Las siete fuentes de agua en el corazón de Neuquén, desplegadas desde Plaza de las Banderas hasta el Parque Central, se convirtiron en elementos icónicos que conjugan historia, arte y la necesidad de un mantenimiento permanente.

Desde sus orígenes, las fuentes tuvieron diversas funciones en todo el mundo, desde asegurar el acceso al agua hasta su uso ornamental y artístico. Neuquén no es ajena a este atractivo, con siete fuentes estratégicamente ubicadas en el área céntrica de la capital provincial.

El mantenimiento de estos monumentos acuáticos es responsabilidad del municipio, encargado de preservar tanto su estructura como su mecánica. Desde la subsecretaria de Espacios Verdes, detallaron que se realizan trabajos en las cañerías, sistema eléctrico, iluminación, pintura y limpieza del agua, con el uso de cloro y alguicida.

El área de Espacios Verdes cuenta con un sector dedicado exclusivamente a las bombas y fuentes, asegurando que cada fuente se mantenga en condiciones óptimas. Sin embargo, factores como el clima y la falta de cuidado por parte de los vecinos pueden exigir un mantenimiento más frecuente.

 

Aunque son situaciones excepcionales, a veces algunas personas arrojan monedas a las fuentes. No obstante, aseguraron que no es una práctica habitual y no representa un problema significativo.

Cada una de las siete fuentes neuquinas tiene su propia historia y diseño distintivo. Por ejemplo, la fuente La Cibeles en la avenida Argentina, donada por el inmigrante español Félix Pérez y Pérez en la década del 30, evoca a la famosa fuente de Madrid, España.

Las fuentes ubicadas en el Cenotafio a los Caídos en Malvinas y en Plaza de las Banderas son las que albergan mayores volúmenes de agua.

Desde la Municipalidad destacaron que, tras un mantenimiento, el llenado de cada fuente suele durar toda una noche o medio día. Sin embargo, algunas fuentes, como La Cibeles y la del Monumento a San Martín, requieren una atención más frecuente debido a la acumulación de hojas o a celebraciones y reclamos que generan mayor suciedad.

La subsecretaria de Espacios Verdes informó que dos fuentes, frente al museo Gregorio Álvarez y en el Parque Central sobre Olascoaga, volvieron a funcionar en el 2023 después de más de 12 años de inactividad. Además, resaltó que las fuentes no solo embellecen el lugar, sino que también contribuyen a cambiar la percepción térmica del entorno, proporcionando un respiro fresco en los días de verano.

Aunque por el momento no hay planes para agregar más fuentes en otros puntos de la ciudad, se espera que, en el futuro, se busque ampliar este patrimonio urbano. La prioridad actual es poner en valor las fuentes existentes y convertirlas en puntos turísticos que enriquezcan el circuito turístico de la ciudad.

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