La mujer que vendía su riñón por Internet para saldar deudas encontró trabajo
Ella recibió una propuesta laboral en Cipolletti, al igual que su marido.
CIPOLLETTI (ADNSUR) - La mujer que hasta este jueves vendía un riñón por Internet -cuyo caso se viralizó en redes sociales- Ayelén Cervin finalmente consiguió trabajo gracias a la solidaridad de los cipoleños.
La mujer, en su desesperación, había ofrecido por internet un riñón para pagar una deuda de 300 mil pesos que la desvelaba y así viralizó su reclamo.
En menos de 24 horas, el poder de la difusión de la noticia y la generosidad de mucha gente cambiaron radicalmente el escenario, detalló La Mañana de Neuquén.
Fueron muchos los vecinos que se contactaron con ella y le ofrecieron algo de dinero para que pudiera saldar la deuda. Con lo que le donaron, pudo pagar la primera cuota de 25 mil pesos.
"Muchísimas gracias a todos los que solidarizaron conmigo. Si no fuera por ellos, no lo hubiese logrado", expresó la mujer en diálogo con LMCipolletti.
A su vez, tuvo una entrevista laboral que la ilusiona mucho; y a su marido también lo llamaron para trabajar como chofer de un colectivo.
"Todavía me quedan diez cuotas para pagarle a la inmobiliaria", dijo, pero si finalmente comienza a trabajar, tendrá modo de saldar la diferencia. "Hubo mucha solidaridad y lo agradecemos", reiteró.
"La desesperación te lleva a cualquier cosa; y yo no quise perjudicar a nadie. Por eso ofrecí mi riñón. Tampoco queríamos salir a pedir plata. Necesitábamos un trabajo, y gracias a la gente, hoy estamos más tranquilos", explicó Ayelén.
Ella dijo que continuará vendiendo churros con dulce de leche al costado de la Ruta 65.
La mujer contrajo la deuda con la inmobiliaria y tiene facturas de gas y luz impagas, luego de haber fundido la panadería que había alquilado en Cipolletti, junto a su marido. Habían abierto sus puertas en marzo, pero ya en agosto tuvieron que bajar la persiana porque no les cerraban las cuentas.
Al fundir, le quedó una deuda de 300 mil pesos, entre boletas de luz y gas impagas y la rescisión del contrato con la inmobiliaria. “Hoy no tengo otra opción que vender mi riñón porque con los churros y las medialunas es imposible llegar a pagar esa cantidad de dinero. Además, tengo dos garantes atrás mío y no quisiera que le toquen ni los recibos de sueldo”, había expresado horas antes.