COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Romina Nuñez (28) nunca imaginó que iba a tener que vacunar a su mamá y a su abuela contra el Covid - 19. Sin embargo, en menos de una semana pasó por esa emocionante experiencia que despertó orgullo en su familia, según contó a ADNSUR.

“Tuve la suerte de poder vacunar a mi familia bajo la supervisión de los enfermeros matriculados. Estaba más nerviosa que si fueran otras personas. Como que sentía más presión, y ellas estaban también súper emocionadas, así que enseguida lo mandaron al grupo de familia”. 

Cuenta Romina, quien vive en el barrio Quirno Costa y egresó del Colegio Santo Domingo Savio, que su abuela, Marta, y su mamá, Claudia, estaban felices. Enseguida subieron las fotos a los grupos de familia y las mostraron a sus más cercanos. 

Para ella también fue algo sumamente importante. No solo porque su madre, una auxiliar de educación, es hipertensa y tiene factores de riesgo, y su abuela es mayor de 70 años (también es hipertensa y tiene diabetes), sino porque significa el progreso de su paso por la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, casa de estudios que este último año colaboró con la pandemia gracias al voluntariado de la carreras de Medicina y de Enfermería. 

Precisamente, Romina forma parte de este último grupo de alumnos. Junto a César Fernández, su compañero, cursan tercer año de la carrera y tras pasar por el Plan Detectar en los gimnasios municipales, escuelas, Escuela de Arte y Ceret, se sumaron en marzo a la estrategia de vacunación, algo valioso para César. 

“Es una experiencia re linda porque conocés gente”, explicó el joven a ADNSUR. “Hay gente que nos pregunta si no nos cansa estar de ocho a cuatro todos los días, pero para nosotros es hermoso venir acá, y pasa el tiempo rápido porque es lo que nos gusta hacer”, dice este joven que pensó estudiar veterinaria y se terminó volcando en la Enfermería tras egresar de la Escuela 743.

Romina junto a César.

Tanto César como Romina están cada vez más convencidos del camino que eligieron. La pandemia los puso en otro lugar y se vieron obligados a aprender sobre la marcha, una experiencia única para esta generación. “Todos los días estamos conociendo gente nueva de salud y a la vez tener el trato con los pacientes es algo que nos llena”, dice Romina. “Es muy lindo saber que estamos ayudando y la recompensa es el cariño que recibimos. Hoy por ejemplo, nos trajeron alfajorcitos de maicena, pero siempre la gente viene con algún presente: chocolate, facturas, son muy amorosos, especialmente los abuelos”.

¿Pero cómo surgió este trabajo de voluntariado que hoy realizan los estudiantes?

OTRA EMERGENCIA QUE FUE EL INICIO DE TODO

Judith Garrido (47) es la jefa del Departamento de Enfermería de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y coordina el equipo de voluntariado desde sus inicios, hace cinco años.

Según contó a ADNSUR, el mismo surgió en medio de la emergencia climática por la inundación de 2016 gracias a una iniciativa de Lidia Blanco, actual decana de la Facultad de Ciencias Naturales. “Arrancamos con un grupo de 15 estudiantes que hoy ya están todas graduadas. Empezamos a trabajar arduamente en la búsqueda de las donaciones que llegaban a la universidad. Estuvimos en algunos gimnasios colaborando con actividades y de ahí arrancamos”, cuenta Garrido sobre los inicios.

Tras esa primera gran experiencia que significó la inundación, donde hubo cientos de damnificados, el equipo de voluntariado continuó trabajando en diferentes actividades, incluso se los podía ver en las playas junto al equipo de la Secretaría de Salud Municipal o trabajando en la vacunación, también con el Área Programática Sur y junto al Hospital Regional, el lugar donde los estudiantes realizan su prácticas finales. 

“A lo largo de estos años participamos en distintas campañas a full", dice Garrido. "Cuando llegó la pandemia estábamos colaborando con la campaña de vacunación antigripal y primero comenzamos a colaborar con el Call Center, con el seguimiento de casos, y después cuando comenzó el Detectar arrancamos con esa estrategia haciendo triage, consejería e hisopados. Incluso un grupo hoy continúa en el Detectar y en enero nos súmanos a la vacunación que se realiza en el Gimnasio Municipal 2 y 4". 

En la actualidad son 52 los voluntarios de enfermería que trabajan en la vacunación, entre ellos Romina y César. Hay estudiantes de todos los años, desde primero a quinto, y también graduados que se ponen a disposición para dar una mano en este trabajo voluntario, totalmente ad honorem. 

Como dice Garrido para muchos significa devolver un poco de lo que la universidad pública les dio y la oportunidad de volcar la teoría a la práctica. “Ellos tienen una instancia práctica en la comunidad, pero esa instancia práctica no coindice con una campaña masiva como hoy donde tenés que aplicar una vacuna cada quince minutos. Entonces para ellos es una gran experiencia porque una pandemia se vive cada 100 años, entonces es parte su formación y el mismo grupo va transitando la campaña y lo va comentando a otros, y así se van sumando otros alumnos que todavía no lo han hecho. Pero a la vez, el voluntariado es una vidriera porque del grupo de voluntarias que trabajaron en el hospital de campaña y que estaban próximo a recibirse varios terminaron ingresando a la empresa y hoy están trabajando en yacimiento”, dice Garrido, orgullosa de ser graduada de esta universidad y de este grupo de chicos que colabora en medio de uno de los momentos más duros de la humanidad. 

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