En el cartel del Trelewazo, que mira la ciudad en lo alto de la Laguna Chiquichano, se ve una inscripción vandálica, desafiante, que toca una fibra sensible de la sociedad trelewense. 

BAOS, con su vómito de pintura, se cuela con la escalarera y el rodillo en la mano -sin pedir permiso y por la puerta de atrás- en el mito viviente de la Historia.

"Lo hicimos porque se veía bastante, resaltaba mucho", dice uno de los pibes que podría hablar por todos y por ninguno.  

Así es BAOS: un significante vacío con mucho lugar para llenar y tragar y escupir y vomitar.

En el exColegio Nacional, en pleno centro,  arriba, se ve la marca BAOS que cayó sin pedir permiso, trapando por los techos, saltando los paredones.

Nunca nadie lo vio pero están aquí, allá y en todas partes. 

El movimiento de arte urbano, que nació y se crió en las márgenes, llegó al centro de Trelew.

Uno de los pibes, vestido de negro, lleva su carpeta con bocetos bajo el brazo y muestra los dibujos que viene haciendo desde que tenía 15 años. 

-¿Cuál publicamos en la portada?

-El Trelewazo, debe ser el grafiti más representativo.

-¿Por qué lo hicieron justo ahí?

-En esa época hablábamos de hacerlos en lugares altos, resalta mucho. 

¿QUÉ ES BAOS?

BAOS se le ocurrió a un grupo de estudiantes cuando iban al secundario. 

Un profesor le habló del under de Nueva York cuando la marginalidad empezaba a ganar las calles y se formaron los primeros ghettos.

Los alumnos se pusieron en contacto con otros pares de Planta de Gas, Don Bosco, Las Mil Viviendas y la zona norte y así fueron copando las calles de la ciudad.

La realidad del hip hop, el break dance y los subterráneos de los ghettos de Nueva York también pegaba duro en los barrios de Trelew.

-Me quisieron matar en el Cementerio por el ceular; vi cómo apuñalaban chicos afuera del colegio. Vengo de un ambiente complicado. 

BAOS es la fusión de “Barrios Podridos”, una crew que nació del asco del mundo, la necesidad de gritar y rebelarse contra algo.

-Me crié en un ambiente clavado de violencia, miseria y falta de oportunidades. Estuve expuesto a muchas privaciones de la vida.

LA VIDA GRUNGE

Las crews son grupos de cinco a diez pibes invisibles que están en todos lados. Hace unos años había varias pero ahora están desapareciendo. 

Hay una “guerra de guerrillas” que se libra con brochas, rodillos, pinturas al óleo.  En las calles poco iluminadas están BAOS, ADS, DAW y 3AM

“Cada uno con su bardo”, repiten como un mantra.  No hay panfletos, manifiestos ni manuales de estilo: la cosa es escupirlo, sacarlo, expulsarlo.

-No tenemos boceto, improvisamos, pintamos lo que nos sale de adentro.

Hijos de padres que llegaron con el boom del Parque Industrial, hoy deambulan por los barrios pesados, se identifican con la cultura trash, la música grunge y pintan las ruinas de las fábricas.

-Es hacerle la contra a toda esa vida de mierda. Es darle algo de color a eso gris. Pintamos en barrios humildes y a todos les gusta.

En BAOS conviven diferentes estilos: murales trabajados, esculturas de basura y pintadas rápidas con aerosol. 

El arte urbano avanza, desde las márgenes, haciendo equilibro una delgada línea entre el vandalismo, la protesta social, la censura y la búsqueda del arte por el arte.

Los grafiteros manejan un código secreto: pintan a la noche, desaparecen en los callejones, conocen los pasadizos, tienen sus cómplices, siempre listos para arrojar los óleos y salir corriendo. 

“Baos son las privaciones de la vida, la ausencia del estado, es una protesta contra todo. Fuimos invisibles siempre pero acá nos estamos haciendo ver ante personas que nunca nos dieron importancia". 

LOS NADIES

BAOS invade los paredones en los pasajes, las paredes de las casas, las plazas, los carteles publicitarios, los cestos de basura.

El muralismo es una expresión más o menos aceptada. No hay ningún drama con eso. Incluso hay murales en escuelas que pretender darle vida y colorear la ciudad.

Pero el llamado bombing o throw up -grafitear las paredes de las casas- busca la provocar, es clandestino y raya la ilegalidad.  

Bombing es estar en todos lados sin permiso de nadie”, dicen los BAOS. 

Hay algo atractivo en pasar caminando desapercibido y ver dibujado en las paredes el nombre que los identifica. 

-Los taggs son firmas, van más del lado del vandalismo, lo que sería ilegal. No pedís permiso: es un grafiti rápido, sucio y efectivo.

¿Hay moral en el arte? ¿Es un delito? ¿Qué piensan? Para más de uno ser nadie, ser invisible, ser marginal, también puede tener sus ventajas. 

VOLVER A CASA

-No solo es pintar sino volver a casa a la noche. Vendría a ser un mapa mental; sé donde tengo que ir y donde no. 

Los grafiteros salen de noche, se mueven en la clandestinidad, están alertas a los peligros.

En el Wild Style entra todo: como un animal nocturno, los grafiteros desarrollan un ojo entrenado para pintar en la oscuridad.

-Vamos fichando lugares, observamos, estudiamos, recorremos todos los barrios.

El único criterio para elegir una pared donde plasmar una obra es estético. “Está muy bien la pared, se ve mucho o puede quedar muy bien el grafiti”, dicen. Así de simple.

La vida imita al arte, ahí empiezan los problemas.

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