La curiosa historia detrás del "peso neuquino" y su fugaz existencia en la región patagónica
La influencia chilena y la resistencia al peso argentino dieron lugar a una moneda local única en Neuquén confeccionados en papel romaní y autenticados con la firma de quien entonces era gobernador.
En un rincón remoto de la Patagonia, a finales del siglo XIX, se gestó un episodio insólito que marcó la historia económica de la región: la creación del "peso neuquino". Esta moneda, impulsada por el gobernador Justo Sócrates Anaya como respuesta a la reticencia de los habitantes hacia el peso argentino, cobró vida en un contexto de fuerte influencia de la moneda chilena en el norte neuquino.
Justo Sócrates Anaya, un militar con experiencia en el Ejército Argentino, asumió el desafío de liderar un territorio distante y vinculado estrechamente con Chile. La escasez de pesos argentinos y la presencia de pesos chilenos creaban un escenario complejo que llevó a Anaya a tomar una decisión radical: la emisión de billetes con el "peso neuquino", confeccionados en papel romaní y autenticados con su firma personal.
A pesar de la resistencia inicial de la población, acostumbrada a otras monedas en circulación, Anaya impuso el uso del peso neuquino mediante medidas coercitivas. Durante un período, convivieron en la región tres monedas distintas: pesos chilenos, pesos fuertes argentinos y el novedoso peso neuquino, junto con el tradicional intercambio de pepitas de oro.
Sin embargo, las decisiones excéntricas de Anaya, que incluyeron la eliminación de impuestos, la disolución de la banda militar por cuestiones musicales y regulaciones peculiares sobre la caza, generaron malestar entre los habitantes de Neuquén.
La intervención del presidente Luis Sáenz Peña en 1894 marcó el fin abrupto de la breve pero fascinante era del peso neuquino, cerrando así un capítulo singular en la historia monetaria de la región.
Esta curiosa historia del "peso neuquino" nos invita a reflexionar sobre la influencia de factores políticos, económicos y culturales en la creación y desaparición de sistemas monetarios locales en contextos históricos específicos. La breve existencia de esta moneda nos deja un legado de singularidad y nos recuerda la diversidad de experiencias que conforman la identidad económica de una región.
Por Viviana Gallardo