La historia del "peso neuquino", la moneda propia de Neuquén
Había una fuerte resistencia de la población para usar el peso argentino y una influencia clave de la moneda chilena.
En 1890, en pleno auge de la Patagonia, el territorio neuquino vivió una historia insólita: la creación del "peso neuquino". Justo Sócrates Anaya, el segundo gobernador del territorio después de Manuel Olascoaga, tomó la decisión de implementar una moneda local ante la resistencia de los pobladores hacia el peso argentino.
Anaya, un militar con una carrera destacada en el Ejército Argentino, asumió la gobernación con el desafío de administrar un territorio lejano y dependiente. La proximidad con Chile generaba una fuerte influencia de la moneda chilena en la región norteña, y la demora en la llegada de pesos argentinos generaba malestar entre los habitantes.
Frente a esta situación, Anaya decidió imprimir billetes con el "peso neuquino", fabricados en papel romaní y firmados personalmente por él. Aunque la iniciativa encontró resistencia entre los pobladores acostumbrados a otras monedas, Anaya impuso su uso bajo amenazas de castigo.
Durante meses, en el norte neuquino coexistieron tres monedas diferentes: pesos chilenos, pesos fuertes argentinos y pesos fuertes neuquinos, además de las tradicionales pepitas de oro.
Sin embargo, las decisiones extravagantes de Anaya, como la abolición de impuestos, la disolución de la banda del Ejército por motivos musicales y la regulación de la caza, generaron malestar entre la población. El presidente Luis Sáenz Peña, al enterarse de la situación, decidió enviar un reemplazo en 1894, poniendo fin a la breve pero curiosa historia del peso neuquino.