Laura ríe. Cuando lo cuenta pareciera que está narrando algo simpático. Sin embargo, es su forma de ver la vida; quitarle tragedia a un momento que causó mucho dolor y que lejos estuvo de ser una comedia. 

Ella es la esposa del primer caso Covid - 19 de Rada Tilly, un paciente que en realidad no es el caso 0, lo que evidencia el desconcierto que había en esos últimos días de mayo y primeros de junio, cuando la enfermedad era incertidumbre y los prejuicios afloraban en una sociedad asustada, pero dispuesta a señalar, acusar y hasta amenazar; una verdadera locura. 

Hoy se cumple un año del inicio de esa historia, y en ADNSUR decidimos conversar con ella, y recordar cómo fueron aquellos días en que sucedió de todo: desde la internación de toda la familia, hasta el mensaje de una psicóloga que los acusó de traer el virus a la zona. Pero vamos al principio.

TODOS INTERNADOS

En esos primeros días de pandemia, todavía no había circulación comunitaria del virus en la zona. Se había registrado el primer Covid en Comodoro - un hombre que había estado de viaje en Brasil- pero más allá de su caso y el de su señora no hubo contagios. 

Eran días de incertidumbre, no solo para quienes vivían en la zona sur de Chubut, sino también para quienes intentaban volver de algún destino turístico, o los jóvenes que estudiaban en algún punto del país y que querían volver con su familia. 

El hijo de Laura precisamente estaba en este último grupo. El adolescente estudiaba en Buenos Aires, y ante la situación que se vivía en Capital Federal decidió volver a su casa; una decisión acertada a la distancia, teniendo en cuenta que un año después siguen suspendidas las clases presenciales en universidades.

El domingo 24 de mayo el joven llegó a la ciudad, a través de un vuelo programado por Aerolíneas Argentinas. Se aisló con su familia en su casa y todo iba a bien, hasta el miércoles que comenzó a sentir los primeros síntomas.

Laura recuerda esa situación como si hubiese sido hoy. “Comenzó a picarle la garganta, como que le raspaba. Ese fue el único síntoma que tuvo. Pero no le dimos importancia porque no había tos, no había fiebre, no había nada. Entonces hacíamos vida normal, pero aislados”.

El domingo ella también comenzó a sentirse mal. Le dolía el cuerpo, las articulaciones y la piel. Se tomó la temperatura y el termómetro arrojó 37,4°; una línea de fiebre que luego se esfumó. Pensó que no era nada, que estaba por engriparse, pero luego su marido comenzó a tener fiebre. Los indicios eran evidentes y comenzó la pesadilla. 

“Cuando comenzaron mis síntomas pensé que no era nada, pensé me estaré por engripar, pero después mi marido empezó con fiebre el lunes, el martes, y me empecé a preocupar. Empecé a buscar en internet y coincidían los síntomas. Entonces el miércoles activamos el protocolo, pero llevábamos 10 días aislados”. 

Ese 3 de junio al marido de Laura lo internaron por prevención. No le podían bajar la fiebre, y eso preocupaba a los médicos. Así, fue declarado como el primer caso Covid 19 de Rada Tilly. 

Dos días después internaron al joven que había regresado de Buenos Aires, ya que padecía diabetes tipo 1. Y luego internaron a Laura y a su otro hijo. En ambos casos preventivamente. Sin embargo, cuando le hicieron estudios médicos descubrieron que ella tenía destellos en los pulmones y tenía que ser medicada.

ENTRE LA INCERTIDUMBRE Y LA ESTIGMATIZACIÓN

Toda esta secuencia de trasladados que vivió Laura y su familia hoy no sucedería. El colapso del sistema sanitario es inminente, y desde hace un tiempo solo se interna a aquellos pacientes que sufren insuficiencia respiratoria o un cuadro de gravedad que le impida pasar el aislamiento en su domicilio.

A la distancia, Laura admite que fue “violento” todo lo que sucedió, principalmente porque todos estaban internados en distintas salas, y fue “psicológicamente fuerte”, pero además por la exposición que tuvieron ante el barrio, con la visita recurrente de ambulancias o un día que los hisoparon en la calle. 

Sin embargo, entiende que había mucho desconocimiento y temor en ese momento, y está agradecida al sistema de salud. “Tuvimos suerte porque todos nos atendieron de primera. Nos hicieron tomografía, análisis de sangre, hisopados. Teníamos atención permanente”.

Pero esto no fue todo para quienes tuvieron la mala suerte de vivir la primera experiencia Covid en Rada Tilly. Laura y su familia también tuvieron que sufrir la estigmatización y las críticas en redes sociales, pese a que cumplieron a rajatabla el aislamiento y cada una de las medidas del protocolo. Incluso recibieron amenazas y mensajes violentos, tal como hoy recuerda Laura al contar una situación puntual que vivieron.

“Cuando mi marido estaba internado recibí un mensaje de una psicóloga con una violencia que no te puedo explicar, diciendo que por culpa del ella no iba a poder ir a Rada Tilly a ver a sus padres, que era un desconsiderado. Le contestamos recién cuando nos dieron de alta. Le dijimos que nos parecía aberrante lo que había hecho, que nos merecíamos una disculpa por parte de ella porque no había parecido ningún caso más en Rada Tilly. Ella nos contest, y nos pidió disculpas, pero en ese momento fue feo”, admitió.

A la distancia, la familia de Laura ve con otros ojos todo lo que pasó. La bronca ya se fue y muchas cosas la recuerdan con risas, pese a lo mal que lo pasaron.

A diferencia del año pasado, el temor aumentó para ella, ya que sabe que hoy el Covid - 19  está instalado y golpeó de cerca a todos, tanto en enfermedad como muerte. Por eso no duda en afirmar: “No quiero volver a repetir lo que viví. Más allá de que dentro de todo lo pasamos bien, no quiero volver a vivir esta experiencia”. 

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