Juan Gabriel Seleme nació y se crió en la Patagonia, pero su vocación inicial no era la ganadería sino la medicina. Después de recibirse como médico nefrólogo y ejercer durante años en Comodoro Rivadavia, hace dos décadas decidió dejar su profesión para seguir los pasos de su abuelo materno, un inmigrante libanés que se asentó en Sarmiento a principios del siglo XX.

"Siempre tuve la ganadería en la sangre, es algo que llevo dentro desde que nací. Aunque me recibí de médico, mi verdadera pasión siempre fue el campo", confiesa Seleme en una entrevista al diario Clarín.

Hoy, a sus 55 años, Seleme es un reconocido productor agropecuario que combina su profesión médica con la cría de ovejas y bovinos Hereford en sus campos de Chubut y Buenos Aires. Su cabaña, bautizada San Marón, ha cosechado numerosos premios en exposiciones ganaderas a nivel nacional.

En campos de Seleme, en Sarmiento, aún hay 80 centímetros de nieve.
En campos de Seleme, en Sarmiento, aún hay 80 centímetros de nieve.

EL LARGO CAMINO A PALERMO

Llevar reproductores a la tradicional Exposición Rural de la Sociedad Rural en Buenos Aires no es tarea sencilla para un productor patagónico. Los animales que llegan desde el sur del país deben atravesar una serie de barreras sanitarias y logísticas que complican el traslado.

"Para entrar a Palermo, los animales necesitan tener las dos dosis de vacuna contra la aftosa, con lo cual tienen que estar al menos un mes y medio antes. Además, una vez que cruzan el río Colorado, que delimita la zona libre de aftosa sin vacunación, ya no pueden volver a su tierra de origen", explica Seleme.

Pese a todos los esfuerzos y gastos que implica este viaje, el productor patagónico considera que "es algo superlativo para cualquier ganadero" poder competir en la muestra de la Sociedad Rural.

"Para nosotros, los patagónicos desde siempre, es absolutamente aspiracional estar en Palermo. No te digo ganar, sino simplemente estar y competir con animales criados en el sur del país. Es sentirse muy realizado, para nosotros es todo un logro", afirma Seleme.

UNA CABAÑA CON HISTORIA Y PASIÓN

Este año, la cabaña San Marón llevó a la Rural cuatro machos y cuatro hembras Hereford, la mayoría nacidos en los campos de Chubut. Pese a su corta trayectoria, la cabaña ya ha obtenido numerosos premios, como el máximo galardón en la Exposición de Otoño de Hereford de Tandil.

"La cabaña es una historia de pasión, no pasa por otro lado. Si lo viera solo como un negocio, esto no tendría sentido. Es una cuestión absolutamente pasional y sobre todo con el Hereford", asegura Seleme.

Esa conexión emocional con la raza lo llevó a bautizar a dos de sus reproductores con los nombres de sus nietos, Filipo y Francisca. "Eso refleja el vínculo entre mi actividad y mi familia", explica.

Seleme también destaca el trabajo de su equipo, liderado por el asesor genético Norman Cato, una leyenda de la ganadería nacional, y sus colaboradores en Espartillar y Sarmiento.

"Estos logros son autoría de Norman, él es el gran responsable de todo esto. Y sin el trabajo de Diego y Gabriel, en Espartillar y Sarmiento, no habríamos podido llegar tan lejos", subraya el productor.

LOS DESAFÍOS DE LA PATAGONIA 

Si bien llegar a la Exposición Rural de Buenos Aires es un gran logro para Seleme, el productor patagónico también enfrenta enormes dificultades en su región. El último invierno, marcado por intensas nevadas, dejó a su zona prácticamente incomunicada y con incertidumbre sobre la cantidad de animales que lograron sobrevivir.

"Recién pudimos entrar a los campos 20 o 25 días después para llevarle comida a nuestra gente. Hay zonas con 80 centímetros de nieve, no sabemos cuántas ovejas habrán muerto", lamenta Seleme.

Además, la precariedad de las comunicaciones en la Patagonia complica aún más la tarea de los productores. "Las conexiones son muy precarias. Nosotros tenemos en algunos campos, pero la gran mayoría de la gente no. Es muy difícil la producción dentro de Patagonia", indica.

MÁS ALLÁ DE LOS NÚMEROS

Pese a estos desafíos, Seleme se mantiene firme en su sueño patagónico, combinando su profesión médica y su pasión por el campo en una actividad que, más allá de la rentabilidad, le brinda una profunda satisfacción personal.

"No se trata de un hobby en el cual uno pone plata y se te puede pasar en cualquier momento. Uno tiene la responsabilidad sobre muchas familias que cobran sueldos por trabajar en la cabaña. Pero es una cuestión absolutamente pasional", afirma.

Gabriel Díaz, el cabañero que cuida orgulloso a los animales de San Marón en Palermo. Foto: Luciano Thieberger.
Gabriel Díaz, el cabañero que cuida orgulloso a los animales de San Marón en Palermo. Foto: Luciano Thieberger.

Y agrega: "La cabaña representa mucho de la tradición, mucho de la familia, mucho del logro, mucho de amor. A un ternero lo ves nacer, lo ves evolucionar, te mira, tenés un cuidado especial, un contacto permanente, se establece un vínculo desde que ves su nacimiento".

Para Seleme, llegar a Palermo de la mano de su asesor genético, Norman Cato, es "un lujazo". "Estos logros son autoría de Norman, él es el gran responsable de todo esto", subraya.

Más allá de los números, el médico nefrólogo y productor patagónico encuentra en su cabaña Hereford una forma de honrar sus raíces y cumplir un sueño que parecía inalcanzable para alguien nacido y criado en el extremo sur del país.

"Para nosotros, los patagónicos, estar en Palermo es absolutamente aspiracional. No te digo ganar, sino simplemente participar y competir con animales criados en el sur. Es sentirse muy realizado, para nosotros es todo un logro", concluye Seleme.

¿Querés mantenerte informado?
¡Suscribite a nuestros Newsletters!
¡Sumate acá 👇🔗!
Recibí alertas y la info más importante en tu celular

El boletín diario de noticias y la data urgente que tenés que conocer