La historia de los dos esclavos que vivieron en Comodoro a principios del siglo XX
A principio del siglo XX, la llegada de las primeras corrientes migratorias también trajo consigo la esclavitud que aún estaba vigente en otras partes del mundo. En Comodoro la historia dice que al menos dos esclavos vivieron en esta ciudad, cuando el oro negro aún no había sido descubierto.
COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Cuenta la historia de Chubut que a principio del siglo XX llegaron a estas tierras los colonos boers, quienes dejaron una gran herencia: desde la primera iglesia de la ciudad hasta el afrikaans original que aún perdura por estos días.
Comodoro Rivadavia, al igual que Sarmiento, fue una de las ciudades que los cobijó. Cuenta la historia que el primer contingente llegó en 1902 como consecuencia de la Segunda Guerra Anglo-Bóer y se estima que hasta 1908 llegaron alrededor de 600 colonos que se dedicaban principalmente a la producción de lana y en menor medida a la actividad agrícola.
Los primeros en llegar a esta zona fueron las familias Braumman, Behr, Coutler, Merillac, Calvert, Cook y Greyling. Luego, en 1903, llegaría otro grupo liderado por Conrado Visser y dos años más tarde otro encabezado por Martín Venter.
En esta ciudad los colonos construyeron la primera Iglesia de Comodoro Rivadavia. El edificio que se encuentra frente a la Catedral está vigente en pleno Siglo XXI y mantiene su fachada original. Además Venter tuvo uno de los primeros negocios de ramos generales, en la esquina de Rivadavia y 25 de mayo.
Pero la llegada de los colonos también dejó otro dato histórico para Comodoro Rivadavia: la llegada de dos esclavos.
LOS ESCLAVOS DE COMODORO
Cuenta la historia que en el primer grupo de colonos dos familias boers trajeron dos esclavos negros. Uno de ellos se llamaba Kokulás, pertenencia al grupo étnico zulú y fue traído por la familia Myburg; el otro se llamaba Domboy y fue traído por James Wright.
En la Argentina ellos encontraron su libertad. Sin embargo, no fue total. Por su calidad de sirvientes no podían acceder a la tierra, por lo que siguieron cerca de los colonos boers y se convirtieron en expertos peones, trabajando para sus patrones y cuidando a los niños.
“Ellos andaban de aquí para allá, pero siempre entre las familias boers. De todos recibían el afecto y todos les daban uno que otro trabajito para ayudarlos a vivir”, indica el testimonio de una nieta de los colonos que los vio convertirse en anciano, según el libro Crónicas del Centenario, que indica que no fueron los únicos esclavos que llegaron a esta ciudad.
La presencia de estos esclavos quedaron registradas en fotografías y números publicaciones científicas, entre ellas el texto “Protestantes y pentecostales en Comodoro Rivadavia. Cruces entre religión, procesos migratorios e identidades étnicas en los grupos bóers y chilenos (siglo xx)” de Luciana Lago, historiado del Conicet.