RAWSON - Lenard Ibáñez piloteaba el avión que cayó en Península Valdés en abril del año pasado. Sobrevivió a una tragedia que le costó la vida a otras tres personas. Lenard logró salir del fuselaje retorcido por el golpe y el fuego y caminó siete kilómetros para pedir ayuda a unos pescadores. Tenía el 30 por ciento del cuerpo quemado y dificultades en las vías respiratorias. Este martes se reunió con el secretario de Gobierno de Rawson, Nicolás Souza, para explicar la idea que lleva adelante junto a un grupo de médicos de la zona para instalar un departamento del quemado y heridas complejas en la ciudad de Rawson.

“Apuntamos a crear un centro de derivación Patagónico por el riesgo de vida y los altos costos que implica trasladar un accidentado a la ciudad de Buenos Aires”, relató Ibáñez a Jornada, y remarcó que "en toda la Patagonia no hay ningún departamento del quemado, y el gasto económico que les genera a las familias hospedarse en la capital del país es muy elevado”, indicó.

“En toda la región existen emprendimientos con riesgo importante de pacientes quemados: barcos, empresas productoras de aluminio, petroleras y la industria minera, hay muchas empresas”, agregó.

El joven piloto, que tiene 27 años, recordó en diálogo con Télam que estuvo "desde abril hasta agosto del año pasado prácticamente dormido y luego muy sedado porque los dolores eran insoportables", y contó que atravesó más de 150 intervenciones entre operaciones e injertos.

"Tenía desde la cintura para arriba todo afectado por quemaduras, incluida la cabeza y del único lugar que me quedaba sano, que eran las piernas, me sacaban piel para hacer los injertos, de manera que en todo mi cuerpo tengo marcas", describió.

El accidente

Lenard Ibáñez piloteaba un avión Pipper PA-28 Warrior matrícula LV-FKO el domingo 22 de abril del año pasado, en el que viajaban además dos amigas que lo habían contratado para realizar un sobrevuelo sobre Península Valdés. Mónica Gabriela López y Silvia Edith Acosta murieron en el acto producto del incendio de la nave. Además, viajaba Ricardo Ramón Artiles, el copiloto (55), quien falleció a los pocos días.

Lenard recién retornó a su casa en febrero y desde entonces su principal objetivo es volver a cumplir sus funciones básicas."Tuve que aprender a tragar de nuevo, me costó mucho volver a hablar, pero de a poco voy saliendo adelante", dijo el piloto del avión que se cayó en una zona de playas próxima a Puerto Pirámides, sobre la cara norte de Península Valdés, de donde fue rescatado.

"Me llevaron primero al hospital de Pirámides y luego al de Puerto Madryn donde me estabilizaron y luego fui al instituto del quemado en Buenos Aires, gracias al cual estoy vivo a pesar de todo y es muy loco porque cuando me reencontré con los dolores que eran muy intensos era a su vez un alivio porque era el aviso de que estaba vivo", recordó.

Luego de 10 meses de internación, más la rehabilitación en su propia casa, Ibáñez comenzó con una campaña para que se construya un centro asistencial que atienda casos como el suyo o los que reportan heridas complejas.

"Lo primero que estamos haciendo es organizar una fundación para lo cual estoy en pleno trámite ante la Inspección General de Justicia y luego seguir con la serie de reuniones que ya comenzamos a nivel local", revela. Lenard aclara que "la recuperación definitiva tardará al menos dos años pero la llevo de la mejor manera, gracias a la contención familiar".
 

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