Hubo ocho llamadas del submarino durante la madrugada antes de desaparecer
Así lo confirmó hoy la Armada. Estarían vinculadas a la notificación de la avería en las baterías.
CAPITAL FEDERAL - El vocero de la Armada, Enrique Balbi, reconoció hoy en su parte diario que hubo ocho comunicaciones satelitales que realizó el capitán del submarino ARA San Juan la madrugada del día en que desapareció.
"Tenemos un listado que en su momento lo recibimos de la empresa que brinda el servicio satelital, corroborando la planilla de telefonía y datos. Son las primeras llamadas del comandante, informando de la falla y cortocircuito. Todo lo que decía por voz también lo hacía por datos por escrito, para no dejar dudas", explicó.
"Hay dos o tres de telefonía y dos de datos. En ellas, se informa la falla y después la solicitud del cambio, disminuyendo la cantidad de días en el campo de operaciones. Hubo una que duró entre seis y siete minutos y fue el último contacto entre los jefes de operaciones", agregó.
Pocas horas después se produjo una explosión que fue detectada por la Organización para la Prohibición Total de Pruebas Nucleares (CTBTO, por sus siglas en inglés) y que podría estar vinculada al submarino.
Balbi dijo a periodistas que, pese a la avería reportada, "todos los buques mensualmente y antes de cada navegación hacen pruebas de 48 horas, equipo por equipo, sistema por sistema, válvulas, tuberías, todo se prueba antes de zarpar".
En la actualidad seis buques barren con sonares el fondo marino en una zona donde investigan si un objeto detectado a 950 metros de profundidad sería el submarino ARA San Juan. A las tareas de búsqueda se sumarán próximamente un buque ruso y otro estadounidense con vehículos sumergibles que pueden inspeccionar hasta los 6.000 metros de profundidad.
La Armada ha suspendido las tareas de rescate de los 44 submarinistas por considerar que no hay posibilidades de encontrarlos con vida, lo que ha molestado a los familiares. En sus declaraciones de la víspera el ministro Aguad consideró que los tripulantes están muertos.
Fuente: La Nación