COMODORO RIVADAVIA (Por Raúl Figueroa / ESPECIAL PARA ADNSUR) - La agenda post temporal encuentra a Comodoro Rivadavia con el agravamiento de algunos indicadores de la economía regional que, al compás de la menor actividad petrolera, reflejan con claridad la caída del ritmo productivo y las señales de deterioro en diversos sectores. Algunos datos permiten reflejar con claridad que el cinturón se ajusta para muchos sectores de la economía vinculados al trabajo o la prestación de servicios, mientras que el sociólogo Agustín Salvia dejó esta semana una reflexión certera en su paso por la ciudad petrolera: en las últimas décadas el país no ha encontrado la forma de promover políticas de desarrollo que sean capaces de reducir niveles de pobreza estructural, que mantienen un piso de 25 a 30% de la población total del país por debajo de esa línea de exclusión.

Mientras las señales del ámbito petrolero proyectan que en el mejor de los casos podría haber recupero parcial de la actividad, es decir que se aspira a retener al menos una parte del movimiento general que hubo hasta hace dos años, previo al inicio de la crisis, algunos indicadores resultan útiles para empezar a medir el impacto que provocó el menor ritmo productivo.

No se trata sólo de números abstractos o gráficos reservados para especialistas, sino de problemas reales y concretos, que empiezan a medirse a la hora en que una empresa o comercio tiene dificultades para pagar el salario de sus trabajadores.

AUMENTO DE EMPRESAS EN SITUACIÓN DE RIESGO

El economista Angel Nurchi, de Consultora Integral Patagónica, pondera algunos datos que resultan atribuibles a aquella debacle. Al observar la calificación de riesgo de la cartera comercial del Banco Chubut, señala que en junio de 2015 las empresas con situación de riesgo grado 3 (con más de 90 días de atraso en cubrir compromisos) representaban 0,4% del total, mientras que en enero de 2017 ese porcentaje se multiplicó por más de 6 veces, llegando a 2,6%. Si bien se trata de un porcentaje todavía bajo, resulta un dato ilustrativo si se toma en cuenta que buena parte de la cartera de clientes del Banco tiene su epicentro en la cuenca del golfo San Jorge a partir de los servicios petroleros. El dato, además, mostraría con claridad el corrimiento y casi ruptura de la cadena de pagos.

La situación crediticia de grado 4, que implica riesgo de insolvencia, subió desde el 1,1 sobre el total de la cartear en junio de 2015, hasta 1,7% en enero de 2017, reflejando un crecimiento del 54% de aumento en la situación de clientes en esa situación. La cartera en situación 5 (Irrecuperable), pasó desde 1,5 a 1,6%, comparando junio de 2015 contra enero de este año, respectivamente.

Otro indicador tomado por el economista se vincula a la cantidad de empresas que acreditan remuneraciones de empleados a través de cuenta bancaria: en junio de 2015 era un total de 675 firmas, mientras que en enero de este año se redujo a 593. La diferencia, de 82 firmas, involucra a su vez un número importante de cuentas sueldos, lo que sería un reflejo directo de reducción de puestos de trabajo.

Otro indicador está dado por el descuento de cheques o facturas, o certificados de obras, que es un instrumento que utilizan mucho las empresas –añade Nurchi en su explicación-. El Banco Chubut es uno de los que mejores tasas ofrece, con un 24% anual (dependiendo del producto que se vaya a transar), tanto para cheques diferidos u otro tipo de instrumentos. Es el producto más utilizado por las empresas en la actividad petrolera regional, pero cuando la situación de riesgo de las empresas no les permite calificar para este tipo de asistencias, deben recurrir a otras alternativas financieras, que pueden llegar a cuadruplicar la tasa de descuento que se les aplica sobre el instrumento ofrecido”.

A diciembre de 2015, el Banco Chubut tenía negociado un total de 950 millones de pesos en este tipo de documentos, mientras que un año después ese volumen se redujo a 727 millones de pesos, cayendo nuevamente en enero de este año, cuando legó a 632 millones de pesos. Si bien es posible que este último dato sea de carácter estacional, refleja claramente una menor actividad financiera, lo que respondería a empresas sin actividad o en búsqueda de alternativas financieras por fuera del circuito bancario, apelando a los mayores costos de financiación que esto implica.

A decir de empresarios del sector, esto deviene en pérdida de rentabilidad y riesgo de quebranto, lo que en definitiva es un serio riesgo el sostenimiento de puestos de trabajo. Muchas pymes de la ciudad se encuentran con este tipo de situación, a la espera de que el acuerdo petrolero reubique a la cuenca San Jorge en el mapa productivo del país, frente a la “aspiradora de inversiones” que hoy representa Vaca Muerta, con toda la política del ministro Juan José Aranguren orientada hacia aquella región.

EL DESAFÍO DE CREAR UN MODELO DE DESARROLLO

No es el único sector en problemas. El comercio sigue relevando las pérdidas provocadas por el temporal, medida en más de 70 millones de pesos, mientras que una vez concluido el informe permitiría verificar también la cantidad de cierres y consiguiente impacto en el ámbito laboral. El comercio es un termómetro de la actividad económica regional: es el mayor empleador y es al mismo tiempo el sector más expulsivo (junto con la construcción) en cada ciclo económico a la baja. Queda por ver en qué medida los anuncios de asistencia formulados por el gobierno nacional para la reconstrucción de la infraestructura de la ciudad, en la medida en que se concreten, podrán captar mano de obra y movimiento económico que compense, siquiera parcialmente, las bajas en los otros ámbitos.

Las reflexiones brindadas por Agustín Salvia (director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica) en su reciente paso por Comodoro Rivadavia, son útiles para pensar en que la valla de hoy debe ser sorteada con la mirada en el mediano y largo plazo: “La persistencia de la pobreza estructural en el país viene desde los años 80 y se va agravando, porque incluso en la última década, de los años 2000, que fue muy próspera en crecimiento económico no logró perforar el piso del 25% de pobreza. Por más que haya programas sociales para asistir a los pobres, no alcanza para hacer una vida digna y generar desarrollo –dijo el sociólogo-. En la medida que no se creen condiciones para que las pymes puedan blanquear trabajadores y actividades, con condiciones de incentivo, el problema no se resolverá: podría pensarse que el 30% de pobreza y el 70% de trabajadores en condiciones precarias crea una especie de sub ciudadanía que favorece a determinados intereses políticos, pero creo que el problema es más complicado, porque no hay capacidad para crear un proyecto de desarrollo”.

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