En Amaranto, un pueblo de Ciudad de Bolivar en Colombia, viven casi 200 personas de una sola familia, que se han casado y reproducido entre sí en las últimas dos generaciones.

El matrimonio más antiguo es el de Luis Aníbal Vanegas Galeano y Alba del Jesús Galeano Henao, primos hermanos, de cuya relación nacieron 11 hijos y decenas de nietos.

A los 85 años, Alba recuerda que tuvieron que pedir permiso al obispo de Jericó para casarse. Sin embargo, y pese a llevar a cabo la ceremonia, se les impuso como penitencia 50 padrenuestros, 20 rosarios y 6 confesiones.

De esta unión, que era considerada pecado por la Iglesia Católica, se cumplieron 50 años el pasado mes de marzo y la fecha fue celebrada junto a más de 100 parientes en el colegio de la vereda Amaranto, detalla La Nación

Los Vanegas, Galeano y Henao, todos apellidos y habitantes del lugar, se siguen casando o forman uniones entre primos.

Según Ana María Vanegas Galeano, líder comunal, esta tradición comenzó en 1890, cuando desde Jericó, el municipio vecino, llegaron casados Isaac Galeano y Eudoxia Vanegas. El padre de Isaac, Joaquín Galeano, fundó Amaranto.

El único miedo de Alba del Jesús y Luis Aníbal, al momento de engendrar, fue siempre que sus hijos nacieran con problemas genéticos y físicos, pero esto no sucedió.

Esta misma suerte no la tuvieron los hermanos Orlando y Hernán Galeano. Ambos se casaron con dos primas hermanas hace más de 30 años.

Aunque Patricia, una de las hijas de Hernán Galeano, nació con un dedo de más en manos y pies y Orlando sufre porque sus seis hijos tienen problemas de aprendizaje.

Sin embargo, a pesar de los miedos, la tradición se ha conservado en las nuevas generaciones.

Fuente: El Tiempo (Colombia)

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