El parque reinaugurado cuenta con juegos con piso de goma, una cancha de bochas, playón deportivo, espacios verdes y luminarias para que el lugar se pueda disfrutar de manera segura.

Durante la inauguración, el intendente Juan Pablo Luque manifestó que “es un placer estar inaugurando este parque de km. 8 que tiene una riquísima historia y nos identifica en la historia de nuestros pioneros y pioneras. Una historia que además recogieron alumnos de la escuela ´Yapeyú´, lo cual demuestra que la identidad comodorense y barrial sigue latente y se transmite de generación en generación”.

En ese marco, el mandatario felicitó a los alumnos y docentes del colegio técnico “por involucrarse con la historia del barrio y sobre todo intentar mejorar la calidad de vida de todos los vecinos al pretender recuperar un espacio público para todos en el corazón de Don Bosco”.

El proyecto inicial tuvo el respaldo del Municipio desde el comienzo, cuando el actual intendente Juan Pablo Luque, se desempeñaba como viceintendente y se reunió con alumnos del Colegio Provincial Técnico N° 707 “Ciudad de Yapeyú”.  Con el objetivo de aunar esfuerzos para recuperar el espíritu familiar y de esparcimiento que caracterizó al parque en sus primeras décadas, la intención fue volver a convertirlo en un lugar de encuentro para todos los vecinos del barrio.

Un  proyecto estudiantil para mejorar el barrio

En el año 2019, a modo de proyecto final, tres cursos de la Escuela Provincial N° 707, seleccionaron tres proyectos distintos para ellos, entre los que se encontraba la recuperación del parque. Luego de la elección del proyecto, se avanzó en la búsqueda de un nombre, donde colocaron urnas en todos los comercios de Km.8 y la escuela.

De esta manera, por votación de los vecinos se denominó "Parque Don Otto Blumberg", en referencia a su creador, un alemán que, extrañando el verde de su país natal, trabajó y dio origen a dicho espacio con la plantación de árboles, y flores. Con una reja armó una suerte de arado, que se lo ataba en la cintura, y así fue arando todo lo que hoy es el predio del Parque de Km. 8, que era de greda y piedra. Además construyó canteros y caminos.

Continuando en el relato de la historia del mismo, los directivos de la Compañía Ferrocarrilera del Petróleo, al ver que estaba transformando con esmero el lugar, le asignaron su cuidado a Otto de manera oficial y construyeron los bancos de hierro, los juegos (hamacas, tobogán, subibaja) e incluso, en el medio del parque, montaron una pista circular de cemento, donde había un caño central con los parlantes arriba.

En 1937, cuando los árboles ya habían crecido, inauguraron este espacio verde, convirtiéndolo en un centro de esparcimiento y vida social para las familias de la empresa. Entre las actividades que se desarrollaban, se destacan las presentaciones de la orquesta, conformada por vecinos, en las noches de verano, donde algunos bailaban al ritmo del tango o del paso doble. También está en la memoria de los pioneros las carreras de autitos impulsadas por el Padre Corti, que eran organizadas una vez al mes y solo podían participar con autitos fabricados por los propios participantes.

Asimismo, la gente iba al parque y hacía un picnic entre todos los presentes. Otros, jugaban en las canchas de bochas y bolos. Además, era el lugar de reunión durante los carnavales que organizaban en kilómetro 8 de las décadas del ’30 y ’40. Otro dato histórico que tiene el parque como escenario central, es el origen del primer equipo de básquet de Km.8.

La historia del árbol: una emotiva historia de inmigrantes croatas

Durante el acto, se plantó un árbol llegado de Croacia que se llama Koperba, junto a Nelly Antonia Zupanovic. Ella es hija de croatas y creció jugando en el parque de km. 8. Por ese motivo, donó semillas de su árbol para sembrar su impronta en el renovado espacio público de zona norte.

“Para mí es un honor que el Parque de Kilómetro 8 “Don Otto Blumberg” que me vio crecer, pueda albergar este árbol y junto con él este pedacito de la historia de mi familia”, manifestó con orgullo.

Sobre la historia del “Koperba”, relató que su familia recibió en la década del 50´ un sobre desde Croacia y en él venían semillas del árbol, redondas y oscuras, parecidas al fruto del calafate de nuestra zona.

“Mi padre, feliz de recibirlas y de sentir que tenía un pedacito de su añorada Croacia, las plantó en macetas y al cabo de un tiempo crecieron cinco árboles que los repartió entre mi hermano, mi prima, él y yo”, detalló Nelly, agregando que “se adaptó muy bien a nuestro clima, no tiene grandes raíces, su tronco es frío y recto, da un fruto muy parecido al calafate, pero no es dulce. En invierno pierde sus hojas pero en verano es frondoso y da muy buena sombra”, ideal para la fisonomía del parque.

“En mi jardín, todavía está esa Koperba plantada por mi padre, que mantiene viva las raíces de la familia generación tras generación y el recuerdo de mis padres inmigrantes”, sostuvo.

Continuando con este legado, Nelly les dio a sus hijos esquejes del árbol que plantaron en sus jardines, sabiendo que sabrán transmitir a sus nietos el significado del mismo.  “Un árbol puede no significar mucho para algunas personas, pero para nuestra familia la Koperba es el recuerdo vivo de mis padres inmigrantes croatas, que trabajaron, forestaron y cuidaron nuestra ciudad, no como extranjeros, sino con el amor y compromiso de quien se siente agradecido por estas tierras que lo albergaron”, sentenció.

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