La mujer trans de Chubut que rompió barreras en el deporte y ahora en el modelaje
Jessica Millaman hace algunos años se hizo reconocida por liderar una batalla legal para poder jugar al hockey en el equipo femenino de Germinal. Sin embargo, no conforme con ese gran logro buscó suerte en el mundo del modelaje. Ahora es una las mujeres elegidas por Dove para su campaña "Volvamos a aprender", cuyo objetivo es derribar aquellos estereotipos de belleza que prevalecieron en la sociedad..
BUENOS AIRES (ADNSUR) - En 2014 Jessica Millaman fue a la Justicia porque la Federación de Hockey no le permitía ficharse con su nueva identidad, la que obtenido en 2012. La joven trans hizo un video explicando lo sucedido, lo subió a redes sociales y explotó.
Desde entonces todo cambió para esta joven de Rawson que se convirtió peluquera, modelo y deportista.
Ahora Jessica fue elegida por Dove para su campaña "Volvamos a aprender", cuyo objetivo es derribar aquellos estereotipos de belleza que prevalecieron en la sociedad.
Para ella no es una campaña cualquiera, ya que el pelo es el marco que define al rostro. "Para una chica trans como yo, el deseo más grande del mundo es verse con pelo largo porque mayormente nuestros padres cuando somos chicas lo primero que hacen para negar lo que sucede es cortarnos el pelo. Cuando me llevaban a la peluquería era de los peores días de mi vida porque me quedaba sin el cabello que me había ido creciendo de a poco y que me hacía sentir más cómoda”, recuerda en diálogo con Clarín.
La joven es cauta, y en ese sentido, aclara: “Podemos usar el cabello de miles de maneras, pero lo importante es que cada una lo lleve como quiera. Incluso, tengo amigas más despojadas que deciden no darle mucha atención a la estética y creo que también está perfecto. Para mí, es correcto lo que cada persona elija porque lo realmente importante es que cada uno sea feliz y ejerza la libertad de ser quien es”.
UNA DURA HISTORIA
Atrás de Jessica hay una dura historia. A los 10 años dejó de jugar hockey porque le incomodaba integrar el equipo masculino y a los 15 se fue de su casa. Su familia creía que era malo tener una hija trans.
En esa etapa durmió en plazas pero de a poco se fue acomodando, incluso con su familia que aceptó su identidad.
“Hoy tenemos una relación espectacular y cuando lo escucho hablar a mi papá, se me caen las lágrimas porque me da mucho orgullo”, dice. Hubo mucho dolor pero también mucho aprendizaje.
Y vaya que estará orgulloso. Ahora su hija llegó a ser cara de una campaña nacional y ve su cara y su pelo rosa multiplicados en afiches de vía pública.
Para ella también es algo soñado. “¡Imaginate lo que implica eso para mí! Es una enorme felicidad, es no haberme rendido y haber seguido adelante”, se emociona, sabiendo que hay que ir por los sueños y cumplirlos.