Estaba haciendo la colimba, participó de un operativo secreto en Comodoro y Caleta Olivia y la justicia lo reconoció como veterano de guerra
Gustavo Aníbal Larsen hizo el Servicio Militar Obligatorio en el Regimiento Granaderos a Caballos General San Martín, y el 1º de mayo de 1982 fue convocado y trasladado, junto con su Unidad, a Comodoro Rivadavia y Rada Tilly. Más tarde iría a Pico Truncado y Caleta Olivia, donde participó en operativos militares secretos en playas de la zona. Cuarenta años después, la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata lo reconoció como ex combatiente, otorgándole todos los beneficios; un precedente que marca un hito en la brecha entre veteranos de guerra y movilizados.
Un precedente histórico sancionó la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata al reconocer como veterano de guerra a un hombre que participó en operativos militares secretos en playas de Caleta Olivia, Santa Cruz, ante el dato de posibles ataques ingleses al continente.
Según confirmó ADNSUR, como las Fuerzas Armadas no rebatieron el dato al contestar su demanda, los jueces Alejandro Tazza y Eduardo Jiménez consideraron probado que el demandante participó en el conflicto bélico de las Islas Malvinas, y ordenaron que sea reconocido como excombatiente y sea incluido en el padrón de Veteranos de Guerra con todos sus beneficios, algo que reprueban quienes sí estuvieron combatiendo en las islas, asediados por el fuego enemigo y los constantes borbardeos.
El hombre en cuestión es Gustavo Aníbal Larsen, quien, según su relato, luego de haber cumplido el Servicio Militar Obligatorio en el Regimiento Granaderos a Caballos General San Martín el 1 de mayo del 82 fue convocado y traslado junto a su unidad a Comodoro Rivadavia.
En su testimonio, Larsen aseguró que estuvo en Comodoro Rivadavia y Rada Tilly, y luego junto a su unidad fue llevado a Pico Truncado y Caleta Olivia, provincia de Santa Cruz.
En ese marco, se debe recordar que toda la costa atlántica tuvo presencia de tropas argentinas apostadas en las playas ante el posible ataque del enemigo. La medida preventiva, hoy es el principal argumento de los “movilizados”, aquellos ex conscriptos que piden ser reconocidos como veteranos de guerra por el hecho de haber estado en el teatro de Operaciones del Atlántico Sur.
Según el expediente, el “22 de mayo de 1982” Larsen y compañía entró en situación de combate. “En cumplimiento de alerta roja, en horas de la noche, el actor fue trasladado a una playa cercana a Caleta Olivia, hacia el sur distancia aproximada 10 kilómetros desde esa localidad, atento que según información, existían posibles infiltraciones enemigas que habrían desembarcado en las playas cercanas a Caleta Olivia; ahí tomaron posiciones, excavaron pozos de zorro, ordenándoles fuego libre y disparar a cualquier objetivo, todo con absoluta reserva, en la que permanecieron hasta la mañana del día 23”.
La demanda de Larsen contra el Ministerio de Defensa de la Nación (Estado Mayor General del Ejército) fue rechazada en primera instancia. Sin embargo, el ex conscripto apeló al considerar que ese primer fallo fue “arbitrario” y no valoró las pruebas. En ese sentido, recordó que el Ejército reconoció hechos y documentos. “El fallo de primera instancia viola normas internacionales de rango constitucional como el derecho internacional de los conflictos armados”, indicó en sus argumentos.
La Cámara recordó que en casos similares la Corte Suprema de Justicia de la Nación hizo particular hincapié en la necesaria “participación en acciones bélicas” como requisito imprescindible para admitir las demandas. Pero que el fallo de primera instancia lo ignoró con Larsen. “Corresponde analizar en el caso particular si el actor prestó colaboración en forma directa, activa y determinante con los combatientes asignados al operativo bélico, y por lo tanto si dichas actividades resultan o no equiparables a la participación en acciones bélicas”.
Las Fuerzas Armadas rechazaron la queja del ex conscripto de modo genérico pero no refutaron su relato sobre el procedimiento en las playas de Caleta.
En ese sentido, la causa determinó que “se desprende una colaboración directa, activa y determinante con los combatientes asignados al operativo bélico por parte del accionante, y resultando dicha colaboración equiparable a la participación directa en acciones bélicas en virtud de su relevancia, todo ello en consonancia con el criterio sustentado por la CSJN, es que cabe hacer lugar al recurso”.
En los argumentos, se sostuvo además que “habiendo participado activamente en una zona de apoyo logístico trascendente, y garante de la seguridad del teatro de operaciones del Atlántico Sur, con todos los riesgos y situaciones de peligro propios del momento bélico y de la ubicación geográfica en especial relación con las ‘actividades específicas’ encomendadas debe considerarse sin lugar a dudas, que el actor debe ser catalogado en tal sentido, como destinatario de la norma que le otorga la condición y beneficios impetrados”.
El fallo hasta el momento no tomó estado público. Sin embargo, marca un precedente que hará eco en el seno de los veteranos de guerra, quienes se oponen a lo que consideran un reclamo injusto, mucho más en aquellos casos que estuvieron en las islas desde los primeros días de abril, soportando frío y humedad en pozos de zorro, y el bombardeo enemigo desde el 1 de de mayo, cuando se dio el bautismo fuego en las islas, el lugar donde la guerra se vivió en primera persona.