CIUDAD DEL VATICANO - "¿Cómo puede ser este un tiempo de plenitud, si ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y niños siguen huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución, dispuestos a arriesgar su vida con tal de que se respeten sus derechos fundamentales?", se preguntó Francisco en la homilía que estuvo marcada por la presencia de agentes policiales, que revisaron los bolsos de la gente a varias calles de distancia de la Plaza de San Pedro, donde unas 10.000 personas pasaron además por revisiones del tipo de los aeropuertos para poder asistir a la misa celebrada en la basílica.

El Papa continuó diciendo: ¿cómo es posible que perdure la opresión del hombre contra el hombre, que la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil, arrinconándolo en los márgenes más miserables de nuestro mundo?". También se preguntó "¿hasta cuándo la maldad humana seguirá sembrando la tierra de violencia y odio, que provocan tantas víctimas inocentes?".

El líder de 1.200 millones de católicos pidió superar lo que llamó "un río de miseria" a través de la "construcción de un mundo más justo y fraterno, en el que todas las personas y todas las criaturas puedan vivir en paz, en la armonía de la creación originaria de Dios".

Francisco reclamó, en el que los católicos consideran el Día Mundial de la Paz, "dejarnos regenerar para vencer la indiferencia que impide la solidaridad y salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir". "Construyamos un mundo cada vez más justo y fraternal''.

En este sentido defendió el rol que puede desempeñar la "fuerza de la fe" que, en su opinión, "siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón" a los que "no puede llegar la razón de los filósofos ni los acuerdos de la política".

El Papa concluyó la ceremonia a las 11.30 locales (10.30 GMT), una hora y media después de su inicio, y emprendió la salida de la basílica escoltado por doce guardaespaldas, que se entremezclaron con los monaguillos y miembros del clero que conforman la comitiva papal.

Posteriormente se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico para rezar el primer Ángelus mariano del 2016 y dirigir su catequesis a los numerosos fieles y turistas que le observaban desde la plaza de San Pedro, a quienes felicitó el año. Francisco volvió a abordar el tema de la paz que, a su juicio, "debe ser cultivada" por las personas, algo para lo que es preciso evitar la indiferencia.

CIUDAD DEL VATICANO - "La paz (...) debe ser cultivada por nosotros. Eso supone una verdadera y propia lucha, un combate espiritual que tiene lugar en nuestro corazón", refirió el Papa. Y añadió: "La enemiga de la paz no es únicamente la guerra, sino también la indiferencia, que hace pensar solo en uno mismo y crea barreras, sospechas, miedos y egoísmos".

Fuente: La Nación/ Agencias Reuters, EFE y AP

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