CAPITAL FEDERAL - Los números en el mundo estremecen. Y la Argentina no escapa al flagelo. Tres de cada diez personas en el planeta no tiene acceso a agua gestionada de forma segura y disponible para el consumo en su casa. En el país, todavía hay 7 millones de personas que no cuentan con servicio de agua potable. En este Especial de TN.com.ar, te contamos el panorama sobre una problemática que pone en riesgo la salud de todos. Conocemos la historia de los que aún están en peligro y de los valientes que buscan ayudar con proyectos originales.

La expresión "agua gestionada de forma segura" implica el acceso a agua potable libre de contaminación que se puede consumir en el hogar cuando sea necesario. En números absolutos, esta problemática abarca una población de 2.100 millones de personas e impacta directamente en los indicadores de salud. Los datos, que se desprenden de un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, explican otra realidad insoportable: 361.000 niños por debajo de los 5 años mueren por causa de diarrea en el mundo todos los años. Esto equivale a dos cada tres minutos.

La precariedad en materia de higiene y la falta de acceso al agua están relacionadas también a otras enfermedades como cólera, disentería, fiebre tifoidea y hepatitis A. “El agua segura, la sanidad y la higiene en el hogar no pueden ser un privilegio para quienes son ricos o viven en los centros urbanos”, dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud. Además, añadió: “estos son algunos de los requerimientos más básicos para la salud humana, y todos los países tienen su cuota de responsabilidad en asegurar que todos tengan acceso a ellos”.

Cabe aclarar que los datos a nivel mundial se extraen de la información obtenida en 96 países, ya que muchos otros no tienen datos sobre estos indicadores. En aquellos países donde hay severos conflictos, los niños pueden tener hasta cuatro veces menos de posibilidades de acceso a agua potable. Además, tal como señala Ghebreyesus, existe una enorme desigualdad en esta materia entre quienes viven en zonas urbanas y los habitantes de zonas rurales. Según el mismo informe, dos de cada tres personas con agua potable gestionada de forma segura y tres de cada cinco personas con servicios de saneamiento gestionados de forma segura viven en zonas urbanas.

De las 4.500 millones de personas que no tiene acceso a sanidad correctamente administrada, 2.300 millones no tiene acceso a los servicios sanitarios básicos. Entre ellos, 600 millones de personas, comparten con otros hogares un inodoro o letrina y 892 millones de personas, mayormente en zonas rurales, defecan al aire libre.

El panorama argentino

En la Argentina, según datos del ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda, 7 millones de personas no cuentan con servicio de agua potable, teniendo en cuenta que la cobertura es más baja en zonas rurales que en áreas urbanas. Además, casi 20 millones de personas no cuentan con cloacas y el 80 por ciento de los residuos cloacales van a parar a ríos y arroyos, sin tratamiento.

Pero cuando de agua hablamos, no sólo es importante ampliar la accesibilidad sino también concientizar acerca del consumo responsable. Según datos proporcionados por la empresa Agua Segura, se estima que el consumo promedio de agua en AMBA (Ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires) es de los más altos de la región. El agua que se desperdicia con una canilla que gotea, que suma unos 45 litros, equivale a lo que precisan 22 personas para desarrollarse a diario.

Tal como sucede a nivel mundial, el problema del acceso al agua está directamente signado por las condiciones socioeconómicas. Según datos de un relevamiento realizado por la Fundación Techo en 2016, el 95 por ciento de las familias que vive en asentamientos no tiene acceso a agua potable y el 98 por ciento no tiene acceso a cloacas.

Manuel Lozano, presidente de Fundación Sí, una organización que trabaja en casi todas las provincias del país (salvo Tierra del Fuego y Santa Cruz), tanto con residencias universitarias como con ayuda integral a los sectores más vulnerables, cuenta cómo es el panorama en algunas de las poblaciones más postergadas: "La Curvita, una comunidad que quedó completamente bajo agua por las inundaciones en Salta, y que, como consecuencia, tuvo que mudarse, planteaba el tema del agua potable como una de las necesidades primordiales".

Pero dentro de esta problemática, también hay algunos desafíos derivados que tienen a la educación como principal agente de cambio. "Yo creo que hay mucho desconocimiento. A veces pasa que las comunidades se van acostumbrando al agua que tienen cerca y quizás no se conocen las consecuencias que trae consumir agua contaminada, -dice Lozano-. Salvo en algún caso donde la contaminación tiene que ver con el color, si el agua sale transparente, no se sabe que no se puede tomar. Después puede haber una consecuencia en la salud, pero no lo asocia con eso".

Sin dudas, el acceso universal al agua segura sigue siendo una deuda pendiente que profundiza, a diario, la exclusión de millones de personas. ¿Llegará pronto la hora de saldarla en nuestro país?

Fuente: TN

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