COMODORO RIVADAVIA (ADNSUR) - Cuando se dice que Argentina enfrentó a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en 1982 no se exagera. El mismo 2 de abril, Francois Miterrand (Primer ministro de Francia) dialogó por teléfono con Margaret Thatcher y le ratificó su alineamiento automático con la posición británica y el respaldo pleno para las acciones militares que decidieran emprender.

Precisamente, Argentina había comprado un lote de los temibles misiles AM Exocet (Aire-Mar) que estaban por reforzar la capacidad militar argentina pero –luego del 2 de abril- Francia suspendió todos los envíos de armas a nuestro país. Esa fue la primera buena noticia para Gran Bretaña. De todos modos, nuestro país ya contaba con 5 misiles Exocet (que se habían remitido meses atrás) y recién se realizaban las pruebas operativas con el avión Super Etendard, también de fabricación francesa. Ese sistema todavía era una novedad militar absoluta en el mundo porque ni los propios fabricantes la habían puesto a prueba. Esa fue la segunda buena noticia para Gran Bretaña: los argentinos tenían poco armamento sofisticado y estaba descartado que lo supieran utilizar.

Cuando la noche del 4 de mayo de 1982, los medios internacionales confirmaron que el HMS Sheffield había sido alcanzado por un misil Exocet que operó una pareja de aviones Super Etendard, la capacidad argentina atrajo al mundo.

La inolvidable carta del francés Pierre Closterman a los pilotos argentinos que combatieron en Malvinas

Ese día, los aviones Super Etendard de la Aviación Naval argentina partieron desde Río Grande (Tierra del Fuego), recibieron el abastecimiento de combustible en vuelo por el avión Hércules, ubicaron la posición del buque, se pusieron rasantes al mar y en total silencio de radio (para burlar los radares británicos) le dispararon el misil Exocet que luego de atravesar 50 kms impactó de lleno en uno de los buques más importantes de la Flota británica de la época que se hundió el 10 de mayo. Los datos de la ubicación del buque Sheffield fueron aportados por un antiguo avión Neptune con el entonces capitán de fragata Ernesto Proni Leston y con José Pernuzzi (quien actualmente vive en Trelew) como el radarista que precisó los datos que resultaron fundamentales en el éxito de la operación.

De esa manera, la capacidad militar, la idoneidad, el trabajo en equipo y la inteligencia argentina quedaron en evidencia en todo su apogeo. Argentina sacó una carta secreta que nadie esperaba y marcó una presencia militar determinante. A partir de este hecho, cada 4 de mayo se conmemora el “Día de la Aviación Naval”.

4 de mayo, Día de la Aviación Naval.
4 de mayo, Día de la Aviación Naval.

Bahía San Carlos: cuando Crippa ‘gambeteó’ a la Flota británica

El comienzo del fin de la guerra se produjo en las primeras horas del 21 de mayo de 1982 cuando las fuerzas británicas comenzaron a desembarcar en la bahía San Carlos. En ese lugar, había una fracción del Regimiento de Infantería 25 de Sarmiento que –rápidamente- dió aviso del desembarco y presentó un combate a través del cual se dejaron fuera del combate a 4 helicópteros británicos con disparos reunido de fusiles que generaron una cortina de fuego demoledora. Luego –agotados y sin municiones- los soldados, suboficiales y oficiales emprendieron una extensa marcha de varios días hacia una posición de mayor resguardo.

Esa alerta de los soldados fue fundamental para que –de inmediato- el piloto Owen Crippa llegue a la zona con su avión de reconocimiento Aeromacchi (de fabricación italiana) y se encuentre con gran parte de la flota británica en el establecimiento de San Carlos. No tenía muchas opciones ya que retroceder era suicida porque hubiese quedado expuesto –directamente- a los disparos. Entonces, encaró al primer buque que se encontró que fue el HMS Antelope al que le dañó su sistema de antenas para dejarlo fuera de servicio.

El piloto Owen Crippa.
El piloto Owen Crippa.

Luego, se introdujo en el medio de todos los buques que no podían dispararle porque se hubiesen dañado entre ellos y escapó por las alturas de la zona. Como si fuera poco, se anotó en la libreta de las rodillas la posición de los barcos para informar –con precisión- cuando llegara a destino. Parece exagerado pero así fue. Incluso, toda esta escena fue explicada en la bibliografía británica de la guerra con reconocimiento y admiración. A las pocas horas, oleadas de aviones argentinos hostigaron a la Flota, le produjeron bajas importantes pero no se logró evitar que la cabeza de playa británica se consolide en la Bahía de San Carlos.

25 de mayo de 1982: “Acaban de hundir un buque en 20 minutos”

Los británicos alertaron todos sus sistemas defensivos de armas porque sabían que el 25 de mayo era un día festivo para Argentina y podían sufrir ataques masivos. De todos modos -en una serie de misiones aéreas- la Fuerza Aérea Argentina hundió al buque HMS Coventry. Cuando Jorge Barrionuevo (uno de los pilotos que protagonizó ese ataque) regresó a su base en Río Gallegos, su propio jefe del escuadrón fue corriendo a agarrarlo de las solapas de la campera, lo abrazó y le gritó “¿que hicieron? qué hicieron? Acaban de hundir un buque en 20 minutos”.

Jorge Barrionuevo, uno de los pilotos que protagonizó el hundimiento al buque HMS Coventry.
Jorge Barrionuevo, uno de los pilotos que protagonizó el hundimiento al buque HMS Coventry.

Para la Aviación Naval también ‘se asomó el sol del 25’ porque –nuevamente- la ‘pareja estrella’ de la guerra (aviones Super Etendard y el misil Exocet) impactaron al HMS Atlantic Conveyor en lo que fue la pérdida logística más importante de Gran Bretaña en todo el conflicto. Esta baja los obligó a que gran parte de sus tropas en tierra tengan que dirigirse a pie hasta el asalto final a Puerto Argentino con el consecuente desgaste físico de su hombres que también sufrieron ‘pies de trinchera’ y congelamientos entre otras calamidades.

30 de mayo de 1982: el exitoso ataque al HMS Invincible que Gran Bretaña niega hasta la actualidad

El poder británico de Gran Bretaña de 1982 designó al almirante Sandy Woodward como el responsable de la ‘Operación Corporate’ rumbo a la zona de Malvinas. En ese esquema, el peso del operativo recaía en 2 buques como lo eran el HMS Hermes y el HMS Invincible donde el príncipe Andrés (heredero de la Corona británica) iba a bordo. Nada de eso le importó a los pilotos Ernesto Ureta y Gerardo Isaac que lo atropellaron en el mediodía del 30 de mayo 1982, le descargaron sus bombas y lo dejaron seriamente averiado. Minutos antes, el Invincible había recibido el impacto del misil Exocet por parte de un avión Super Etendard. Fue una de las misiones que podría haber desnivelado el desarrollo del conflicto. Para Argentina, fue la demostración del éxito de un trabajo conjunto entre la Aviación Naval y la Fuerza Áerea. Indudablemente, fue una gran hazaña pero con el trágico saldo del fallecimiento de los pilotos Vázquez y Castillo que fueron derribados por los modernos misiles de los buques invasores. Gran Bretaña nunca reconoció este ataque pero –sugestivamente- mantiene un ‘Secreto de Estado’ hasta 2072 por los detalles de este conflicto. Nadie puede revelar esta información porque se le aplicarían severos códigos penales en su contra. Así funciona el costo inhumano del poder.

La inolvidable carta del francés Pierre Closterman a los pilotos argentinos que combatieron en Malvinas

El 8 de junio de 1982, los aviones argentinos sorprendieron a los buques británicos Sir Tristam y Sir Galahad en la Bahía Agradable provocándoles muchas bajas entre muertos, heridos y quemados. Esos buques trasladaban a los Guardias Galeses que –en su mayoría- sufrieron en carne propia el ataque de la aviación argentina en la jornada que la prensa británica bautizó como “El día más negro de la Flota británica”. Luego del conflicto, el gobierno de Cardiff elevó enérgicos reclamos a Londres por la decisión militar de mantener a los hombres a bordo de los buques y que hayan permanecido tan expuestos a los certeros ataques de la aviación argentina. El 12 de junio -pocas horas antes del desenlance del 14 de junio- los pilotos argentinos alcanzaron a las posiciones británicas en tierra donde estaba el propio jefe Jeremy Moore quien tuvo que escapar –rápidamente- e improvisar una huída pero muchas de sus tropas fueron barridas por ese ataque. Cuando el 14 de junio, Moore se reunió con Menéndez para firmar el acto del cese del fuego, le pidió que suspenda los ataques aéreos y le reveló que se “había salvado por un minuto el día anterior”. El gobernador argentino le explicó que no tenía dominio de la Fuerza Aérea ni de la Aviación Naval pero le admitió que no solicitaría más misiones.

Por todo esto y muchas acciones más de la Aviación Naval, Fuerza Aérea, Aviación del Ejército, la sentencia de Pierre Closterman es –totalmente- acertada. Poco tiempo después de finalizado el conflicto, decidió venir a conocer personalmente a los pilotos argentinos y declaró “mi presencia en el país es para rendir homenaje a las hazañas de los pilotos argentinos. Otra impresión que tengo es que son jóvenes, son altamente calificados y tienen una moral y una moralidad–absolutamente- excepcionales. Los resultados fueron mucho más importantes de los que pensaba la Flota británica. Se puede decir que la aviación argentina ganó la batalla aeronaval contra la flota inglesa. En aquellos días, yo estaba en Francia, veía los videos y no podía dejar de sorprenderme con el heroísmo de los pilotos argentinos. Veía a los Skyhawks y los A4 atacando a los buques y yo me quedaba –totalmente- fascinado. Una centena de aviones argentinos que se enfrentó con la tercera potencia del mundo es una cosa muy seria”.

Pierre Closterman (centro de la foto) junto a los pilotos argentinos.
Pierre Closterman (centro de la foto) junto a los pilotos argentinos.

Acá está la emotiva carta de un profundo reconocimiento que Closterman le envió a los pilotos y al pueblo argentino:

“A ustedes, jóvenes argentinos, compañeros pilotos de combate quisiera expresarles toda mi admiración. A la electrónica más perfeccionada, a los misiles antiaéreos, a los objetivos más peligrosos que existen, es decir los buques, hicieron frente con éxito. A pesar de las condiciones atmosféricas más terribles que puedan encontrarse en el planeta, con una reserva de apenas pocos minutos de combustible en los tanques de nafta, al límite extremo de vuestros aparatos, partieron en medio de la tempestad en vuestros «Mirage», vuestros «Etendard», vuestros «A-4», vuestros «Pucará» con escarapelas azules y blancas. A pesar de los dispositivos de defensa antiaérea y del los SAM de buques de guerra poderosos, alertados con mucha anticipación por los «AWACS» y los satélites norteamericanos, arremetieron sin vacilar. Nunca en la historia de las guerras desde 1914, tuvieron aviadores que afrontar una conjunción tan terrorífica de obstáculos mortales, ni aun losde la RAF sobre Londres en 1940 o los de la Luftwaffe en 1945. Vuestro valor ha deslumbrado no sólo al pueblo argentino sino que somos muchos los que en el mundo estamos orgullosos que seáis nuestros hermanos pilotos. A los padres y a las madres, a los hermanos y a las hermanas, a las esposas y a los hijos de los pilotos argentinos que fueron a la muerte con el coraje más fantástico y más asombroso, les digo que ustedes (los pilotos) honran a la Argentina y al mundo latino.

¡Ay!: la verdad vale únicamente por la sangre derramada y el mundo cree solamente en las causas cuyos testigos se hacen matar por ella”.

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