Emilia Van Raap, la comodorense a la que convocó Marta Minujín para participar en su Big Ben gigante
Emilia Van Raap estaba en Comodoro Rivadavia pasando la cuarentena, cuando recibió un inesperado mensaje. Ya tenía decidido quedarse un tiempo en la ciudad enseñando historia del arte, pero sin dudarlo se tomó un avión y fue a la entrevista más importante de su vida. Cuatro días después estaba trabajando con Marta Minujín, la artista plástica más popular de la Argentina, que por estos días expone un Big Ben gigante en la Manchester International Festival. Esta es su historia.
Son días intensos para Emilia Van Raap (24). Su jefa, la gran Marta Minujín participa de la Manchester International Festival, donde expone un Big Ben gigante, hecho con libros sobre política, y que en su interior exhibirá un cortometraje dirigido por la propia Minujín, que produjo la obra en los últimos cinco meses.
Hay que estar en todos los detalles, y Emilia, la comodorense protagonista de esta historia, tiene que estar al pie del cañón, cuidando que todo salga bien. Desde febrero ella está trabajando con Minujín, una de las artistas más populares de la Argentina que ya se ganó un nombre en la historia del arte, gracias a sus obras vanguardistas e instalaciones como La Menesunda, que fue presentada en mayo de 1965 en el Instituto Di Tella y que en 2019 fue recreada en el New Museum de Nueva York, tal como había sucedido en 2015 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Emilia lo sabe, por esa razón, en diálogo con ADNSUR le cuesta describir lo que significa esta experiencia, trabajar al lado de Minujín en la presentación de esta gran obra efirmera que significa "El Big Ben derribado con libros políticos”, como se llama la creación.
“La verdad me encanta, es un privilegio poder trabajar con ella. Es una artista histórica, súper consagrada... me cuesta definirla, pero es muy importante para la historia del arte y coincidir con ella es increíble. Y más para mi que soy historiadora del arte, lo valoro el triple”, dice con la emoción en la voz.
Pero cómo llegó esta chica de Rada Tilly a trabajar al lado de la gran Marta Minujín.
Cuenta Emilia que todo comenzó en febrero, una mañana en que se recibió un mensaje en su teléfono. La noche anterior había decidido quedarse en Comodoro Rivadavia para enseñar historia del arte, pero ese mensaje cambió todo y de pensar en quedarse, pasó a ver cómo conseguía un pasaje para volar de inmediato a Buenos Aires, en medio de la pandemia y ante la inminente llegada de la segunda ola del Covid.
“La verdad no lo veía venir para nada”, confiesa a la distancia sobre la sorpresa que causó la oportunidad. “De hecho la noche anterior había pensado quedarme en Comodoro un tiempo para dar la historia del arte, pero al otro día al mediodía me llegó esta propuesta. Un contacto me avisó que Minujín estaba buscando una persona para asistente de taller y asistente personal, le mande mi cv, me contesto el email que le había gustado mucho y me preguntó si podíamos hacer una entrevista. Así que cancele todo, me tomé el primer avión que conseguí, y me volví a Buenos Aires, sin saber que iba a quedar porque yo vine a una entrevista”.
Para Emilia era la gran oportunidad, en definitiva hace mucho tiempo venía preparándose para eso. Cuenta que desde chica estuvo vinculada al arte. En su casa hubo mucha apertura cultural gracias a sus padres. Ellos le inculcaron su amor por el tango y la danza, por esa razón, cuando daba sus primeros pasos Emilia comenzó a hacer flamenco.
A la distancia recuerda aquellos días de escenario, pero también las visitas a museos en cada viaje. La primera vez fue al al Nacional de Bellas Artes, al MALBA, al Museo de Arte Moderno, pero también el majestuoso Teatro Colón. Pero eso solo fue el comienzo de todo.
Fue recién en quinto año de la secundaria cuando ella descubrió su vocación. En el Complejo Everardo Casa Tilly tuvo una materia que se llamaba “Cultura y Estética”, donde tuvo su primer acercamiento a la historia del arte, y le voló la cabeza.
“Ahí nos daban cultura del arte, algo medio raro porque no suele estar en programas de colegios", recuerda. "Esa materia me gustó mucho porque nunca me había tirado mucho en la historia del arte. Me gustaba mucho los 60, el pop en Estados Unidos, así que cuando termine decidí estudiar algo vinculado al arte. Buscando encontré el programa de Gestión e Historia del Arte de la Universidad del Salvador, y decidí estudiar allá”.
Emilia hizo la carrera en cuatro años, a los 21 ya estaba recibida, y mientras tanto trabajaba. En sus tiempos de estudiante colaboraba con la doctora Elena Oliveras, con quien colaboró en los libros "Estética. La cuestión del arte; edición ampliada (Paidós, 2017)", y "La cuestión del arte. Nuevas perspectivas teóricas (Paidós, 2019)".
Luego comenzó ayudar a la licenciada Mercedes Casanegra, una crítica y curadora de arte. Todo venía bien, con participamos en ArteBA y mucho crecimiento profesional, pero la pandemia cambió los planes y detuvo toda la movida vinculada al arte.
Emilia decidió volver a Comodoro y continuar trabajando con Elena y Mercedes a distancia, seguía trabajando en producción de textos, investigación, y mientras tanto colaboraba con otros eventos online; el mundo cibernético al que tuvieron que mudarse las galerías. Así en septiembre trabajó para BAPhotos y en diciembre para Pinta Miami.
Como contó ya tenía pensado quedarse en Comodoro cuando llegó la propuesta para ser la asistente de Marta Minujín, quien finalmente luego de la entrevista, le dijo que al otro día comenzara a trabajar. Y así inició esta aventura.
“Hoy soy de todo un poco”, admite al explicar su trabajo. “Soy por una parte asistente de taller, no de las obras donde colabora otra persona, y también soy la asistente personal, y manejo las redes. La ayudó con todo un poco. Dentro del taller somos 3 personas, pero tiene mucha gente que la ayuda en otras cosas y ahora estamos con la exposición en Manchester", dice con orgullo.
Respecto al trabajo que en esta oportunidad presenta la artista, Emilia, cuenta que tiene la particularidad de que se hizo todo online. “Es una obra de arte en proceso, efímero y de participación masiva. Documentamos todo el proceso, desde el primer caño que se pone hasta que se desarma. Pero es una obra monumental que se hizo prácticamente por Zoom, como venimos trabajando en la pandemia. Fue mucho de responder email, hacer un Zoom por acá, otro allá, ayudarla a Marta en todos los sentidos que podía. También mucho trabajo de archivo porque va a haber una página web donde se va a poder ver toda la serie a la que pertenece esta obra”, dice en referencia a "La caída de los mitos universales", que incluye el Obelisco acostado de 1978 y el Obelisco de Pan Dulce que presentó después.
Por supuesto, como le sucede a todos los artistas, Emilia también extraña las ferias presenciales, esos lugares donde “pasan muchas cosas en muy poco tiempo”, y para las cuales se trabaja todo un año y se resumen en cinco días donde se deja todo. Sin embargo, sabe que pronto eso va a terminar y otra vez volverá la dinámica de las ferias donde se puede ir “galería por galería y “la experiencia estética es otra”.
Mientras tanto sigue soñando, sabiendo que su trabajo representa una gran oportunidad, y es el camino adecuado para llegar a ser una gran curadora. “Ese es mi sueño máximo, poder ser una curado reconocida, curar algún evento internacional. Me gustaría ser curadora de algún museo o alguna institución y me encantaría hacer un posgrado en el Reina Sofía de España, que es presencial. Por el momento eso esta parado, pero cuanto pueda quiero hacerlo”, dice con franqueza, esta joven que se animó a apostar a su pasión, y hoy esta al lado de una de las grandes artistas argentinas.