Golpe de Estado en Burkina Faso: el ejército derrocó al presidente y tomó el poder
Tras un golpe de estado que derrocó al presidente, Roch Marc Christian Kaboré y disolvió el parlamento, los militares tomaron el control del gobierno de Burkina Faso en medio de las críticas a las autoridades por su fracaso para contener el auge de los grupos yihadistas del Estado Islámico (ISIS) y Al Qaeda
Las fuerzas armadas rebeldes afirmaron tener detenido al presidente, al líder del Parlamento y a algunos ministros, que fueron trasladados a un cuartel en la capital Uagadugú, confirmaron diversas fuentes de seguridad, mientras que cerca de la residencia del jefe de Estado se observaron tres vehículos acribillados y rastros de sangre.
Además, los golpistas cerraron las fronteras, al tiempo que prometieron un“retorno al orden constitucional en un plazo razonable”.
Así, el gobierno de Burkina Faso cayó este lunes en manos de los militares en un golpe de estado que derrocó al presidente, Roch Marc Christian Kaboré, y disolvió el parlamento, por las críticas a las autoridades por su fracaso para contener el auge de los grupos yihadistas del Estado Islámico (ISIS) y al Qaeda.
El capitán Sidsore Kaber Ouedraogo junto a un grupo de soldados declaró por la televisión estatal que el Movimiento Patriótico para la Restauración trabajará para establecer un calendario “aceptable para todos” para la convocación a elecciones.
La crisis se desató el domingo, con episodios de motín en varios cuarteles y manifestaciones antigubernamentales en las que se incendió la sede del partido de Kaboré.
Las condiciones para el golpe crecieron debido a la política de seguridad quebrada conducida por el presidente Kaboré, dijo un vocero de los rebeldes, que pidió “medios adecuados” en la lucha contra los yihadistas, el “reemplazo” de los líderes militares y la ayuda a las familias de las víctimas.
Desde 2015, el país africano sufre de ataques terroristas efectuados por grupos yihadistas que causaron muerte y destrucción, ante un ejército nacional frágil y mal equipado.
Un ex banquero católico devoto en un país mayoritariamente musulmán, Kaboré fue elegido en 2015 para dar vuelta la página, un año después del levantamiento popular que derrocó al dictador Blaise Compaore.
En 2020 se mantuvo en el poder bajo la promesa de que limpiaría a los yihadistas, en un momento en que los ataques contra civiles se sucedían a diario. Sin embargo, la violencia nunca cesó, de hecho aumentó, al igual que las manifestaciones antigubernamentales.
Repercusión internacional
La Unión Africana y las Naciones Unidas han “condenado enérgicamente” la escalada en Burkina Faso.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, declaró en un texto estar preocupado por la “protección y la integridad física” de Kaboré tras “el golpe de Estado perpetrado el 23 de enero por sectores de las fuerzas armadas”.
En tanto, Estados Unidos instó a la “liberación inmediata” del presidente y pidió que se respete la constitución de la nación de África Occidental.
“Pedimos la liberación inmediata del presidente Kabore y otros funcionarios gubernamentales y que los miembros de las fuerzas de seguridad respeten la Constitución y el liderazgo civil de Burkina Faso”, indicó un funcionario del Departamento de Estado norteamericano bajo condición de anonimato.
“Instamos a todas las partes en esta situación en marcha a mantener la calma y buscar el diálogo como medio para resolver las reclamaciones”, agregó.
Con información de Agencias ANSA y AFP / La Nación