COMODORO (ADNSUR) - “Es preventivo. Nosotros acudimos al mercado ilegal para comprarlo, pero la idea es poder cultivar en base a la recomendación médica. Entonces no le pedimos al Estado que nos provea, porque todos los amparos que se presentaron en el último tiempo tenían ese fin, se pide que la policía no nos persiga y el juez nos autorice a cultivar”.

Marianela Holm tiene 33 años, es abogada graduada de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB), y la representante legal de su papá, Teófilo "el Ruso" Holm, un mecánico de Puerto Madryn que en 2007 sufrió un ACV y que hace dos años encontró un aliciente en el cannabis medicinal.

Por estos días, Marienela y su familia esperan que la Justicia Federal de Puerto Madryn termine de contestar el amparo que presentaron en 2019, luego que recibieron un fallo parcial que no los dejó del todo conformes, porque el juez no entendió su pedido, algo en lo que coincidió la Fiscalía.

El caso del Ruso tiene un doble objetivo: por un lado darle tranquilidad a la familia de que su papá podrá tener su medicina sin ser perseguido y sin depender de un tercero; y por otro lado, sentar un precedente que permita que otras personas no tengan que pasar por lo mismo. Es que el cannabis medicinal llegó para quedarse y cada vez son más los médicos que confirman su uso terapéutico, algo muy distinto a su consumo recreativo. 

UN ACV QUE LE CAMBIÓ LA VIDA

El ruso (73) nació en Pilar, provincia de Buenos Aires, y cuando tenía 17 años se subió a un tren y llegó a Viedma. Quería viajar y terminó en Puerto Pirámides, el pequeño poblado costero vecino de Puerto Madryn.

El ruso se enamoró de ese poblado ballenero y siete años después se casó con su esposa, la madre de Emanuel y Marianela.

Luego de unos años la pareja se fue a Buenos Aires, pero la Patagonia los volvió a traer y hace dos décadas están radicados en la ciudad del Golfo Nuevo.

En 2007 “el Ruso” sufrió un ACV que le cambió la vida, quedó con una parte de su cuerpo paralizado y entró en una profunda depresión. “Estuvo un año haciendo tratamientos hasta que más o menos pudo empezar a caminar con un trípode, pero cuando volvió a caminar se volvió alcohólico”, cuenta Marianela.

“Eso está en su historia clínica, y mi hermano -en esto que tratamos de todo- trajo cannabis. Para mi mamá más que nada fue todo un tema, porque pensaba que era un delito, pero a los tres meses vimos resultados: mi papá dejó el alcohol y comenzó a mejorar”, recordó con alegría.

Llegar a ese punto fue un calvario para “el Ruso” y su familia. Intentó de todo, desde Alcohólicos Anónimos, la iglesia, el psiquiatra, y terminó encontrando respuesta en una pequeña planta que siempre estuvo asociada al consumo de drogas, algo que viene cambiando en la última década. 

Cuenta Marienala que ahora su papá se baña solo y camina mejor. Su medicina resultó ser el cannabis vaporizado y cremas de la misma sustancia con las que una terapeuta le hace un tratamiento integral.

Al ver su evolución, Marianela, en octubre de 2019 decidió avanzar junto al doctor Dardo Petroli, actual concejal de Madryn, en un amparo para que la familia pueda plantar su propia marihuana sin ser perseguida.

El expediente fue acompañado por un informe médico del doctor Vicente Mazzaglia, un neurocirujano de Bariloche que hace 13 años comenzó a trabajar con cannabis al ver los resultados positivos que tiene en pacientes, y testigos que podían dar fe de la evolución del Ruso.

Además, el pedido incluyó especies, semillas que necesita para su tratamiento y la creación de un Registro Análogo para otra gente que esté pasando por la misma situación.

Como método de control, a cambio, la familia realizaría una declaración jurada informando el tipo de plantas que tiene en su casa. Por otro lado, se le daría intervención al Conicet para que el organismo analice las plantas que cosecharían para así verificar si es el tipo de planta que necesita para su tratamiento.

La demanda fue contra la Policía Federal y el Ministerio de Seguridad de la Nación. 

UN PEDIDO CONCRETO

El trámite avanza con altibajos, explicó Mariela. Ante el amparo, la fuerza policial, a través de su abogado, presentó una falta de legitimación pasiva por considerar que el organismo que autoriza el cultivo, o no, es el Ministerio de Salud de la Nación. Mientras que el Ministerio indicó que “el Ruso” no se había anotado en ningún registro y que su patología no es apta para el consumo.

Finalmente, hace aproximadamente un mes, el juez federal Hugo Ricardo Sastre falló a favor de la familia, pero ordenó que “el Ruso” se anote en el Registro de uso científico del cannabis y sus derivados para que el Estado lo provea. Además dejó en claro que una vía de amparo no era necesario ya que no está agotada la vía administrativa.

Marianela entiende que el juez no respondió al pedido de la familia y apeló la sentencia, tal como hizo la Fiscalía, algo que de alguna manera la deja tranquila. 

LA VISIÓN MÉDICO

Vicente Mazzaglia tiene 65 años, es neurocirujano y el médico de cabecera de “el Ruso”. Vive en Bariloche hace 40 años y hace 8 años trabaja en cannabis. En diálogo con ADNSUR, contó que el cannabis “se está utilizando en variadas enfermedades, y que incluso está demostrando que es efectivo para frenar crecimientos tumorales, desde el punto de vista preclínico. Pero desde el punto de vista clínico está comprobada su efectividad en la epilepsia refractarias, y en otros cuadros clínicos como Parkinson, esclerosis múltiple y otras del aparato digestivo pero que todavía falta la evidencia completa de la investigación clínica”. 

Mazzaglia, asegura que “es un remedio muy eficiente”, principalmente “para determinados cuadros clínicos y determinados síntomas, como una convulsión, el dolor, el temblor”.

En ese sentido, explica que “en general lo que molesta de la enfermedad es el síntoma no el nombre de la enfermedad. Entonces desde esa perspectiva la utilizó para determinados síntomas que presentan numerosas enfermedades. Como analgésico se lo utiliza para muchos tipos de dolor, como regenerativo neuronal se la utiliza para distintos cuadros neurológicos. Desde esa perspectiva es que yo la utilizo y a la consulta acuden pacientes con Parkinson, niños con epilepsia, parálisis cerebrales, cuadros funcionales como trastornos del espectro autistas, u otras enfermedades que son denominadas autoinmunes”. 

El especialista admite que cada vez más médicos “están abiertos a trabajar con cannabis”, y considera que es por una cuestión “evidencia” a partir de la mejoría de los pacientes.

Por esa razón, cree que es fundamental darle un sustento legal a su uso. “Es fundamental porque todo lo que es el acceso al remedio pasa de la clandestinidad a la luz. Lo cierto es que como la salud es un derecho humano absoluto las personas se hacen cargo de encarar el autocultivo o conseguir producto de calidad, en base a su derecho a la salud. Por eso existen organizaciones como Mamá Cultiva, de madres que cultivan remedios para sus hijos. Pero lo importante es que esto no es una cuestión caprichosa ni mágica. El cannabis actúa porque nosotros en nuestro organismo tenemos un sistema que se le puso de nombre sistema endocannabinoide que la ciencia médica no conocía. Entonces cuando ese sistema por algún motivo es disfuncional o insuficiente para modular ciertas funciones, los cannabinoides de la planta actúan. Ese es el mecanismo de acción”, explicó.

Por lo pronto queda esperar qué sucede con el caso de "el Ruso", que busca sentar un precedente que permita mejorar la calidad de vida de las personas que más lo necesitan.  Solo falta la respuesta de la Cámara Federal de Apelaciones, que ya giró el expediente a la Fiscalía Federal.

“Esperamos que la Cámara tome la opinión del Fiscal y la nuestra, así da lugar al pedido, y también que tome en consideración lo del registro para ampliar a otras patologías porque la idea con esto es sentar un precedente que le sirva a un montón de personas así el día de mañana no te hacen un allanamiento porque te denunciaron anónimamente por la Ley de Estupefacientes”, sentenció Marianela, con la esperanza de que el caso de "el Ruso", su papá, sirva para otros.

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