El pescador que creó una caña “made in Comodoro” y las vende en toda la Patagonia
“Mi mamá dice que jugaba con palito e hilo desde chiquitito. En la bañera, en la pileta, en todos lados”, dice Juan Bengoechea, un hombre que ama la pesca desde muy pequeño y ganó casi todos los concursos que se realizan en la zona. Hace un tiempo, el Flaco, como lo conocen sus amigos, creó “De Paso Cañazo”, un taller de pesca donde arma sus propias cañas made in Comodoro.
“Mi abuelo era muy pescador, mi viejo más o menos, pero es algo desde la cuna”, dice Juan Bengoechea (40) al contar que cuando era chico jugaba a pescar en la bañera de su casa. Juan lleva la práctica del anzuelo y la carnada en su sangre, tanto que de pequeño comenzó a incursionar en este deporte y ya de grande decidió estudiar una carrera relacionada a la actividad. Es que su vida pasa por la caña y la pesca, esa pasión que requiere paciencia, sapiencia y sobre todo constancia.
Juan cuenta que sus inicios fueron con un grupo de amigos que pescaba en la costanera de Buenos Aires, de donde es oriundo. Todos los fines de semana se encontraban a tentar a la suerte. Sin embargo, no les iba tan bien como a ese hombre que terminó convirtiéndose en el mentor de Juan.
“Nosotros íbamos todos los fines de semana. Yo iba a pescar pejerrey con boya. Iba siempre pero también iba un señor que iba y pescaba y sacaba”, dice Juan a ADNSUR. “Lo que pasaba era que nosotros no sacábamos nada o sacábamos la mitad, y todos los fines de semana pasaba lo mismo. Un día me cansé y dije ‘no puede ser’. Entonces me acerqué, y le dije ‘yo quiero aprender a pescar, no puede ser que vengamos todos, usted saqué y estemos todos nosotros mirándolo’. Me dijo ‘yo pesco para la peña Piscatoria, si querés aprender a pescar venite con nosotros’”.
Ese hombre era Claudio Crisci, quien hace unos años lo convocó para que sea el distribuidor de los productos que importa desde China, país adonde lo llevó hace cuatro años para ver en primera persona cómo trabajan las fábricas y los productos que tienen.
Lo cierto es que para Juan esa invitación que recibió en la costanera de Buenos Aires cambió todo, porque fue el inicio de su vida en los concursos, su pasión en la pesca. “Ahí fue que me involucré bien, porque antes pescaba por diversión, pero los concursos es lo que más me gusta hacer”.
El debut de Juan comenzó con mucho pique. Ganó los dos primeros certámenes en los que participó pero luego la magia pasó.
A la distancia, encuentra explicación en lo que sucedía. “Fue algo rarísimo porque gané el primer concurso en mayores, el segundo también, y después comí último un montón de tiempo. El tema fue que yo pescaba en la costanera y los peces son territoriales, de piedra, y yo iba todos los días a pescar, me lo conocía de memoria, pero después fui a otros lugares que no conocía y me fue mal”.
Juan se enorgullece de contar su paso por esos primeros campeonatos, pero también que durante 5 años consecutivos fueron campeones con la Peña Piscatoria, una de las dos entidades que integró en Buenos Aires, junto al Club de Pescadores que está frente a Aeroparque.
Para él fue un viaje de ida. A los 15, cuenta, comenzó a participar en los primeros concursos lejos de Buenos Aires. Así, viajó a Chascomús, Lobos, Madariaga, Mar del Plata y Corrientes.
Cuando terminó la secundaria, sabía que quería seguir estudiando y eligió una carrera ligada a los peces para su vida profesional. Así terminó llegando a Patagonia, donde estudió acuicultura en la Universidad de Comahue.
En esa ciudad, trabajó con un guía de pesca y conoció a su pareja, la madre de su hija, con quien hace 15 años decidieron venir a Comodoro Rivadavia, aprovechando una oportunidad laboral que le surgió a ella.
PESCAR EN COMODORO
Aprovechando sus conocimientos, durante mucho tiempo Juan trabajó en la Agencia Comodoro Conocimiento, vinculado al proyecto de cultivo de mejillones en la playa Belvedere. Por supuesto, nunca dejó de pescar y tampoco de incursionar en la parte mecánica de la actividad, con el armado de cañas para distintos tipos de ejemplares.
Juan cuenta que trabajó un tiempo en un taller de Kilómetro 8, pero hace unos siete años decidió armar su propio taller en su casa, al borde de la Ruta 1, entre el 5 y el 8, donde funciona “De Paso Cañazo”, el taller de pesca donde arma sus propias cañas made in Comodoro.
El pescador cuenta que al principio era solo armaba cañas en sus ratos libres. Sin embargo, cuando empezó la pandemia comenzó a vender carnada y como lo conocía mucha gente de los torneos, le fue bastante bien, tanto que se animó a marcar su futuro. “Le dije a mi mujer, 'el día que emparde lo que ganó en la muni dejó todo y me dedico a esto'. Así que comencé a comprar y vender carnada, comprar anzuelos y empecé a armar”.
Juan admite, que lo que más arma son cañas de concurso para pesca de pejerrey que se puede realizar todo el año. Pero también prepara cañas para pesca de pez gallo, raya, cazones, que se pescan generalmente en periodos específicos del año.
¿Pero cuál es el secreto que hizo que Juan comience a pescar cómo lo hacía Claudio?
La receta no existe, sino una combinación de factores y uno determinante: la caña. “En la pesca el equipo es fundamental. Vos para llegar a tener un equipo si pescas solo es muy difícil o te lleva mucho tiempo. Entonces un aficionado puede sacar 30 o 40 peces, pero vos podés sacar 300, y después depende también de qué tipo de carnada uses, y es como todo; podemos tener lo mismo o cosas diferentes y sacar más o menos".
Lo cierto es que Juan es un gran consejero para los amantes de la pesca. Su experiencia en concursos le da ese lugar. Es que en su larga trayectoria ha ganado y participado en diferentes torneos. Por ejemplo, ganó un nacional por equipos en Entre Ríos; participó de un Sudamericano, donde no le fue bien, y acá en la zona, ganó las 18 horas en el valle, las 10, las 12 y las 5 de acá, y solo le falta ganar las 7 horas de Caleta Olivia, concurso en el que participó 8 veces y salió 5 veces segundo.
Juan admite que el día que gane ese certamen estará “satisfecho de todo lo que he ganado”. Mientras tanto, quiere seguir divulgando esta práctica que para él significa un estilo de vida.
“Es mucho más que un hobby, porque un hobby lo podés dejar de hacer. Entonces creo que es algo más, algo que está en tu vida y que está bueno poder difundir con los demás. Acá al principio era una taller para competidores, pero ahora quiero que sea para el público en general, porque si vos le enseñas a pescar a la gente van a poder tener una mejor pesca, y eso es lo que me interesa, que la gente aprenda a pescar. Eso me gusta, es más en el club tengo una camada de chicos nuevos que siempre ayudo y que les enseño, me parece que ese es el futuro de todos los deportes, y también cerrar el círculo, por qué sino de qué sirve todo esto”.
Y vaya que tiene razón. A Juan alguna vez alguien le enseñó, escuchó su pregunta y lo invitó a sumarse a una peña, sin saber que lo estaba sumergiendo en un deporte apasionante en el que está dejando su propia huella.