Marcelo Simoeoni, oriundo de Comodoro Rivadavia, recuerda que desde muy chico y sin saberlo padecía de un TOC,  un Trastorno Obsesivo Compulsivo que no le permitió  desarrollar con normalidad su vida diaria, y que gracias a una novedosa cirugía se pudo curar.  “Desde muy chiquito era fanático del estudio. No jugaba con mis amigos. Tenía una especie de obsesión con mis hermanos: en mi cabeza, los había tomado como un foco de contaminación”, recordó.

El diagnóstico finalmente llegó a los 12 años. Durante su preadolescencia recuerda haber pasado un año en cama y con las cortinas cerradas. Durante todo el secundario le agarraban crisis que le hacían perder los años de estudio por faltas. Hoy ya con 38 años recuerda que no hace mucho incluso estuvo una vez 12 horas de  corrido sin parar lavándose las manos.

“Yo soy consciente de que no tengo nada en mis manos, pero en mi cabeza las manos están sucias”, explicó en una nota a Clarín e indicó que llegó al punto que de tanto lavarse, la piel se le sacaba , se le hacían grietas y le sangraban. 

La planificación de la intervención. Foto: Hospital Italiano
La planificación de la intervención. Foto: Hospital Italiano

Marcelo es el primer paciente con TOC en ser intervenido para "Estimulación Cerebral Profunda" en el servicio de neurocirugía del Hospital Italiano de Buenos Aires.". La operación fue en agosto del 2020 junto a otro paciente con diagnostico de depresión. Sin embargo, desde el Hospital Italiano decidieron difundirlo ahora, cuando la evidencia cumplió las expectativas de los médicos y el paciente.

Los  médicos aseguran que luego de la cirugía presentó una mejoría en su cuadro de conductas compulsivas. Esto le permitió valerse por sí mismo nuevamente: volvió a vivir solo, reinició su actividad laboral, logró viajar en transporte público y visitar a familiares en otras provincias, entre otros importantes logros que atañen a su calidad de vida. "He podido resumir el trámite de lavar las manos a una especie de spray”, indicó como ejemplo sobre la mejora de sus hábitos compulsivos.

DE QUÉ SE TRATA ESTE TIPO DE INTERVENCIÓN

Verificación del posicionamiento correcto del electrodo intracerebral. Foto: Hospital Italiano de Buenos Aires.
Verificación del posicionamiento correcto del electrodo intracerebral. Foto: Hospital Italiano de Buenos Aires.

Básicamente consiste en la implantación de electrodos en áreas profundas del cerebro que se encuentran alteradas, con el fin de modular su actividad neuronal a través de los pulsos eléctricos que emite un neuroestimulador. De esta manera, se restaura la función de los circuitos cerebrales en cuestión, contribuyendo a la disminución de síntomas en los pacientes.

Los electrodos son implantados a través de una técnica mínimamente invasiva llamada estereotaxia, que utiliza un sistema de coordenadas tridimensional para ubicar electrodos dentro de las áreas cerebrales seleccionadas para modular funciones alteradas. Luego se conectarán con un generador eléctrico denominado neuroestimulador a través de cables que van por debajo de la piel, procurando la estética personal.

Este neuroestimulador se implanta debajo de la clavícula o en el abdomen del paciente, y los impulsos eléctricos que emite se irán controlando y ajustando según cada caso particular mediante bluetooth. El  beneficio consiste en disminuir las dosis de medicación en los pacientes y la proyección de su evolución es alentadora: gracias a la neuroplasticidad, los cuadros continúan mejorando con el paso del tiempo.

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