bastante. Conocer lugares que de otra manera no podía. A la Patagonia la conocía desde un lugar de turista, sobre todo ciudades como Madryn, El Bolsón, Bariloche, y cuando volví para trabajar, a vivir, mis primeros trabajos fueron para la industria petrolera, registrando operaciones, obras, pude recorrer Manantiales Behr, Cerro Dragón, a la zona de Las Heras, todo lo que es Santa Cruz, para gente de Calafate, Río Gallegos. También para una estancia en la zona más cordillerana".
"Fue otra etapa de conocer la Patagonia desde un costado laboral -explica-. Cuando viví en Neuquén hacía actos de colación, entonces me iba a los pueblos a registrar un acto ahí y después iba a Vaca Muerta a recibir al presidente de YPF. Me encanta recorrer y conocer distintos lugares, y estar en una reunión observando y después estar con un grupo de chicos viendo como egresan y como están disfrutando su último día de escuela. Esas cosas me re divierten".
"Viajar te abre la cabeza, te permite observarnos desde afuera, nuestra cultura, nuestra vida, y decir 'che, esto se puede hacer de otra manera, o no estamos viendo la situación desde todos los aspectos, no se ve que no tenemos situaciones de conflicto de guerras, somos una sociedad que vive en paz; si bien hay violencia, no es como en otros países. Al conocer otras culturas uno empieza a valorar lo que tiene y lo que es", resume el fotógrafo.